Gira la rueda controlando el tiempo. Al fondo el reloj con sus manecillas marcando ese tiempo. Pero ella, sin pretender controlar nada eligió florecer esta vez en el lugar menos esperado quizás nada fértil. Encontró humedad y terreno apropiado entre piedras sin que nadie la molestara sin que nadie la cortara. Mientras tanto lejos de allí dos guardianes descansan sobre la arena atentos a cada movimiento extraño en defensa y protección de sus amos.