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FIESTA SILENCIOSA Y NO

 
 

La noche se tambalea
entre palabras cantarinas
que crujen bajo la alfombra
de hojas otoñales paladinas.
A los colores se los ha comido el sol
con sus hilos de luz y calor.
De pronto me invade la necesidad
de cobijarme en tus brazos.
Es como la lluvia mansa
nadie puede impedirlo
ni el amanecer ni el ocaso,
el viento de antaño
ni el camino de espinas,
tampoco el falso eco de tu vida.
Eres único
en esta fiesta silenciosa
de ríos encendidos
imposible de olvidar
con bordes de retamas
en penumbras extraviadas
de humedades en cumbres
bajo mis blancas sábanas.

Malania

Imágenes: propia y de la red.

 
 
 
 
 
                                 
 

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