EL MANTO DEL RÍO
Casi desvanecido, Heraldo, fue volviendo la cara despacio como si el aire estuviera viscoso.
Se quedó tieso y pensó
– No hay vida para sustituir la pérdida, ni siquiera un elemento inventado-
Ni una lámpara ni una vela para iluminar la noche cubierta por un gigantesco manto negro.
Ella ya había cumplido, y exilada de sus deberes diurnos se exhibía como un secreto, ese del que todos lo saben pero del que nadie habla.
En la negrura del manto, sin el rutilar de las estrellas, en ausencia de la luna, dormitaba el río escondiendo el sonido cantarino esta vez sin melodía, melodía que acompañó al claro del día, ese que ahora permanece en su exilio banal.
Heraldo paladeaba una idea, que el río temía a la noche.
Se esforzó para evitar el pensamiento y siguió, allí tumbado, con la mirada hacia las estrellas, que decididas comenzaron a vestir el firmamento para quitar el miedo al callado río.
Imagen propiaLEYENDA DE LA YERBA MATE
Cuenta la leyenda que, desde hace mucho tiempo, la Luna Yací, como la llamaban los guaraníes, alumbra de noche el cielo misionero. Yací no conocía la tierra, veía el mundo desde arriba porque no se animaba a bajar a descubrirla, aunque era muy curiosa y ansiaba ver por sí misma las maravillas de las que le hablaba su amiga Araí, la nube.
Un día, venció su temor y bajó a la tierra acompañada de la nube, y convertidas en niñas de blanca piel y cabellera, se pusieron a recorrer y descubrir las maravillas de la selva. Era mediodía y los colores, los olores y los ruidos de la gran selva no dejaron que escucharan los pasos sigilosos de un yaguareté que se acercaba agazapado para atacarlas. En ese mismo instante, antes de que pudiera lastimar a Yací y Araí, una flecha disparada por un viejo cazador guaraní que venía siguiendo al tigre se clavó en el costado del animal y salvó a las dos niñas que estaban arrinconadas, muy asustadas. Ellas no pudieron agradecer al anciano ya que volvieron lo más rápido posible al cielo, temblando de miedo por lo que había sucedido.
Esa noche, acostado en su hamaca, sin saber que había salvado a la tierra de quedarse sin Luna que alumbrara en la oscuridad, el viejo tuvo una extraordinaria visión: la Luna, en todo su esplendor, desde el cielo le decía:
– Yo soy Yací, la niña que hoy salvaste del yaguareté y quiero darte las gracias ya que fuiste muy valiente. Por eso quiero darte un regalo y un secreto. Mañana, cuando despiertes, vas a encontrar frente a tu casa una planta nueva llamada caá (yerbamate); con sus hojas tostadas y molidas se prepara una infusión que acerca los corazones y ahuyenta la soledad. Es mi regalo para vos, tus hijos y los hijos de tus hijos-.
Al día siguiente, el viejo descubrió frente a su casa, una planta de hojas brillantes y ovaladas que crecía de la tierra.
El cazador siguió las instrucciones de la Luna: no se olvidó de tostar las hojas y, una vez molidas, las colocó dentro de una calabacita hueca, vertió agua, probó de una caña fina y luego convidó a todos los miembros de su tribu.
¡Había nacido el mate!MUTISMO
El silencio se adueñó de la temprana noche y en pacto con la luna llena de mantener el secreto, sin vacilar, comenzó a contar sus historias.
La luna abría cada vez más grandes sus ojos, sorprendida con lo que escuchaba. Sintió una sensación nueva y un pensamiento doloroso y sombrío, cuando el silencio confesó que, por culpa de la vanidad de algunos y la mentira de otros, se vio obligado a recluirse detrás de los muros, de ventanas cerradas y a veces, en lo alto de la montaña. Hoy prefiere estar callado, a pesar de que le gustaría cantar junto al viento, rugir con las olas del mar y chapotear con la lluvia. Pero a veces, todavía, acompaña al viento, al mar y a la lluvia, aunque nadie lo puede escuchar, porque su mutismo está latente.
Mientras tanto la luna, pintó el horizonte de rosa para alegrar al sol, que también emerge detrás de las aguas sin hacer ruidos.
En silencio se piensa, se medita, se recuerda y en paseos cotidianos se reconoce a la tristeza y a la alegría, solo viendo lo que hay alrededor, pero siempre en silencio.Imagen: J.G.T.
DESLUMBRANTE LUNA
Hay una forma viva,
en que la luna sale redonda
y nunca es igual (o tal vez sí),
pero cada día es
como la primera vez.
¿Alguien sabe cuál fue
el día en que la luna
mostró su cara circular la primera vez?
O ¿Cuándo fue el primer día
que vio así a la luna?
Yo recuerdo haberla visto
tan iluminada y grandiosa
como el primer encuentro contigo,
en un atardecer distinto.
La luna indiferente,
al menos así parecía,
nos bañaba con su deslumbrante luz.
Los granitos dorados
daban cuenta del sol
que cansado se había esfumado
dejando bajo nuestros pies su calor.
Algún cangrejo blanco asustado
se escondía en nuestra sombra.
Una que otra gaviota
en vuelo tardío
nos saludaba con sus alas.
Las ágiles e irrespetuosas horas
anunciaban la medianoche,
mientras tú y yo destejíamos
hilos secretos de los recuerdos
de momentos vividos.
Hoy somos solamente amigos.
Amigos al amanecer de madrugada
y amigos bajo la luna pícara,
silenciosa y calma.
Hoy tu vida es ajena a la mía.
Eres como el sol poniente sobre el mar,
mientras yo disfruto de la caminata playera
a la luz de la luna reflejada en sus aguas.Imagen: Mia T.
LUZ CREPUSCULAR
¿Qué le dirá la luna al sol
cuando ella se asoma
y él se va escondiendo
detrás del horizonte?
¿Qué le dirán,
luna y sol,
a los pájaros del bosque?Quizás el sol pida silencio
para descansar detrás
de alguna nube en suspenso.
Y la luna pida amor
para pasar mejor
la noche en vela.
El bosque, las nubes,
el rugido del mar,
los latidos de la gran urbe.
¿Quién podrá atestiguar
si hay romance
entre el sol y la luna?La luz crepuscular
con su quietud sin igual
los observa y atestigua
con actitud confidencial.Imagen: Nadia
CELOS DE LUNA
¿Adónde quedaron hoytus besos madrugadoresque despiertan mi alegría?Tal vez los robó la lunacelosa de nuestra armoníao quizás el vientoacompasado por el fríose cobró su aliento,regalando al mar adentroen una botella de cristal,porque sabe bien quetú eres tú y yo soy yo,que así somos felicesy con amor y besos
colmamos nuestro universo.Imagen: G. F. T.EL RELOJ DE LA LUNA
En algún lugar,
se detuvo el reloj,
por orgullo
o por maldad,
por amor propio
o por testarudo,
por miedo
o por perezoso.
Nunca fue virtuoso,
muchas veces equivocó
y cambió las agujas
por coquetería menor.
La manecilla pequeña
marcaba los minutos
y la más grande, la hora.
Armó tantos líos en el mundo
que a mediodía salió el sol
y a la siesta cayó el rocío,
los novios se desencontraron
y la cita no se concretó.
A los pies de la noche
mostró su cara la luna
y el día amaneció.Imagen: C. J. V.
NUBES DE ACERO
Esplendorosa la luna,
misteriosamente serena,
vuelca la inútil belleza
de su luz, atascada
por las nubes negras.
No hay estrellas fugaces
ni vigilantes luciérnagas,
solo fugitivas manchas grises
en un anochecido horizonte,
con extinción parcial
de las farolas encendidas.
Los transeúntes desaparecen,
ni los fantasmas se animan
a salir de paseo, cuando
la tormenta se avecina.Imagen: M. J. T.
MI POEMA DE AMOR
Letras de Rubén E. Ch., un hombre que las ha pasado mal en el camino de la vida, pero gracias a Dios (como lo digo yo) y gracias al Universo (como lo dice él) está vivo y con el ferviente deseo de seguir adelante a pesar de todo y de todos los que lo hirieron.
Esta es: Una mirada de hombre hacia el Amor
Que no te extrañe si te digo
Como un niño…
Y qué cosa es un poeta
Sino un niño perdido,
Solitario, entre la muchedumbre
Inquieto, vulnerable,
Un pétalo de rosa al aire
Mecido por el viento.
Sólo muy dentro de mí
Me entiendo como que
Soy aquel hombre enamorado
Que se miraba en tus ojos
Y contemplaba su felicidad.
Así, muy dentro de mí, también
No puedo
Entender que aquella ilusión
Fuese imposible.
Hoy en silencio me digo
Que la mujer es
Un hondo abismo
Que no puedo entender
Siendo hombre
Siempre pensaré que
Una mujer, si la amamos
Y si también nos ama
Es el vértigo mismo
Irrefrenable, incansable, brutal
Una diosa en plenitud de vida.
Yo quiero que me quieras
Si tú quieres…
Creo que cuando me doy cuenta
Que soy únicamente un hombre
Me parece que lo soy
Solo por quererte y que sólo
Por tu amor
Me doblegaría.
Y me recuerdo como aquel niño
Que movió sus labios,
Que miró con ojos
llenos de dicha
Que lloró de felicidad
Expresando su amor
Y no fue correspondido.
Ahí, el hombre
Que finalmente soy
Siente el peso de la verdad
Y guarda silencio, triste.
Aún así,
Te doy las gracias, mujer
Ilusión siempre joven de mi vida
Por el milagro infinito
De hacerme ver que puedo
Amar, y volver a amar
Así…
Aunque no me ames.Autor: Rubén E. Ch.
DÍAS Y DÍAS
Cada nuevo día es un milagro,
cada jornada nos trae siempre alguna sorpresa,
y aunque sea la más mínima,
como un pimpollo recién abierto
o una melodía de un pájaro
que se anida en algún árbol cercano.
Hay días venturosos
y otros en los que fluctúa
una incierta nebulosa,
días que parecen
noches interminables.
Pero al fin todo se revierte,
vuelven la paz y la calma,
todo se acomoda y el tiempo fluye
como agua cristalina por su cauce
bajo la bella luz de la poderosa luna
en un día cualquiera.Imagen: H. R. F.