• Poemas

    HUMEDADES

    El sol regalaba sus rayos oblicuos,
    estirando las sombras en la arena.
    Las ojeras devoraban el rostro del joven.
    Vínculos lesivos distorsionaban su voz
    entre la distancia y el juego conjugado
    entre la arena, las piedras
    y las olas empujadas por el viento.
    Su voz se volvió eco
    de un cohete luminoso
    sobre el manto transparente
    entre las piedras lisas
    cómplices del agua cantarina.
    La buscaba, la llamaba.
    Divisó un camino
    al fondo de una cueva marina.
    La vio
    en el amplio acceso a un pasadizo
    que se sumergía en las entrañas de la montaña
    y era preciso ser muy delgado
    para deslizarse en esa cavidad.
    Utilizó sus dedos, sus manos.
    El hueco dejaba ver
    como entraban los rayos del sol
    y únicamente el fondo del agujero
    presentaba el secreto.
    Un maravilloso color
    le acarició la piel
    de su rostro, su torso
    y de sus humedecidas manos
    fuera de la cueva.

    Malania

    Imagen: de la red