Minicuentos

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    KALINA, LA LOCA

    Doña Irena tuvo tres hijas mujeres y ningún varón. La mayor fue empleada administrativa, la del medio, profesora de tecnología y la menor de todas, no trabajaba porque su discapacidad mental no le permitía. Parecía una niña de menos de 10 años de edad y requería cuidados especiales. Doña Irena era muy selectiva respecto a los novios de sus hijas, y por ese motivo la mayor prefirió quedar soltera. La segunda, llamada Kalina, tuvo varios novios pero ninguno fue aceptado por su madre.
    Pasaron los años, doña Irena enfermó y no pudo recuperarse. Kalina quedó a cargo de su hermana discapacitada, pero a los pocos meses de haber fallecido la madre, también se fue su hermana. La mayor no daba muchas señales de vida. De tanto en tanto visitaba a su hermana y el lugar donde descansaban los restos de su familia. El padre de las tres mujeres había fallecido cuando éstas eran pequeñas.
    Kalina se sentía tan sola, que decidió mirar exageradamente hacia los costados por donde iba, salía a caminar todos los días, se metía en todas las redes sociales, la página de Solos y Solas, hasta que así conoció a Mariano, un poco mayor que ella. La relación entre ambos era fantástica, pero cada uno vivía en su casa, ya que antes no era como actualmente es, que los novios viven bajo el mismo techo ni bien se conocen. (Aunque cabe aclarar, no todos son iguales).  Él la visitaba los sábados y domingos por la tarde, hacían planes en común y pasado un tiempo decidieron unirse en matrimonio. Pero antes debían juntar dinero para comprar algunas cosas que les hacía falta. Todo corría como sobre rieles.
     La semana previa al casamiento cuya fecha habían fijado para el 20 de noviembre, y lo harían en un hermoso lugar al aire libre junto a una playa cercana, Kalina fue a visitar a su modista para ajustar detalles del vestido de bodas. Mientras se lo estaba probando, sonó el teléfono de la casa. La modista atendió y tras breves palabras, palideció, no sabía cómo decir a Kalina la noticia.  Mariano había sido llevado de urgencia al hospital por causa de una caída desde lo alto de un edificio, cuando el andamio en el que trabajaba se desplomó.  Pese a los cuidados médicos, Mariano no se salvó.
    Desde ese día Kalina todos los días 20 de cada mes, y sobre todo el día 20 de noviembre, viste su vestido de novia y vaga por la playa desde el amanecer hasta entrada la noche. En el pueblo la llaman, La Loca Kalina.

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    ENIGMA FELICIDAD

    Con una actitud tan poco usual, como si hubiera salido sin traje, sin corbata y sin zapatos, saboreaba una tostada untada con manteca y miel, mojada en la taza de café con leche.
    Las dificultades insolubles perdieron importancia, pero no se resignaba a ignorar el porqué de las cosas y de los sucesos.
    Evocaba imágenes con una visión deslumbrante. Todo a su alrededor le recordaba a un azul profundo que le embriagaba sus ojos.
    Mientras saboreaba otra tostada con miel y manteca, recordó la sensación que había sentido cuando era niño; su madre lo regañaba para que se comportara bien en la mesa mientras desayunaba.
    Ahora que era libre, podía disfrutar de la tostada untada con manteca y miel, mojada en café con leche. Hoy día poco le importa ya, si la miel se corre por los costados, le gusta así ¡y qué!  Su madre ya no está para retarlo y aunque estuviera, no le haría caso, es feliz así, libre y haciendo lo que le gusta.
    Ese es el enigma de la felicidad, hacer las cosas bien pero a su manera, disfrutando el momento y el día a día.
    Sin traje y sin corbata pero con zapatos, porque sus pies no le permiten caminar descalzo. Son sensibles a las piedras no alineadas del empedrado. Sin el uniforme que lo acartonó durante muchos años, casi toda su vida, ahora puede gozar de impresiones de frescura y luz deslumbrante, de no solo el azul, sino de muchos otros colores que dan vida a su vida y lo hacen feliz.

    Malania Nashki