• Poesía

    HUELLAS DEL SOL

    Sembró su calor el sol
    en silencio y con amor,
    desde el bosque hasta la playa
    raras huellas formó.
    Un sendero misterioso
    sus gotas doradas dejó,
    en un atardecer perfecto
    río y viento, iluminó.
    Sorprendió a los visitantes
    con un notable candor
    las huellas raras danzantes
    misterio de río y sol.

    Malania
    Imagen: Rosana G. B.

  • Poemas

    ATARDECER ESPECTACULAR

    En el atardecer de cielo multicolor,
    la luz del sol se filtra tamizada entre las nubes,
    pintando el río como un espejo de cristal,
    reflejando sombras del bosque a lo lejos.

    El cielo teñido de tonos cálidos y serenos,
    mientras las nubes navegan al compás del viento,
    los árboles se estiran hacia el horizonte,
    proyectando sus siluetas en el agua quieta.

    Un aroma vegetal perfuma el aire
    mientras el atardecer susurra secretos al río,
    que guarda en su reflejo el eco del crepúsculo,
    pintando de misterio, en dorado el paisaje.

    Así se funden la luz y la penumbra,
    en el vaivén del día que se despide,
    el río espejo guarda los rayos del sol  
    bajo el lienzo del cielo multicolor.

    Malania

    Imagen: Costanera de la ciudad de Puerto Rico, Misiones Argentina,
    sobre Río Paraná, frontera con Puerto Triunfo, Paraguay.
    Gentileza de Rosana G. B.

  • Poesía

    NEBLINA

    En un paisaje de sueños difusos,
    se esconden historias de tiempos idos,
    eco de susurros y suspiros antiguos,
    en la niebla espesa de un amanecer sin brillo.

    El silencio envuelve a la mañana fría,
    ni un susurro de viento en la arboleda,
    misterio que se cuela en la penumbra
    desdibujando árboles y coches dormidos.


    Malania

    Imagen: M. J. T.

  • Poesía

    ¿DÓNDE ESTÁS?

    Muchas veces me pregunto
    ¿Dónde estás?

    Quizás entre las nubes
    o en el arco iris ¿pintas tu esencia?
    O tal vez a mi lado, en silencio estás,
    misterio que el viento no logra desvelar.

    En el firmamento, te busco en vano,
    en cada estrella, en cada destello.
    ¿Dónde te escondes, alma querida?
    ¿En qué rincón del universo te hallas?

    Quizás en el susurro del viento que pasa,
    o en el murmullo del agua que abraza.
    Tal vez en el eco de mi propia voz,
    o en el latir de mi corazón veloz.

    No importa dónde, no importa cómo,
    sé que estás conmigo, en cada rincón.
    En el suspiro del día, en la sombra de la noche,
    en cada latido, en cada derroche.

    Dónde estás, me pregunto una y otra vez,
    pero en el fondo, sé que estás ahí.
    En el brillo de mis ojos, en mi andar sereno,
    en cada latido, y hasta en mis sueños.

    Malania

    Imagen: P. M.

  • Poemas

    MIEDO A TODO

    Tengo miedo de las sombras que se alargan en la noche,
    de los susurros que se escuchan en la oscuridad,
    de los misterios que acechan en cada rincón,
    de los fantasmas que habitan en mi soledad.

    Tengo miedo de perderme en un laberinto sin salida,
    de naufragar en un mar de dudas y desesperación,
    de no encontrar la luz que guíe mi camino,
    de sentirme perdido en esta inmensa confusión.

    Tengo miedo de las palabras que hieren como dagas,
    de las miradas que perforan mi alma sin piedad,
    de las promesas que se rompen como cristal,
    de las mentiras que envenenan la verdad.

    Tengo miedo de no ser suficiente,
    de no alcanzar las expectativas que otros tienen de mí,
    de defraudar a quienes confiaron en mi fortaleza,
    de caer en la trampa de la mediocridad.

    Pero también tengo miedo de no intentarlo,
    de quedarme paralizado por el temor,
    de renunciar a mis sueños por la comodidad,
    de ignorar la voz que clama por la libertad.

    Así que enfrentaré mis miedos con valentía,
    caminaré por el sendero de la incertidumbre,
    abrazaré mis debilidades y mis fortalezas,
    porque sé que en la lucha está
    la verdadera esencia de la vida.

    Malania

    Imagen:

  • Poesía

    BARCO PIRATA


    En la vasta inmensidad del mar profundo,
    navega un barco, de misterio rotundo.
    Sus velas negras cortan el horizonte,
    y en cada ola, su leyenda se esconde.

    Entre la espuma y el rumor del océano
    Buscando tesoros en islas lejanas
    con el viento en la proa, su destino va
    con los piratas lejos de su hogar.

    Se teje la historia bajo un estandarte
    desafiando al mar en olas danzantes
    sin tregua ni vendas, con orgullo
    cantando canciones van los navegantes.

    Malania
    Imagen propia

  • General

    EL SILBIDO

    Silbar, arte sutil que al cerebro alivia,
    beneficioso en circulación y pulmón,
    elimina estrés, habla y emoción,
    un eco en montes, bosques que nos guía.

    En zumbidos de aire, el lenguaje envía,
    comunicación, eficaz sin razón,
    un código secreto, sin complicación,
    que en el cerebro igual procesa y valida.


    Distraídos o alegres, emitimos sonido,
    un silbido agudo que en el viento se pierde,
    avisos, alegrías, en un suspiro contenido.

    ¿Por qué lo hacemos?
     Es un misterio que se muerde,
     quizás por la emoción de sentirse unido
     con la naturaleza, donde el alma nunca muere.

     Malania

     Imagen: P. M.

  • Poesía

    EL MAR AZUL

    Contemplo el mar azul,
    está como dormido,
    calmo y sereno
    pacífico y tranquilo.


    Profundo y misterioso 
    que intriga y asombra, 
    quién sabe qué hay en su lecho,
    enigmático y desconocido.


    Su vasta extensión inspira 
    libertad hacia el infinito, 
    y la capacidad de explorar 
    nuevos horizontes bonitos.


    Es fuente de inspiración, 
    de creatividad e imaginación. 
    La belleza natural desencadena 
    ideas creativas a poner en acción.

    Malania

    Imagen: A. M. N.

  • Relatos

    EN EL BAR DE LA ESQUINA

         Un hombre precavido vio a una cajetilla que se suspendía en el aire. Pero como no era tonto, sabía que eso era algo ilógico y misterioso. Apeló al acertijo y se paró frente a la sala llena de espectadores que lo observaban atentos y rabiosos, sobre todo aquellos a los que tapaba la visual de aquel grandioso espectáculo que tenían en la enorme pantalla. A él no le gusta el cine, tampoco el teatro, pero ahí fue a hacer tiempo y pasar el rato mientras llegaba la hora de la bendita reunión de trabajo.  Él no vio a nadie que llenara su curiosidad y volvió a acomodarse y hundirse en su asiento mullido. La cajetilla cayó sobre su regazo y dentro de ella había una nota escrita con tinta indeleble: Estoy aquí, decía ella, a cinco hileras detrás de donde estás tú. Te envío un cigarrillo para que lo disfrutes al terminar la función, mientras piensas en mí. Estoy cerca, y si me llamas por teléfono, podríamos combinar una salida de esas que te gustaban y me gustan, cualquier día de esta semana. Tomaremos café, agua o lo que prefieras, en aquel bar de paredes vidriadas justo en la esquina de Hidalgo y Díaz Vélez.
     
    Malania                                                                                       
    Imagen de la red
  • Minicuentos

    EL NIÑO DE LOS COLORES

    Había una vez un niño muy bonito, de ojos color miel, cabellos lacios muy rubios, (peinado a lo Carlitos Balá, que le sentaba muy bien) y siempre su presentación era impecable, zapatos y guardapolvo muy limpios. Era muy educado y atento. Muy buen niño.
    Tenía cuatro años y los cinco los cumpliría en el mes de junio, por lo que fue aceptado en la escuela como alumno de Preescolar.
    Lo curioso era que pintaba sus dibujos con colores, que para mí en particular, eran y son tristes. Siempre usaba los grises, marrones, negros. A veces también el verde oscuro. Trataba de no ocupar el rojo y el azul, pero sobre todo guardaba muy bien el de color celeste, el rosa, amarillo y naranja. Tampoco usaba el verde claro y menos los colores brillantes.
    La maestra, estaba preocupada por esa actitud, porque mientras él lo hacía con esos colores, el resto de la clase descartaba los colores negro, marrón y gris y empleaban los demás.
    Citó a la madre del niño a la escuela para comentarle sobre el particular. Ambas se comprometieron a develar lo que para ellas era un misterio.
    Una vez en la casa, la madre comentó a su marido lo que había sucedido. Entonces, cuando ya casi habían decidido pedir turno con una profesional para descubrir el motivo de dicha actitud del niño, decidieron darle un libro con dibujos para pintar.  El niño, como allí tenía una caja con muchos más colores de los que tenía en la escuela, no dudó en utilizar no solo el marrón, negro y gris sino todos los demás. Entonces su madre le preguntó:  
    -¿Por qué no pintas así en la escuela, pero utilizas solo algunos colores?
    a lo que el niño respondió:
    -En el aula tienen un sacapuntas que rompe las minas de los lápices y se estropean, por lo que enseguida quedan muy cortos y se terminan enseguida- No quería que los colores más hermosos para él, los de tonos brillantes y cálidos se fueran a acabar rápido, ya que su madre y también la maestra, le habían advertido que cuidaran los útiles escolares, sobre todo los lápices, porque no se repondrían si los perdían o los malgastaban.
    La madre le explicó que esa advertencia había sido dada a todos los niños porque, por experiencia propia, sabía que muchos de ellos jugaban con el sacapuntas y en pocos días los lápices se reducían a menos de la mitad del tamaño inicial. Y con el correr de los días los padres debían comprar más para que pudieran seguir realizando los trabajos en clase, con el consiguiente gasto que representaba.  
    A partir de ese día, no se necesitó solicitar cita con ningún profesional y  Jorgito pudo pintar con todos los colores. Pero hubo una condición y acuerdo entre madre e hijo: El niño no sacaría puntas en la escuela sino que los traería a su casa para que ella haga ese trabajo con un elemento filoso y como para que no se estropeen los lápices.

    Malania

    Imagen propia y de la red