OBSTINADO
Abstraído y en silencio,
muy ocupado, por cierto,
recorren hoja por hoja,
su mirada y blancos dedos.
Sentado en un gran sillón,
o tal vez, en simple silla,
si no corre hasta la villa,
trabaja en perfecto estilo.
Es que ha descubierto un hilo,
husmeando en el infinito,
un cable o simple botón,
si no le sobra un tornillo.
Me vuelvo dócil y atildada,
a su lado y sin dobleces,
le sirvo un mate sabroso,
me descubre y se estremece.
¿Sorprendido? Le susurro.
Él me mira de reojo,
– acaso…¿te he llamado?
o es que lo haces a tu antojo-.
Nada de eso, lo deseo,
no seré para ti un estorbo,
y si hace falta…
te esperaré en el estío
con mesura y con decoro.Malania
Imagen: de la red