En un día festivo asomaba la hierba y los árboles estaban cubiertos de un verdor nuevo. Un búho miraba como queriendo contar un secreto. Los frutales florecían en blanco y rosa. En el interior de la vivienda, resonaban melódicas las copas al brindar. Los gruesos copos de nieve bailaban en el jardín nevado a la luz de una farola. La primavera se resistía a llegar. El calor de la chimenea inundaba el salón y el fuego de la leña se reflejaba en el caldero de cobre pulido que había en la repisa proyectando puntos brillantes en la cortina azul que cubría la pared.