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BALTASAR

EL SEGUNDO DE LOS OCHO

Era muy difícil su vida
la pobreza azotaba a su hogar
él no asistía a la escuela
porque a sus padres quería ayudar.
A veces limpiaba jardines
arrancando yuyos hasta desmalezar
abonando los terrenos
para luego en ellos plantar.
Cuando nadie lo ocupaba
el hambre obligaba a robar
mandioca, zapallos y choclos
para llevar comida a su hogar.
Eran muchos hermanitos
y su padre changarín
no siempre tenía trabajo
a pesar de salir a buscar.
Su madre empleada doméstica
apenas si el dinero ganaba
pero nunca le alcanzaba
para  cubrir los gastos del hogar.
De a poco fueron creciendo
sus hermanos y Baltasar
cada cual hizo camino
porque se hace camino al andar.
La vida los fue premiando
y en el día a día a cada uno
de a poco les fue dando
no solo una oportunidad.
Hoy agradecen a la vida
porque a pesar de todo
el camino difícil que han recorrido
dicen que están bendecidos.

Malania

Las espigas de maíz: gentileza de R. E. Ch.

Las mandiocas: de la red

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