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MEOLLO

Con denodado esmero
atravesó silbando los sembrados
de hierbas  olor a menta y berro.
Antes allí eran  pantanos
y antes aún
fueron arrozales desgranados.
Tuvo que zarpar
penetrando limpiamente
en el hondón de las cosas
llegando hasta las ínsulas
donde la atmósfera flotaba inerte.
Gotitas transparentes
rezumaban por los poros de su frente
como garañón  ardiente
hasta descubrir el meollo de la cuestión.
Y así fue que el impío
quiso despegarse
de un matorral espinoso
para mitigar sus sentidos.
Por fin consiguió conciliar el sueño
después de largas jornadas calientes.
Malania
Imagen de la red.
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