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HERMÉTICO

Se dice que “tras una puerta que se cierra, otra se abre”.
Pero no ocurre lo mismo con las ventanas ¿o sí?
Así era la vida de Lina, cuando sus dueños se iban a trabajar, ella se quedaba
sola.
A puertas cerradas, disfrutaba (o no) de la vista a través del vidrio de la
ventana.
Desde su posición observaba todo lo que ocurría en el exterior.
Le gustaba ver caer las gotas de lluvia, el movimiento de las hojas del
lapacho, y fijaba la vista en los pajaritos que con toda libertad volaban y se
posaban en las ramas.
Pero un día sus dueños tomaron rumbos diferentes y la hermosa Lina fue a vivir
con muchas otras gatas en casa de su abuela. Al principio le costó acostumbrarse
al nuevo hogar pero hoy día goza de la libertad que antes no tenía y vive
rodeada de plena naturaleza. Creo que es más feliz que antes.

Malania

Imagen: M. J. T.

 

 

 

 
 

 

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