• General

    LIBÉLULA

    La nítida silueta del sol al ponerse, atravesaba las alas cristalinas de la libélula atrapada en la fina telaraña.
    Tendidos en la hierba fresca, los duendes escuchaban el murmullo del viento que mecía las espigas de bambúes.
    Una ráfaga de aire caliente en perfecta ondulación arremetió contra los hilos entrelazados y logró salvar a la bella libélula.
    Sacudió sus alas y voló coqueta por entre los duendes y bambúes. Una vida feliz la esperaba.
    Los duendes se miraron con complicidad y rieron a carcajadas. ¿Habrán tenido algo que ver con la ráfaga?

  • Cuentos

    TAN NATURAL

    Lucía tan natural como el fluir del aire, los días que no tenía obligaciones laborales.
    El cielo estaba vagamente nublado, resultaba imposible distinguir la distancia que separaba el aire de las nubes.
    Ese viernes lloviznó desde la primera hora de la mañana y cayó una fría lluvia hasta empaparlo.  Lo esperaba.
    Cerró la ventana y a través de ella igual se sentía el olor a lluvia recién caída. Pero las gotas eran tan finas que no se distinguían, salvo en el brillo de las hojas del árbol de canela. Parecía que la noche se había precipitado desplazando al día, o que el día se arrepintió y se volvió sobre sí mismo, dando lugar a la oscura noche, pero no, ni siquiera eran las diez de la mañana.
    Los faroles de la avenida empezaron a brillar ¿Quién las encendió? Preguntó distraída, quitándole la campera de cuero cubierta de gotitas.
    El hombre cabellos de plata, se dejó caer pesadamente sobre la silla, envolvió sus manos con las de ella buscando calor de hogar.
    – El café está listo –dijo la mujer- aún sin querer soltarle las manos. Él movió la cabeza como aceptando.
    – Te hará bien tomarlo caliente –agregó la anfitriona-.
    Su mano temblaba aprisionando la suya y así caminaron juntos hasta el desayunador que separaba la cocina del living.
    Sorbo a sorbos muy pequeños, se sucedieron despacio entre el vapor que salía de aquella taza parisina.
    Los minutos se transcurrieron y cuando dieron las doce campanadas de la iglesia cercana, se apuró en anunciar que su cliente de la tarde lo esperaba en el bar frente al Hospital Durand.
    Tomó su campera y juntos de la mano buscaron el ascensor.
    Desde la acera el cielo pintaba multicolores indicando el cese de la lluvia.
    Él apresuró el paso, ella lo vio encender un cigarrillo y lo perdió de vista entre los pilares y paredes del edificio vecino.

  • Poemas

    EL DÍA FIJO

    Y el día fijo
    flotó por el aire
    quedó en el proyecto
    de una promesa infuturible
    pendiente de un hilo
    que absorbió la luna.
    Y un día cualquiera
    se volvió arco iris
    y lleno de recuerdos
    se precipitó al arroyo.
    Sus colores aún alumbran
    el cauce transparente
    serpenteante entre las rocas
    brillando con el sol
    después de las lluvias.

  • Poemas

    SUEÑO INGENUO

    Pétalos de hielo
    en madrugadas de otoño
    deshojan tus dedos.
    Temblorosos tus labios
    pronuncian un
    te quiero.
    Pétalos de rosas
    en tardes de primavera
    acarician tus ojos.
    Vacilantes tus manos
    provocan sonrojo.
    Pétalos de miel
    en noches de invierno
    esparce tu lengua.
    Indeciso el destino
    no permite tregua.
    Pétalos de amor
    en tarde soleada
    tu árbol derrama.
    Valiente la entrega
    pues ella te ama.
    Pétalos por doquier
    de día o de noche
    derriten el hielo
    sellan en mi boca:
    Yo también te quiero.

  • Poemas

    MARIPOSAS

    
    
    
    
    

    Llegaron las doce mariposas
    una que otra más hermosa
    ninguna quedó por el camino
    todas viajeras ansiosas.
    Varias se posaron temerosas
    algunas cosquillearon mis manos
    otras más tímidas
    aleteaban festejando
    la llegada y el encuentro.
    Yo, agradecida
    les ofrecí agua y comida.
    No quisieron comer
    porque ya venían saboreando
    frutos y flores al paso
    solo aceptaron el agua fresca
    servida en sendos vasos.
    Durmieron toda la noche
    hasta que el sol iluminó
    y me pidieron quedarse
    en algún lugar acogedor.
    Por supuesto, les ofrecí
    el jardín de mi casa
    con rosas y otras plantas.
    Los gorriones felices
    revoloteaban festejando
    con gorjeos y cortos vuelos
    invitándolas a sus danzas.

  • General

    ESPINAS DE AMOR INCOHERENTE

    Es una locura salir a caminar
    antes de que salga el sol.
    Al viento se le ha dado
    por hablarme al oído
    el derecho no escucha
    se instaló en su tímpano
    el agua de la ducha.
    El izquierdo lo llama
    la respuesta es su eco
    y se estampan luego
    en la cornisa del recuerdo
    empañado por una nube
    sulfatada y en duelo.
    La belleza azul lo hizo temblar
    en la penumbra sintió vibrar
    sus huesos, su piel
    y su carne cansada
    Se escabulló pasmado
    en la penumbra de la vida
    y aspiró profundo
    el aroma de la tierra humedecida.
    Su nombre vive
    en cada latido
    exactamente
    en el mismo cuerpo
    que no es de otro
    que es el suyo, el de él
    hasta quien sabe cuándo. 
     
    Y nada los separa
    más que el viento
    que le trae noticias
    al oído izquierdo
    porque el derecho
    sigue anonadado  
    bajo el silencio
    de los pétalos blancos
    y de las espinas de un cactus
    que vive en pedregosa tierra
    escondiéndose del frío
    de los días que pasan
    sin tener un rasgo mínimo
    de algún lejano amor.
    No hay hastío en la penumbra
    hay nostalgia del ayer vivido.
    Malania

  • Poemas

    BUSCAR UN SUEÑO

    Las estrellas peregrinas
    silenciosas
    no luchan para mostrar su luz
    solo alumbran.
    Los ríos embravecidos
    no luchan por moverse entre las rocas
    solo buscan
    el suave ritmo del mar.
    Te invito a que brillemos juntos.
    A sumergirnos en la brisa del mar
    bajo el jeroglífico de las estrellas.
    A buscar un sueño
    y aferrarnos a ello.
    O la vida enmudecerá
    se nos pasará callada
    en soledad
    sin cumplir nuestros anhelos.  

    Fotografía: Elsa

  • General

    FUE POR ESO

    -¿Por qué no legamos nuestros  palmos?     
     Él la escuchó y comprendió que lo quería fastidiar con la propuesta. Continuó su tarea junto al antro campestre, colocó cipos y su obrar la molestó todavía más. Arrojó un terrón sobre las espaldas del trabajador, quiso tullirlo, pero el hombre no se inmutó. Su isba iba tomando forma, deseaba hacerla hermosa,  su mirada fija en el evo no le permitía error. Él, solo él conocía su secreto.   Ella, como un buque en lastre, alomaba con el único propósito de incomodarlo, y en proclive los terrones no cesaban de circular por el aire.  Algunos iban lejos, otros caían en la obra. Era tal su obsesión por truncar el objetivo de Lucio, que con gritos y amenazas logró sacarlo de sí. 
    Lucio disparó hacia Lucía, la tomó en sus brazos, la sentó sobre la carreta cubierta de espartillos, la sofocó con besos y la paseó por el sendero al río, hasta dejarla dormida. 
    Lucía despertó, después de varias primaveras,  hundida en el  lecho,  cubierta  con sábanas de seda, en una alcoba  de paredes color lavanda, de la  vivienda que Lucio logró acabar sin su estúpida intromisión,  vivienda que él había prometido como ofrenda a esa mujer disparatada por la que sintió amor inmensurable y nunca pudo hacerla suya. Él era etéreo. Cuando ella despertó, Lucio  se había evaporado. 
  • Poemas

    No llegues tarde

    Entre aromas de espinillos
    y madreselvas gigantescas
    revolotean gorriones
    cotejando con piruetas
    a las dulces mariposas
    que descansan en la estepa.
    Un gorrión de entre los mil
    se separa del montón
    y en vuelo alto, a las nubes
    se dirige en su afición
    por recorrer la distancia
    hacia su tan ansiado amor.
    Al llegar a la otra orilla
    cautivo en su soledad
    su silencio lo desploma
    como escapando del mar
    a su amor se va buscando
    sin siquiera mirar atrás.
    Pero al llegar a su alcoba
    no la encuentra despertar
    ¿ ya se ha ido
    o ya se ha muerto?…
    ¿Por qué llegas tan tarde?
    le pregunta el vendaval
    Ya se ha ido…
    o ya se ha muerto!…
    ¡quédate en tu soledad!
    En su sueño recorrido
    resultó ser un disfraz.
    Atrevido el horizonte
    atrevido el vendaval…
    por mentir que ya se ha ido
    por mentir que ya se ha muerto…
    El gorrión no quedó herido
    con fervor que hizo vibrar:
    ¡Te Amo!
    resonó al viento
    ¡Te Amo! desde mi soledad.