• General

    BENDITA NATURALEZA

    Hoy puedo escribir al amor
    aunque mi inspiración
    viajó con el viento
    ese viento que hace unos  años
    lo montó en sus alas
    y se lo llevó al cielo.
    Un preciado y nuevo amor
    quizás hoy esté en otros brazos
    porque se lo ha llevado
    otro pájaro en su vuelo
    o quizás mañana aparezca
    en alas de un ave ajeno.
    Es por eso que hoy escribo
    a la hermosa naturaleza
    porque me da todo:
    su sombra, su aroma
    y sin mezquindad
    me quita la tristeza.
    Al contemplarla
    respiro profundo
    y pido al que un día
    se lo llevó en sus alas
    me dé la alegría
    de verlo de nuevo
    para poder decirle
    cuánto lo he extrañado
    cuánto me hizo falta
    y cuánto todavía lo quiero.
  • Cuentos

    TAN NATURAL

    Lucía tan natural como el fluir del aire, los días que no tenía obligaciones laborales.
    El cielo estaba vagamente nublado, resultaba imposible distinguir la distancia que separaba el aire de las nubes.
    Ese viernes lloviznó desde la primera hora de la mañana y cayó una fría lluvia hasta empaparlo.  Lo esperaba.
    Cerró la ventana y a través de ella igual se sentía el olor a lluvia recién caída. Pero las gotas eran tan finas que no se distinguían, salvo en el brillo de las hojas del árbol de canela. Parecía que la noche se había precipitado desplazando al día, o que el día se arrepintió y se volvió sobre sí mismo, dando lugar a la oscura noche, pero no, ni siquiera eran las diez de la mañana.
    Los faroles de la avenida empezaron a brillar ¿Quién las encendió? Preguntó distraída, quitándole la campera de cuero cubierta de gotitas.
    El hombre cabellos de plata, se dejó caer pesadamente sobre la silla, envolvió sus manos con las de ella buscando calor de hogar.
    – El café está listo –dijo la mujer- aún sin querer soltarle las manos. Él movió la cabeza como aceptando.
    – Te hará bien tomarlo caliente –agregó la anfitriona-.
    Su mano temblaba aprisionando la suya y así caminaron juntos hasta el desayunador que separaba la cocina del living.
    Sorbo a sorbos muy pequeños, se sucedieron despacio entre el vapor que salía de aquella taza parisina.
    Los minutos se transcurrieron y cuando dieron las doce campanadas de la iglesia cercana, se apuró en anunciar que su cliente de la tarde lo esperaba en el bar frente al Hospital Durand.
    Tomó su campera y juntos de la mano buscaron el ascensor.
    Desde la acera el cielo pintaba multicolores indicando el cese de la lluvia.
    Él apresuró el paso, ella lo vio encender un cigarrillo y lo perdió de vista entre los pilares y paredes del edificio vecino.

  • General

    ANTÍTESIS Y SINTONÍA

    Hay mensajes ocultos
    en la textura de la vida.
    Hay misterios no develados
    en miradas compartidas.
    Crean un idioma propio
    en el universo de colores.
    Entre aromas y sonidos
    entremeses y  rasguidos.
    Un equilibrio justo
    de los cinco sentidos.
    La armonía natural
    de los cuatro elementos
    en nuestro mundo vacío.
    El aroma de colores
    el perfume de la noche
    y la luz sobre el olvido.
    La música del atardecer
    de los mensajes ocultos.
    El llanto de la niebla
    por no verte llegar.
    La sangre de la tierra
    los espíritus del cielo
    los contrastes al bailar.
    La variedad de razas
    de alegrías y  tristezas.
    El hermoso amanecer
    y el deseo de tenerte cerca.
    Con cada beso un estigma
    beso que también es caricia
    caricia de miel en tu cuerpo
    para evitar la fatiga.
  • Poemas

    SIN ESTORBAR

    Nivelan la superficie verde
    alguna vez, color de esperanza
    los caramillos sin estorbar.
    ¡ESO!
    Ya no quiero obstaculizar
    ni siquiera tu pensamiento.
    Volcaré mis sentimientos
    en lechos de hojas agudas
    en páginas claras y vacías
    que no fastidien tu dureza.
    Las pecas luminosas de mi cielo
    te iluminarán en silencio
    sin que te percates de ello
    para no infligir
    en tu delicado y portentoso silencio.
    Fotografía: Julián Tenaschuk
  • Poemas

    ENTRE SAUCOS Y OTRAS HIERBAS

    Entre saucos y palmeras

    la niña camina, 

    canta, salta y ríe

    junto a su querida abuela.

    Antes de salir el sol

    el zorzal anuncia un nuevo día

    entre rosas y madreselvas

    que perfuman en armonía.

    Dejan atrás la alameda

    y confunden el camino

    en vueltas no diseñadas

    descubren una flor amarilla

    errática y solitaria

    nacida de rara hierba.

    Cautivas en atractiva aventura

    se sientan a conversar 

    en el borde de la acera

    se hunden en el olvido

    en una zona oscura y sin ruidos.

    Un abrupto estruendo 

    cayó del cielo vacío

    y un rayo luminoso 

    las volvió a su curso 

    recordándoles el camino.

    Tomó en brazos a la niña 

    y comenzó a caminar

    emitiendo mil señales 

    que recordó al azar. 

    “No tengas miedo mi niña

    no comiences a llorar

    que con ayuda del cielo

    pronto hemos de llegar”.

    Finas gotas de agua fría

    acompañaron el vendaval

    mientras abuela y niña

    temerosas y angustiadas

    alcanzaron por fin el portal.  

    Malania

  • Relatos

    EN REMOJO

    El alcohol no es mi amigo, alguna vez un sorbo de whisky, media copa de vino o una de cerveza fueron mis aliados en compañía del ser querido. Pero en el cielo necesitaban a un humorista, alguien que tuviera alegría y buen humor permanente y los ángeles se lo llevaron. Digamos que fue así, pues pudo haber sido de otra manera.
    Cuando sonó el timbre anunciando de que tenía una llamada telefónica yo dormía profundamente como si estuviese ebria o en otro mundo. 
    Me encontraba en pleno sueño y mi cerebro, hinchado, como si lo hubiese puesto en remojo. Miré el reloj y marcaba las cuatro, de la tarde o de la mañana. ¿Cómo saberlo? Tampoco logré recordar en qué día de la semana y del mes estaba.  Entonces me levanté, corrí las cortinas y abrí las persianas. Descubrí un día nublado; era de tarde, apenas soplaba un aire húmedo, gris y no había ni un solo ruido; ni siquiera el loro se percató de que ya no era hora de siesta. 
    Cuando levanté el tubo del teléfono, alguien se cansó y cortó.

    Malania                                                                                                                   

    Imagen de la red