Poesía

DURAZNILLO EN FLOR

Flores rosadas del duraznillo,
tan suaves, tan quietas, sin olor,
se abren al viento del mediodía
como un suspiro sin corazón.

No tienen perfume,
pero son bonitas,
como los sueños que no se dicen
pero igual se sienten, igual brillan.

El arbusto guarda espinas pequeñas,
secretas como palabras no dichas.
¿Se protege del mundo, del tacto?
¿O solo recuerda que también duele la belleza?

Y en el centro oscuro de la flor,
algo se esconde,
como un secreto mordido por el sol.

¿Será que el colibrí
con su vuelo de chispa
y la mariposa con alas de cielo
le robaron el color?

Quizás cada visita se llevó un poco,
una hebra de luz,
una gota de rosa,
y quedó ese centro sombrío
como huella de todo lo que ha amado.

Malania

Imagen: gentileza Ing. Ricardo Gamero

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