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    CARTA SIN DESTINO

    Tal vez nunca llegue a tus manos, se le cruzó por la cabeza a  Eleesa, mientras escribía  todo en su mente,  tallando letra por letra las oraciones de lo que sería su carta a Maroo.
    Querido mío:
           No sé dónde estarás en este preciso instante, quizás en el sur del  horizonte o en el centro del universo. Hubiera querido que me retengas, o al menos que lo intentes, el día que te conté lo de mi partida. No era inminente la decisión. Si me lo hubieras pedido, quizás no hubiese tomado alas al vuelo.  Prefería  quedarme a tu lado aunque no viviese junto a ti. Pero no dijiste nada, o sí, alentaste mi viaje como si no te interesara que ya no estuviese cerca, como convencido de que era mejor que estuviera donde hoy estoy y las razones no hacen falta recordar, porque ambos sabemos cuáles son.  Si me lo hubieras pedido, hoy estaría allá, cerca del hermoso parque, con amaneceres al compás del trinar de  palomas, gorriones y el infaltable zorzal. Pero no, aquí hay gorriones y ladrido de canes cuando pasa el camión de madrugada para retirar los residuos que se esconden en negras bolsas, o algún vecino madrugador que debe cumplir con su labor diaria y llegar a horario a su trabajo. Yo ya no tengo obligaciones de horarios que cumplir, simplemente vivo. Ese vivir sin ti, hoy ya no se me pone cuesta arriba. Aunque todavía te extraño, cuando canta el zorzal por la mañana o las palomas al atardecer.  Y hasta me animo a decirte lo que versa en una canción:  “Aun te amo”. 

    Malania

                                                                                                                                                   
    Imagen de la red
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    SOL Y LUNA

    Bajo la calidez del sol
    corría el mes de enero.
    Ella
    jugaba en la playa con su sombra
    mientras recordaba
    las sombras de la ciudad.
    Un beso de él podría
    hacer florecer su corazón
    desierto
    desde aquel día
    en el que tuvo que dormir
    con los ojos abiertos
    para no perder de vista
    aquellos largos pasos
    encaminándose
    hacia esa calle fresca
    cubierta de adoquines.
    Pero aquella imagen
    fue absorbida por el sol
    y llenó de oscuridad su luna.
    Malania
                                           
    Imagen de la red
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    NUBES DE VIENTO

    Hace unos años, exactamente el 30 de marzo de 2020 a las 18 horas, desde mi ubicación en aquel momento y también actual, pude fotografiar esta hermosa imagen. Y me pregunté y aun me pregunto, si el que la ve, descubre en ella lo mismo que yo.  
    Me encanta fotografiar paisajes, árboles, flores, pero más, el firmamento en diferentes horas del día. Las nubes sobre todo, porque nunca he visto una igual a otra, por sus formas o colores. Esta vez la figura es una cara, ¿puedes distinguirla?

    Malania

    Imagen propia.

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    TESTIGO TRANSPARENTE

     
    Cruzas el umbral de la gloria
    mis puntos cardinales
    se llenan de tu aroma
    llegas tarde
    ya estoy bajo la ducha
    atraviesas la cortina de lluvia
    me arrancas una sonrisa.
    La espuma jabonosa
    no tiene prisa
    tus largos dedos
    se confunden con mi piel
    el agua se desliza
    y atestigua transparente.
    Zumba una abeja
    vuelve más dulce tu cuerpo
    un manto nos envuelve
    con caricias de tibia miel
    mis manos y mis labios
    juegan y tiemblan
    pintando el arco iris
    en este hermoso sueño
    en el que tú eres mi dueño.
     
    Malania
    Imágenes de la red

     

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    ELLA SABE

    La tormenta irrumpía
    con anuncio de lluvia.
    No recordaba otra igual
    con una luna inmensa
    iluminando el mar.
    Me detuve a leer
    tus líneas de poeta.
    Amagué una sonrisa
    (propia de una idiota)
    Nada es falsedad
    ni la tormenta
    ni la luna gigante
    ni mi perdurable amor por ti.
    Pregúntale a la luna
    ella sabe cuánto te amo
    ella es mi testigo.
    Malania

    Imagen: J. Ric.

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    LA TENTACIÓN

    Todo comenzó de a poco
    con un simple roce
    del saco color coco
    y corbata de uniforme
    rozó mi blazer liviano
    que al llegar a casa
    lo llevé en mis manos.
    Tu brazo derecho
    y mi brazo izquierdo
    yo junto a la pared
    tú del lado opuesto.
    Caminamos por la sombra
    de los antiguos aleros
    y árboles de gran copa
    enfilados al cordón.
    Trescientos pasos
    en doscientos metros
    bastaron para sentir 
    mis latidos hacia ti.
    Hoy no pasean fantasmas
    esos que un día
    me arrancaron lágrimas
    por tu inesperada ausencia.
    La misma añoranza
    me hace brotar sonrisas
    cuando me acuerdo
    de aquellos momentos
    que hemos compartido.
    No hay rencor
    tampoco remordimiento
    hoy aún te quiero
    de nada me arrepiento.
    Malania
                 
    Obra de arte: Salvador Dalí
    Imagen de la red.
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    INOLVIDABLE

    Él guardaba silencio.
    Las palmas de mis manos
    al roce de sus yemas
    me incendiaban por dentro.
    Sus ojos se iluminaban
    mientras flotaba en ellos
    el amarillo de la llama
    encendida con tal acento
    que al sentirme invadida
    me estremecía hasta el tuétano.
    Malania
    Imagen propia
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    San Cosme y Damián.

    El lejano horizonte
    en horas cercanas a una puesta de sol
    muestra el maravilloso espectáculo natural
    exhibiendo día a día diferentes matices.
    Estar presente es como revivir a la vida
    en una  revelación de amor y belleza
    en armonía con la naturaleza.

    Malania

    Imagen: G. F. T.

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    LINA

     
     
     
    Quizás en una alhóndiga o en un mero pastizal 
    o tal vez en un lejano cantil 
    descubriste el mundo y te atreviste a cruzar 
    entre un reguero y alondras o un desolado muladar.
    Inquieta y llorosa maullaste a mi paso 
    con miedo al principio corriste a mis brazos. 
    Calmé tu sed y el ansia de mitigar tu soledad 
    te cubrí del frío ante la tempestad.
    Pero un día me ausenté dormido 
    y en noche sin luna 
    cuando solo la luz de tus ojos brillaba 
    te  divertiste a tu modo 
    extraña princesa mimada. 
    Manifestaste tu desasosiego 
    aquél que nació contigo 
    desahogando tu furia y con desatino 
    jugaste con hojas y todas mis plantas 
    que a tu paso pudiste encontrar. 
    Una reprimenda  bastó que comprendas 
    que de nada sirve hacer ese estrago 
    con mis hermosas plantas 
    que mantenerlas lindas tanto ha costado. 
    Y aquí estás de nuevo a mi lado 
    espiando todo el día el teclado 
    y  atenta a todo lo que hago.   
     
    Malania
    Imágenes: M. J. T.