Pasan los años y la vida se presenta como un proceso de demolición. De nada sirve ser demasiado formal y horriblemente previsible. Queda un desafío salir de lo trillado dejando de lado la agenda del tiempo. Hoy mi ciudad y el campo amanecieron de buen humor contagiando los corazones de los que madrugan y gozan con ver salir el sol. Acaece una fiesta la de la primavera en la que bailan las hojas verdes al compás del viento mezcla de perfume y de bellos colores de las diferentes flores que nos regala la incomparable naturaleza.