• Cuentos

    COLIBRÍ TORNASOL

    En un atardecer tranquilo, el sol iba desapareciendo dejando prolongadas sombras sobre el patio y el jardín. El aroma de los jazmines se expandía por todo el cálido ambiente de primavera. En un rincón del patio, cercano adonde la joven estaba sentada, rompió la calma el suave ruido como si fuese de un diminuto ventilador. Era un pequeño colibrí que la visitaba.
    Tal vez cansado por la intensidad de su ajetreo, escogió ese lugar para descansar. Un cable y una rama le sirvieron de posada.
    Pero no le bastó posarse solamente sino que se le acercó para pedir mimos.
    Quizás estaba asustado, y la paz del lugar lo acogió en ese instante.
    Como si supiera que ella no le haría daño el colibrí permitió que lo tocara.
    Ella le acarició son suavidad el lomo y la pancita del pequeño y frágil pajarito. Su pecho brillaba como una joya mientras sus alas descansaban por un momento.  El colibrí en agradecimiento y con expresión tranquila y soñolienta, cerraba los ojitos al ser acariciado. Su pequeñez parecía ser un milagro de la naturaleza. El aire alrededor se llenó de una quietud especial.
    De pronto un leve estremecimiento recorrió sus alas pero no voló.
    En ese instante ella sintió una conexión profunda y especial como si el pequeño colibrí estuviera agradeciendo por ese momento de descanso.
    Un rayo de luz se filtró por entre las ramas del naranjo e iluminó su cuerpito, abrió los ojos, la miró con una expresión que contenía miles de historias.
    Luego, con un delicado batir de alas, se alejó, zumbando de nuevo por el jardín, como si nunca hubiera hecho una pausa.
    La joven mujer sintió una sensación de calma en el corazón. El patio y jardín volvían a su ritmo, pero el colibrí, aunque ya no estuviera, en su pequeño descanso había dejado una huella en el aire, un recordatorio de que, a veces, la belleza y la paz se encuentran en los momentos más simples y sencillos de la vida.

    Malania

    Imagen: Rosana M. B.

  • General

    VISITA DE COLIBRÍ

    Estas coloridas y delicadas aves, además de ser muy bellas y llamar nuestra atención por ser la más pequeña del mundo y por su vuelo peculiar, encierra varios misterios. Los colibríes son protagonistas de muchas leyendas e historias con gran cuota de mística y encanto. Según distintas creencias a lo largo de la historia, la presencia de un colibrí tiene varios significados para la humanidad.

    Cultura maya: ‘la leyenda del colibrí de Jade’
    La leyenda dice que los dioses, tras crear todas las cosas que se encuentran en la Tierra, como piedras, árboles y animales, le asignan a cada una de ellas un trabajo o misión. Sin embargo, cuando terminaron de crear el universo, se dieron cuenta de que habían olvidado algo imprescindible: un ser que tuviera la tarea de llevar de un lado a otro sus deseos y pensamientos, un mensajero.
    Para los mayas, los colibríes son los mensajeros que llevan de un lugar a otro los deseos y pensamientos de los hombres y los dioses. También representan alegría, sanación y adaptabilidad.
    Los dioses se dieron cuenta, de que ya no tenían maíz ni barro, materiales con los que habían creado a todos los demás seres. Fue entonces cuando encontraron un pedazo de jade (un tipo de roca ornamental), y lo tallaron en forma de una pequeña flecha. Luego, soplaron sobre ella, y algo salió volando a toda velocidad. El pequeño trozo de jade cobró vida y se convirtió en un colibrí.
    Desde entonces, se dice que la cercanía de un colibrí es de buena suerte. Pero no solo eso, su presencia también indica que alguien te ha deseado el bien, y que el ave llevará tus pensamientos y deseos, tan ligeros como el, de un lugar a otro.

    El colibrí en la cultura inca
    Para esta civilización prehispánica, los colibríes no solo eran mensajeros de los dioses, sino que también llevaban los buenos deseos y pensamientos de otros hombres. Si alguien te deseaba bien, el colibrí tomaba ese deseo y lo llevaba hacia ti.

    Cultura guaraní y el colibrí
    La leyenda guaraní sostiene que es la guía de los santos difuntos. Según los guaraníes, el colibrí es el encargado de elevar al cielo a las almas que posan en una flor. Ellos sostienen que cuando un ser querido deja el plano terrestre, su alma se desprende de su cuerpo y se posa en una flor, donde se purifica, se perfuma y se conecta con la tierra.
    Allí espera a un colibrí, que es el encargado de conducir hacia el paraíso. Pero de vez en cuando la guía de los santos difuntos hace una parada para que las almas puedan ver una vez más a sus seres queridos.

    El colibrí en la Biblia
    En Génesis, el primer libro de la Biblia, relata que en el quinto día Dios crea los animales que pueblan las aguas y el aire, mientras que en el sexto día, antes del hombre, los animales habitan tierra firme. Entre ellos el colibrí, que es considerado el mensajero del cielo que nos llama a seguir adelante y dejar el pasado atrás.

    Cultura azteca: el “Mito de Huitzilopochtli y los colibríes”
    Para esta cultura, los colibríes eran valientes guerreros en la vida, debido a su tamaño pequeño pero enorme fuerza y energía para volar. Así es como se convirtió en el símbolo de Huitzilopochtli, dios de la guerra, advocación solar y patrono de los mexicas, llamado también ‘Colibrí Zurdo’.

    Colibrí: “espina de turquesa o espina preciosa”, fue una de las aves más sagradas de los antiguos mexicanos, ya que representaba al dios Huitzilopochtli, quien lo llevaba en su tocado, siempre prendido de una flor que representaba el corazón.
    Por esto, la representación del ave en vida se debe al llamado para las personas que deben ser fuertes ante la adversidad y confiar en las capacidades personales. Dicen que los guerreros aztecas usaban amuletos con la figura de un colibrí para atraer energía y fuerza.

    Imagen destacada: Rosana G. B.

    Otras imágenes: de la red

  • General

    JARDÍN MULTICOLOR

    Quizás ellas hablan en silencio,
    se cuentan historias desde su nacimiento.
    Algunas fueron sembradas con semillas
    otras, han crecido de esquejes.
    Cada una esparce su aroma
    compitiendo color, brillo y forma.
    Cuando se mecen con el viento
    son gestos que revelan un pensamiento.
    Cuando las miramos, las admiramos,
    nos transmiten amor para calmarnos.
    Ellas no duermen, disfrutan del rocío
    y de la luz de la luna o de la lluvia.


    Malania

    Imagen: propia

  • Descripción,  Poesía

    CASAS DE COLORES

    Casas de colores como almas que alientan
    transmiten alegría, donde el amor se asienta,
    frente a la arena que acaricia los pies
    son refugio dorado donde nada es desdén.
    Sus muros esconden historias perdidas
    pintadas de sueños, lágrimas, risas y vida.

    El mar, un lienzo azul como el cielo infinito
    y entre ellos, alegres, las gaviotas danzan
    no dejan huellas, tampoco nada escrito.

    Las olas susurran secretos en la brisa
    mientras las parejas de la mano caminan.
    Juegan los niños, sus risas estallan
    con sueños que se mezclan sin alimañas.

    Malania

    Imagen: Gentileza Antonio M.

  • Relatos

    TORMENTAS

    En “algo más que palabras” su autor Patricio escribió:
    “Donde las palabras se llaman a silencio y en el alma refugian su sentir”

    Al leer la frase y ver la imagen con la que ilustró, recordé a mi tía Irene, hermana de mi padre. La llamaban “Irena”, descendiente de ucranianos y así era el nombre en su país.
    Cuando el tiempo estaba feo, con truenos y relámpagos, tenía tanto miedo que se quedaba muda y hasta su alma temblaba. Me gustaba ir a visitarla cuando vivía en el campo con mi tío Miguel (Mijailo). Él trabajaba todo el día como jefe de cocineros en un colegio religioso de pupilos. Sabía cocinar muy bien y ella también. Cuando sabía que yo iría a pasar el fin de semana en su casa, preparaba ricota casera y con eso, varenikes o varenekis (perogui o perohé) y los cubría con crema de leche. Además hacía budín de pan y crema pastelera con caramelo, porque sabía que me gustaba todo eso. Ella misma ordeñaba las vacas muy temprano, antes de la salida del sol. Mientras cocinaba me contaba historias de su vida. Lo quería mucho a mi tío y él a ella. Entre otras cosas me contó que sus padres no hubiesen permitido casarse si los padres de Miguel no hubieran autorizado que Ana, mi madre, se casara con el hermano de Irena, también llamado Miguel. Entonces se realizó el “matrimonio cruzado”, hermano  y hermana casados con hermana y hermano. Mi madre tenía 16 años y mi padre 22.
    La tía le contó a mi madre que cuando llovía, tronaba y había muchos relámpagos, era tanto su miedo que hasta llegaba a esconderse debajo de la cama. Por supuesto, eso hacía cuando todavía era joven y soltera. No podía pronunciar palabras, su miedo la dejaba petrificada pero el corazón le latía tanto que temía, le saltara por la boca. Decía que no le daba vergüenza recordarlo, le daba risa y era una de sus anécdotas de la vida.

    Malania
    Tomado de la vida real.

    Imagen propia y de la red.

  • Descripción

    ESCALERA CARACOL

    Las primeras escaleras caracol fueron construidas en la Edad Media con una finalidad militar. Su principal objetivo era proteger la fortaleza o castillo en el que se encontraban. Y se caracterizaban por su circulación hacía la derecha para mejorar la defensa.
    De esta manera, las escaleras de caracol más primitivas, limitaban el acceso de posibles invasores. Esto se debe a que tenían menos visión y sobre todo menos espacio para realizar movimientos de espada con su mano derecha, justamente al contrario que los defensores, que contaban con todas las ventajas posibles para manejar sus armas.
    Además de esto, no disponían de barandillas para aumentar las posibilidades de defensa, porque esto facilitaba que el defensor pudiera dar un golpe seco al atacante y hacerle caer escaleras abajo sin posibilidad de agarre.
    Sin duda, las primeras escaleras de caracol de la historia son todo un ejemplo de creatividad funcional.
    La escalera de la fotografía fue construida dentro de una altísima torre circular. En su interior posee ventanas pequeñas para el ingreso del aire y luz natural. Subir hasta el último escalón me ha costado bastante, pero me permitió disfrutar de la vista general de toda la ciudad.

    Malania

    Imagen: Guillermo F. T.

  • Poesía

    LOS CACTUS DEL PUERTO

    En el puerto de Barcelona,
    donde el cielo celeste se funde
    con el azul profundo del mar,
    se alzan los barcos, majestuosos,
    como sueños anclados en el horizonte.

    La gente pasea,
    un río de pasos y sonrisas,
    mientras el sol acaricia sus rostros
    y el viento juega con sus cabellos.

    Los cactus, en su silencio espinoso,
    vigilan desde las rocas,
    guardando historias de tiempos pasados,
    susurrando secretos del desierto
    al abrazo salado del mar.

    El puerto es un lienzo vibrante,
    donde cada día pinta nuevas aventuras,
    y el cielo celeste, testigo eterno,
    se extiende infinito,
    como el deseo de todos aquellos
    que sueñan con horizontes sin fin.

    Malania

    Imagen propia

  • Poesía

    A MI PUEBLO NATAL

    Oh, mi pueblo, tierra de mis raíces,
    donde el tiempo parece detenido,
    en tus calles guardo tantos recuerdos felices,
    en mi alma, preservados.

    En tus plazas, bajo el sol radiante,
    se congregan los sueños y anhelos,
    y en cada esquina, un rincón amante
    que acoge los suspiros más sinceros.

    Tus campos verdes, tus sierras altas,
    testigos de mi infancia y juventud,
    guardan secretos de historias exaltas,
    en cada brisa, una eterna virtud.

    A ti, mi pueblo, te dedico versos,
    como tributo a tu eterna belleza,
    en cada letra, mis más fieles esfuerzos
    por capturar tu esencia con destreza.

    Que aunque me aleje, siempre en mi corazón,
    tu imagen perdurará, firme y serena,
    pues eres tú, mi eterna inspiración,
    mi refugio, mi hogar, mi querida tierra.

    Malania

    Imagen: Propia

  • Poemas

    MIEL DORADA

    En el campo de pasto verde y fresco,
    donde las plantas bailan con el viento
    el zumbido de la abeja que va y viene,
    recogiendo el néctar de toda flor que encuentra.

    En este rincón del campo, la vida late,
    la naturaleza en su esplendor,
    teje historias de colores y fragancias,
    con un marco de sinfonías desplegadas
    por el viento, los pájaros y las abejas.

    Cada gota dulce es un regalo sagrado
    esencia de un mundo fecundo y frágil,
    convierten el néctar en tesoro brillante,
    un trabajo, un ballet ensimismado,
    que en el vuelo de abejas queda eternizado.

    Malania

    Imagen de la red.

  • Poemas

    INIGUALABLE LUGAR

    Bajo la sombra de un árbol amigo
    un cortinado blanco y sillones vacíos,
    al fondo el río Uruguay, serpentea con su brío
    rodeados de vegetación siempre presente y testigo.

    Entre verdes que abrazan y otros colores que estallan
    la quietud susurra historias del ayer y quizás, del mañana,
    en que se mezclan aromas de tierra y añoranza,
    donde el tiempo se detiene y el corazón descansa.

    Con la belleza serena que en este lugar se esconde,
    la vegetación abraza al cortinado blanco,
    a los pájaros que alegran con su canto,
    y a quienes ocupan los vacíos sillones.

    Malania

    Imágenes: Roxana E. S.