Prosa Poética

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    DEJO MIS VERSOS

    Dejo mis versos de amor, de nostalgia, porque no de tristeza. 

    Son aquellos que hablan del niño de ayer del hombre de hoy. 

    Es la dama soñadora que busca su príncipe como en los cuentos leídos de niña.

    Dejo mis versos llenos de adiós en mi camino, aunque mi voz callada se pierde en su silencio.

    Dejo mis versos cargados de sueños, llenos de fantasía guardando ilusiones que no se olvidan y marchan junto a mí.

    Autor: Miguel Márquez

    Imagen de la red

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    PUENTECITO DE SUEÑOS


    Puentecito, tú que me llevas al otro lado de mis ilusiones
    llenas de magia, te guardo conmigo.

    Tú que me haces viajar a ese lugar vuelto único,
    donde las fantasías se vuelven tan vivas.

    Puentecito de sueños, al cruzarte puedo verte tan diferente
    dibujado en recuerdos que nunca se borrarán.

    Autor: Miguel Márquez

    Imágenes: R. E. S. y de la red

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    LA VIEJA CASA DEL FAROL

    Cuántas veces pasé, cuántas veces la vi mostrando firmeza al paso del tiempo, hoy sigue ahí.

    Crecí, con su imagen llena de elegancia regalando encanto a través de los años, dejando momentos hechos recuerdos.

    La vieja casa del farol con sus rosas adornándola, quedó tan prendida en nosotros que nadie quiso derribarla.

    La tengo presente, la dibujo en versos, le canto en palabras que salen del corazón sabiendo bien nunca será olvidada.

    Autor: Miguel Márquez

    Imagen: M. A. M. R.

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    SOY DE LOS QUE PIENSA

    Puede ser pasajero el olvido,
    andar en silencio con los sueños a cuestas.

    Soy el que habla sereno
    y no grita llevando la calma.

    Soy el que escribe sabiendo de elogio
    y críticas duras a la vez. 

    Soy de los que piensa en las cosas buenas a ser apreciadas
    que muchos desprecian sin darse cuenta.

    Soy de los que en la humildad, camina primero
    y la sabe seguir sin perderse.

    Soy de los que piensa y puede reír o llorar,
    aprendiendo de ambas disfrutando momentos como todo hijo de Dios.

    Miguel Márquez

    Imagen de la red

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    ANDARÉ POR LA SENDA

    Andaré por la senda siguiendo el camino que Dios me ha dado para no perderme.

    Si quieres seguirme marchemos juntos sin detenernos.

    Ven, no te detengas en la adversidad, a pasos firmes continúa y escucha mi voz decirte:

    -camina con certeza y nada te detendrá-

      CAMINA SIN DETENERTE

    Camina a pasos firmes recorriendo caminos sin que frenes tu marcha.

    Dios te da fuerza, fortaleza, sigue andando que los tropiezos no te harán caer.

    Camina sin detenerte y nada será imposible, todo lo que sea para ti te dará

    más ánimo para continuar, escucha lo que diré y guarda mis palabras:

    -aunque en la vida encuentres barreras nada podrá vencerte si te aferras en la Fe-

     Autor: Miguel Márquez

    Imagen: M. J. T.

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    HÁBLALE

    Por la noche háblale a la luna, también a las estrellas.

    Al amanecer háblale al sol, también a la brisa mañanera.

    La luna te regala su magia, las estrellas su compañía.

    El sol te dará su energía, la brisa su frescura.

    Tendrás fuerzas para seguir andando encontrando la felicidad.

     
    Autor: Miguel Márquez

    Imagen: propia (Malania)

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    MIRABA LA LUNA

    Miraba tan firme, muy concentrada, hablaba el silencio ¿que le diría?

    La luna parecía inmóvil, no quería irse, tal vez descubrió su pena tratando calmar dolor.

    Miraba la luna, la miraba buscando encontrar los secretos guardados en la madrugada.

    Niña ¿que penas aquejas? ¿será de amor? solo tu lo sabrás y no querrás decir. 

    Déjame entender, déjame ayudar y así dibujar en ti sonrisas que borre el llanto.

       Autor: Poeta Uruguayo Miguel Márquez

    Imagen: Malania Nashki. La luna en Itapema, Brasil.

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    MI AMOR A LA DISTANCIA

    Me llamo Lina.
    Aquí estoy
    tomando impulso
    para llegar donde sea que estés.
    Con mis uñas
    vagaré por tu deliciosa espalda.
    Con mi lengua
    husmearé tus recónditos espacios sin sol.
    Con mis labios
    cubriré tu cuello y los exquisitos lóbulos de tus orejas.
    Y antes de separarnos nuevamente
    susurraré a tu oído cuánto de amo.
    Y así como lo hice aquella vez
    una vez más te pediré que no me dejes,
    porque yo no quiero dejarte.
    Mi Amor a la distancia.

    Malania

    Imagen: M. J. T.

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    COMO TODO HIJO DE DIOS

    Como todo hijo de Dios aprendí amar y me amé.
    Miré a los ojos dejando escapar unas lágrimas de los míos.
    Sentí por dentro algo especial, tendí la mano regalando un “cuenta conmigo”.
    Regalé dulzura en el habla dejando pasar palabras hirientes.
    Hoy disfruto la vida, guardo momentos que se hacen únicos hechos recuerdos.
    Puedo reír y llorar porque aprendí a ser feliz viviendo la tristeza con fortaleza.
    Camino firme por el buen camino, sé que no me perderé, no miro atrás,
    dejando que el tiempo pase sin una queja.

    Autor de la prosa: poeta uruguayo Miguel Márquez

    Imagen: Propia

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    ESE ALGO

    Él poseía algo que me hacía estremecer el corazón, desde aquel primer día, cuando a través de la ventana, lo vi sentado vestido con su traje gris.
    Había despertado algo que hacía mucho tiempo estuvo dormido en mi interior. Era un anhelo puro y ardiente.
    Emanaba de sus ojos como una fuerza imantada, escondida, misteriosa.
    ¿Qué era? Cómo definir aquella emoción que yo sentía de pronto, al estar sentada frente a él.
    Él está allá, pensando en qué escribir, a la una de la tarde, o quizás en medio de la noche. Y yo aquí, tratando de recordar lo que iba pensando mientras caminaba durante la mañana.
    Él no es mi sol, ni mi luna, ni mi estrella, porque es un ser pensante, maravilloso, que posee algo, ese algo que aún me hace estremecer cuando lo miro a través de esta ventana.
    Camino y lo veo, en el pestañear de los pétalos de rosa, cuando las mece el viento; en el aleteo de un gorrión con el cuerpo mojado por la lluvia. Y siento su perfume, al pasar frente a la arboleda cubierta de frutas de guayaba, maduras y jugosas, o de enredaderas de maracuyá (mburucuyá) prendidas al cerco de alambre tejido. Y lo escucho, en el gorjeo de una paloma o en el canto del zorzal.
    No es locura, ni soy zombi. Estoy cuerda, muy cuerda.

    Malania

    Imagen de la red.