Prosa Poética
MI AMOR A LA DISTANCIA
Me llamo Lina.
Aquí estoy
tomando impulso
para llegar donde sea que estés.
Con mis uñas
vagaré por tu deliciosa espalda.
Con mi lengua
husmearé tus recónditos espacios sin sol.
Con mis labios
cubriré tu cuello y los exquisitos lóbulos de tus orejas.
Y antes de separarnos nuevamente
susurraré a tu oído cuánto de amo.
Y así como lo hice aquella vez
una vez más te pediré que no me dejes,
porque yo no quiero dejarte.
Mi Amor a la distancia.Malania
Imagen: M. J. T.
COMO TODO HIJO DE DIOS
Como todo hijo de Dios aprendí amar y me amé.
Miré a los ojos dejando escapar unas lágrimas de los míos.
Sentí por dentro algo especial, tendí la mano regalando un “cuenta conmigo”.
Regalé dulzura en el habla dejando pasar palabras hirientes.
Hoy disfruto la vida, guardo momentos que se hacen únicos hechos recuerdos.
Puedo reír y llorar porque aprendí a ser feliz viviendo la tristeza con fortaleza.
Camino firme por el buen camino, sé que no me perderé, no miro atrás,
dejando que el tiempo pase sin una queja.Autor de la prosa: poeta uruguayo Miguel Márquez
Imagen: Propia
ESE ALGO
Él poseía algo que me hacía estremecer el corazón, desde aquel primer día, cuando a través de la ventana, lo vi sentado vestido con su traje gris.
Había despertado algo que hacía mucho tiempo estuvo dormido en mi interior. Era un anhelo puro y ardiente.
Emanaba de sus ojos como una fuerza imantada, escondida, misteriosa.
¿Qué era? Cómo definir aquella emoción que yo sentía de pronto, al estar sentada frente a él.
Él está allá, pensando en qué escribir, a la una de la tarde, o quizás en medio de la noche. Y yo aquí, tratando de recordar lo que iba pensando mientras caminaba durante la mañana.
Él no es mi sol, ni mi luna, ni mi estrella, porque es un ser pensante, maravilloso, que posee algo, ese algo que aún me hace estremecer cuando lo miro a través de esta ventana.
Camino y lo veo, en el pestañear de los pétalos de rosa, cuando las mece el viento; en el aleteo de un gorrión con el cuerpo mojado por la lluvia. Y siento su perfume, al pasar frente a la arboleda cubierta de frutas de guayaba, maduras y jugosas, o de enredaderas de maracuyá (mburucuyá) prendidas al cerco de alambre tejido. Y lo escucho, en el gorjeo de una paloma o en el canto del zorzal.
No es locura, ni soy zombi. Estoy cuerda, muy cuerda.Malania
Imagen de la red.
COMO TODO HIJO DE DIOS
Como todo hijo de Dios aprendí amar y me amé.
Miré a los ojos dejando escapar unas lágrimas de los míos.
Sentí por dentro algo especial, tendí la mano regalando un “cuenta conmigo”.
Regalé dulzura en el habla dejando pasar palabras hirientes.
Hoy disfruto la vida, guardo momentos que se hacen únicos hechos recuerdos.
Puedo reír y llorar porque aprendí a ser feliz viviendo la tristeza con fortaleza.
Camino firme por el buen camino, sé que no me perderé, no miro atrás,
dejando que el tiempo pase sin una queja.Autor: Miguel Márquez
Imagen: de la redEL HOMBRE QUE LOGRÓ CAMBIAR
Un hombre avaro y egoísta, cierta mañana se sentó en un pequeño banco en el patio de su casa.
Hacía calor ese día. Él miró al cielo y preguntó las razones de su soledad. Tengo todo querido Padre, es decir lo que se puede obtener con dinero, sí. Pero no tengo a nadie que me de amor, no tengo amigos.
Luego hizo silencio cuando una voz le habló suavemente:
– ¿Nunca reflexionaste, pensaste en qué estabas fallando?
Él contestó a la voz
– No, realmente no.
La voz le siguió hablando:
– Reflexiona entonces, reconoce tus errores, ama, sé bondadoso, haz el bien de corazón y tendrás felicidad, calmarás tus aflicciones.
El hombre quedó pensativo, luego de un rato ya decidido a hacer lo que le dijo la voz, salió.
Pasó el tiempo y todo cambió para él, la felicidad se apoderó de su interior.
Aprendió la lección pero, no sabía quién era el dueño de esa voz que lo aconsejó.
Una noche preguntó en la tranquilidad de la casa:
– Voz, si me escuchas ¿Quién eres? dime si es que puedes.
La voz no demoró en contestar
– Soy tu Padre, el que llaman Padre Celestial, búscame al despertar y no te olvides al acostarte, antes acuérdate de mí en una oración.Autor: poeta uruguayo Miguel Márquez
Imagen: de la red
MOMENTOS DEL DÍA
Al amanecer, el cielo parecía hecho de mármol con vetas grises.
Cuando calentó el sol, las nubes suavizaron por momentos la luz resplandeciente del mediodía.
Pero al atardecer, nadan perezosas acompañando al sol en su retirada de una tarde primaveral.
La noche, se avecina con pronóstico de lluvia.Malania
Imagen: M. J. T.
COMO GRANDES PECES
El espectáculo de las nubes en la amplitud del cielo, la belleza de sus colores y sus formas, lo deprisa que pasan sus imágenes cambiantes, me habla de la Creación, y me cambia el ánimo en un despertar madrugador luego de una noche mal dormida.
Esta vez son como grandes peces en un mar que ha sumergido a su antojo, extensos campos y árboles de pie, y se ha unido con el cielo en comunión horizontal.
Quizás la lluvia venidera y las ráfagas de vientos pronosticados por los expertos, rompan esas nubes en mil pedazos y luego el sol se encargue de secar el ambiente y devolver el aire apropiado, para que los árboles puedan albergar nidos de pájaros, dar sombra al acalorado campesino y puedan ser acariciados por la brisa de un amanecer normal, como en días primaverales.Malania
Imagen: M. J. T.
LIBRE
Libre como el ave, cual recorre nuestro cielo, como el viento que nada impide seguir su marcha.
Libre como la luz, que nos muestra el camino para andar sin detenernos.
Soy libre dejando aún lado las barreras, sigo sin detenerme mientras llevo esa marcha solitaria.
Libre soy, llevo conmigo esa libertad de ser tan solo libre como quiere Dios.
Autor: poeta uruguayo Miguel Márquez
Imágenes: de la red
AL OTRO LADO DEL OCÉANO
En los caminos y prados había amplios charcos formados por la nieve derretida.
El viento helado, abriéndose paso con obstinación por las calles, se colaba por debajo de los abrigos de los transeúntes que luchaban para que no volaran sus paraguas.
La corriente de aire se arremolinaba y gemía alrededor del edificio rojo, hamacando la gran glorieta que indicaba la entrada. Por detrás, los viejos árboles del parque se habían convertido en siluetas negras, desnudas, lúgubres.
Dicen que los árboles se desnudan en el invierno para cambiar su atuendo nuevo.
Reflejos de luz atravesaban los cristales de las enormes puertas y ventanas azotados por las gotas de lluvia.
Pero al otro lado del océano, en el nuevo mundo, los paraguas multicolores brindaban sombra a los visitantes que paseaban por la avenida del parque infantil, alfombrada de verde para que pudieran disfrutar de un paseo en un ambiente agradable, apaciguando el calor reinante de un verano muy caliente.Malania
Imagen: J. A. T.
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EL SILBIDO DE LA LOCOMOTORA
Desde lejos, el cielo se cernía como una tela pesada y gris sobre la ciudad y en el parque bailaban los primeros copos de nieve sobre el césped.
Poco a poco la locomotora con bastante retraso, se acercaba a la estación derritiendo el hielo de los durmientes. Ella estaba allí, a pesar del frío. Era su última oportunidad de poder viajar para verlo brillar en el escenario. Y así fue, no solo fue su último viaje en tren sino que la locomotora de despedía del vecindario para convertirse en un elemento más de la historia.Malania
Imagen: C. J. V.