ANÉCDOTAS

ANÉCDOTA II

Tengo una perrita llamada Tasha. Duerme justo frente a la puerta de mi habitación. Cuando pasa la hora en la que habitualmente me despierto y me levanto, ella toca a la puerta. Si no respondo, vuelve a tocar, y así hasta que yo le hable.  Y no es que quiera salir al patio, es para despertarme y saber si estoy bien. Me dibuja una sonrisa en mis labios, aunque esté todavía medio dormida.
¿Cómo no considerarla una hermosa compañía?

Malania

Imagen propia

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