• Prosa Poética

    NUBARRÓN

    Un nubarrón negro oscurecía el cielo. ¿Algún presagio?
    Pero… ¿Por qué empañar el momento?
    Ella era una señorita veleidosa.
    (Inconstante) Su carácter de geminiana la delataba.
    En el ambiente de familia numerosa no todo era felicidad, también había crueldad. 
    Él, tranquilo y enamorado, había llegado de su trabajo, ¿Para qué atormentarlo con dudas?  Con el paso de los días solo se daría cuenta y sacaría sus propias conclusiones. 
    Ella no sabía que él sentía un hueco en el centro del pecho, el dolor lo ahogaba. Él tampoco quería preocuparla. Eran pensamientos mágicos, con injusticia monumental. ¿Acaso presentía algo?
    Se había aferrado a ese amor sin esperanza. Se enamoró de la idea del amor, de la historia romántica. Había vivido una ópera cuyo desenlace podría ser trágico.
    Él notó que después de un tiempo, o a los pocos meses, la había invadido un torrente de energía como nunca había experimentado antes. Ella escuchaba sus palabras de consejero espiritual con el aire ausente, de una sorda, sin emoción.
    Pero sus días eran cambiantes, unos buenos y otros no tanto. ¿Era bipolar?
    Llegó el momento ideal en que todos habían ido a misa, ella aprovechó para fugarse sin rumbo fijo. Siempre quiso hacerlo, pero como nadie la entendería, decidió por sí sola sin contárselo a nadie, y se fue.
    Cuando él llegó y no encontró sus pertenencias, supo que la había perdido para siempre.
    El nubarrón se convirtió en lluvia de lágrimas y tormenta familiar dentro de su casa.

    Malania

    Imagen: propia