• Poemas

    SIN RESPUESTAS

    ¿Por qué te ocultas
    detrás de la pantalla?
    ¿Por qué estás
    detrás del sol de la mañana?
    ¿Por qué arrasas mi camino
    y toda mi alma?
    ¿Por qué silencias
    como el viento en calma?
    ¿Por qué estás aquí
    pero estás allá?
    ¿Por qué te veo
    en las cosas más simples?
    ¿Serás sencillo
    o tal vez muy orgulloso?
    ¿Por qué siento celos
    cuando descubro el rocío?
    ¿Será que es cierto
    que estás en celo
    desde el 1 de enero?
    ¿Será que ha despertado
    en mí un sentimiento?
    ¿Será que no me entero
    y es que ya te quiero?
    ¿Llegaré a tu cima
    o caeré en mi sima?

    Malania

    Imagen: de la red

  • Cuentos

    EL TERO TICO

    En un vasto campo de verdes praderas y colinas suaves, vivía un tero llamado Tico. Era conocido por su elegante plumaje gris oscuro, negro y blanco y su característico grito agudo que resonaba a gran distancia. Cada mañana, al alba, Tico se levantaba temprano para recorrer su territorio y asegurarse de que todo estuviera en orden.
    Un día, mientras exploraba cerca de un arroyo, Tico vio algo inusual: una bandada de aves desconocidas había llegado al campo. Eran aves grandes con plumaje brillante y un comportamiento algo extraño. Tico, siendo el guardián del campo, decidió investigar. Voló hacia ellas con su característico vuelo enérgico y les preguntó qué hacían allí.
    Las aves le respondieron que estaban buscando un lugar seguro para anidar. Tico, siempre dispuesto, les ofreció su ayuda para encontrar el lugar perfecto. Juntos exploraron el campo, y Tico les mostró los mejores lugares para construir sus nidos, asegurándose de que estuvieran alejadas de los depredadores y con suficiente comida cerca.
    Con el tiempo, las aves nuevas se establecieron allí y, bajo la guía de Tico, el campo se llenó de vida y color. Él se convirtió en un amigo querido para las nuevas aves, y su grito ya no solo resonaba en ese lugar, sino que también se mezclaba con los nuevos cantos que llenaban el aire.
    Así, el tero demostró que ser un buen guardián no solo significa proteger tu hogar, sino también ayudar a otros y hacer nuevos amigos. Y así, el campo se convirtió en un sitio amplio, aún más alegre y armonioso gracias al espíritu generoso de Tico.

    Malania

    Imagen: Roxana E. S.