• Poesía

    OBSTINADO

    Abstraído y en silencio,
    muy ocupado, por cierto,
    recorren hoja por hoja,
    su mirada y blancos dedos.

    Sentado en un gran sillón,
    o tal vez, en simple silla,
    si no corre hasta la villa,
    trabaja en perfecto estilo.

    Es que ha descubierto un hilo,
    husmeando en el infinito,
    un cable o simple botón,
    si no le sobra un tornillo.

    Me vuelvo dócil y atildada,
    a su lado y sin dobleces,
    le sirvo un mate sabroso,
    me descubre y se estremece.

    ¿Sorprendido? Le susurro.
    Él me mira de reojo,
    acaso…¿te he llamado?
    o es que lo haces a tu antojo
    -.

    Nada de eso, lo deseo,
    no seré para ti un estorbo,
    y si hace falta…
    te esperaré en el estío
    con mesura y con decoro.

    Malania

    Imagen: de la red