• Prosa Poética

    LA VIEJA CASA DEL FAROL

    Cuántas veces pasé, cuántas veces la vi mostrando firmeza al paso del tiempo, hoy sigue ahí.

    Crecí, con su imagen llena de elegancia regalando encanto a través de los años, dejando momentos hechos recuerdos.

    La vieja casa del farol con sus rosas adornándola, quedó tan prendida en nosotros que nadie quiso derribarla.

    La tengo presente, la dibujo en versos, le canto en palabras que salen del corazón sabiendo bien nunca será olvidada.

    Autor: Miguel Márquez

    Imagen: M. A. M. R.

  • General

    AMOR Y MÁS AMOR

    Hace un tiempo ya desde la última vez que le dije a mi pareja que la amo, comentó Esteban a su amigo Miguel mientras tomaban un breve descanso en el trabajo. Recuerdo que fue en una tarde lluviosa, estábamos acurrucados en el sofá, compartiendo historias y risas, después de haber visto una película de humor y romanticismo. En un momento, miré profundamente sus ojos y le dije: “Te amo”. La expresión en su rostro fue una mezcla de sorpresa y felicidad, como si esas palabras fueran un bálsamo reconfortante para el alma. Desde entonces, han pasado algunas semanas, quizás incluso meses, y aunque el amor sigue latente en nuestro día a día, no siempre encontramos las palabras adecuadas para expresarlo. Tal vez sea hora de recordarle lo importante que es para mí y lo mucho que la amo.

    Es cierto que el amor, expresado a través de gestos y acompañado de alegría, tiene un poder sanador increíble para el alma. En un mundo lleno de altibajos y desafíos, el amor genuino puede actuar como un bálsamo que calma nuestras preocupaciones y nos llena de esperanza.

    El amor hacia los demás, hacia nuestro país, más que todo se basa en reconocer y respetar al que no piensa igual que uno mismo, igual que la mayoría. De ese modo, si existiera más amor verdadero, podríamos  construir un mundo y un país mejor.

    ¡Qué inspirador y necesario! Reconocer y respetar a aquellos que tienen opiniones diferentes es fundamental para vivir en paz y armonía. La diversidad de pensamiento enriquece nuestras sociedades y nos permite encontrar soluciones más creativas y equitativas para los desafíos que enfrentamos.

    Cuando somos capaces de escuchar con empatía y comprensión a quienes tienen perspectivas distintas a las nuestras, abrimos la puerta al diálogo constructivo y a la colaboración. En lugar de dividirnos, nos unimos en la búsqueda de objetivos comunes que beneficien a todos.

    Además, el respeto hacia la diversidad de pensamiento fortalece nuestros valores democráticos y promueve una convivencia pacífica y armoniosa. Cada persona aporta su propia experiencia y conocimiento, lo que nos permite aprender unos de otros y crecer juntos como sociedad.

    En definitiva, al reconocer y respetar al que no piensa igual que nosotros, contribuimos activamente a la construcción de un mundo más inclusivo, justo y próspero para todos.
    ¿Cómo podríamos vivir en pareja si no pensáramos en que ella y él son personas que tienen derecho a pensar diferente sobre algunas cosas?
    Y para seguir adelante es necesario consensuar, pero sobre todo y para eso, se necesita dialogar.

    El amor comienza por las bases, en el hogar. Hacerlo extensivo a la escuela, al trabajo, a todo ambiente donde convivimos con las personas que piensan igual o diferente, sería lo ideal para ese mundo mejor que tanto anhelamos.

    Malania

    Imagen: de la red

  • Poesía

    SIESTA

    El sol reina en su máxima altura,
    las calles reposan en silencio
    bajo el ardor que semeja a incendio.
    Las sombras huyen de su esencia pura.

    El eco muere en su mudo murmuro,
    y el viento apenas roza el suelo rojo,
    en esta pausa, la siesta es casi un gozo,
    en calles desiertas, quietas en su apuro.

    Los pájaros guardan su trino sereno,
    en sombras que reposan bajo los árboles;
    el sol se esconde tras alguna nube blanca,
    que solidaria extiende su sutil manto.

    En esta hora, el tiempo es más lento,
    las calles vacías guardan su encanto,
    en la siesta, el mundo se hace contento
    y no hay lugar para lamentos.

    Pero en las mañanas
    cuando el sol aparece
    y la brisa es suave y serena
    acaricia rostros y mece árboles
    en una danza amena.

    Malania

    Imagen J. G. T.

  • Poesía

    CALLEJONES DEL RECUERDO

    Desorientada en el laberinto de la noche,
    donde las sombras se alargan como susurros
    y los destellos de estrellas se confunden
    con los destellos de tus ojos ausentes.

    Caminando entre callejones del recuerdo,
    pisando los adoquines de la nostalgia,
    busco el eco de tu voz entre el silencio,
    pero solo encuentro el vacío resonante.

    Desorientada en el torbellino del tiempo,
    donde los relojes marcan horas sin sentido
    y los minutos se deslizan como lágrimas
    sobre la piel áspera de este mundo efímero.

    Perdida en el laberinto de mis propios pensamientos,
    navegando entre los remolinos del deseo,
    busco el faro de tu amor entre la bruma,
    pero solo encuentro el eco de mi propia voz.

    Desorientada, sí, como un barco sin rumbo en alta mar,
    como un pájaro sin nido en la tormenta,
    pero aun así, en esta oscuridad sin fin,
    persiste la esperanza de encontrarte.

    Malania

    Imágenes propias

  • Poemas

    LA NIÑA TENÍA UN SUEÑO

    La niña estaba sentada
    en noche de primavera
    a orillas del ancho mar.

    Bajo la luz de la luna
    acompañada por las estrellas
    dejaba volar su imaginación.

    Parecía unas nubes querían guiarla
    pero no se movía,
    su rostro mostraba felicidad. 

    La niña tenía un sueño
    muy dentro del corazón
    creándole ilusiones. 

    Buscaba ella se hiciese pronto realidad
    dejando pasar el tiempo lleno de esperanza.

    La niña tenía un sueño como todas
    seguro era algo tan bonito que no podía olvidar.

     Autor: Miguel Márquez

    Imagen de la red.

  • Cuentos

    LAS DOS MASCOTAS

    Algunos días de otoño, sobre todo los nublados,  parecen tristes y vacíos, hasta las paredes susurran soledad y el silencio abruma.
    Un domingo por la tarde, mientras hojeaba un diario en el café del barrio, encontré un aviso sobre un refugio de animales que pedían colaboración para poder comprar alimento para las mascotas y también ofrecían en adopción. Tomé nota de la dirección y al otro día me acerqué al lugar. Entre los numerosos animales que buscaban un hogar, una gatita gris llamó mi atención. Estaba acurrucada en una esquina, con sus ojos grandes y tristes mirándome mientras me acercaba. Su pelaje estaba enmarañado y noté que estaba visiblemente más delgada que los demás gatos. Me acerqué con cautela, para acariciarla. Ella se acercó tímidamente como desconfiando de lo que yo podía hacer. Pero enseguida comenzó a ronronear y tomó confianza. Decidí que esa gatita, a la que luego la llamé Huma, sería la compañera ideal. Decidido hice los trámites correspondientes y me dieron una ficha donde constaba que su procedencia era la calle, y cuando la rescataron estaba desnutrida y tenía algunas heridas que fueron curándose de a poco. Sin dudarlo decidí llevarla conmigo con el compromiso de darle amor y el cuidado que necesitaba.  
    Huma comenzó a mejorar su pelaje y a jugar con cuanto objeto encontraba en el piso. Como si adivinara la hora que yo volvía del trabajo, me esperaba al otro lado de la puerta y me recibía con ronroneos y saltos de alegría. El vínculo con Huma se fue fortaleciendo con el tiempo. Su presencia llenó de alegría mi hogar y me brindaba compañía. Pero un día me hizo pensar que cuando yo salía a trabajar, ella se quedaba sola. Sería bueno que tuviera otra gata para que le haga compañía durante mi ausencia.
    Y fue casual o tal vez causal, una tarde mientras iba a comprar algo al kiosco del barrio, escuché un suave maullido que me llamó la atención. Siguiendo el sonido, descubrí a una gatita siamesa, caminando sobre el muro de una casa. Sus ojos azules destellaban con angustia y noté que estaba herida. Me acerqué y sin necesidad de llamarla ella se me acercó como pidiendo ayuda. La levanté en mis brazos  y sentí como temblaba, no sé si de miedo o de hambre. Se acurrucó contra mi pecho con un suspiro de alivio. Sentí la necesidad de ayudarla, no podía dejarla allí. La llevé de inmediato al médico veterinario donde descubrimos que tenía solamente heridas superficiales y recientes.
    La atendió con cuidado, ella no oponía resistencia. Le dio un tratamiento y me dijo que se recuperaría pronto con los cuidados adecuados.
    Decidí llevarla a casa. Huma la recibió con curiosidad y aparentemente no le agradaba tener competencia. La llamé Sía, por su raza.
    Con el paso de los días, Sía se fue recuperando y comenzó a jugar con los juguetes que yo le había comprado. Huma empezó a acercarse más a ella, pero siempre con recelo. De a poco la fue aceptando y así mi hogar se llenó de amor y compañía.
    Las paredes ya no reflejaron el eco de la soledad y el silencio.

    Malania

    Imágenes: M.J.T.
     

  • Poemas

    AGUAS TRANSPARENTES

    El arroyo, como un espejo de la aurora
    testigo silente de la vida breve,
    en su corriente tiene un canto
    que enternece y enamora.
    Bajo el sol y entre sombras que se mueven
    su transparencia guarda muchas historias
    y en su fluir en la corriente cristalina
    el tiempo se remueve en la memoria.
    Mientras se dibujan sueños en el paisaje
    en algún rincón sereno del bosque
    donde el arroyo emite su sonido,
    el agua transparente se desliza en danza
    y el sol con sus rayos invasivos
    queda prendido en su bagaje.


    Malania
    Imagen: R. G. B.





  • Poesía

    INOCENCIA DEL PRIMER AMOR

    Sofía y José caminaban de la mano
    bajo la brisa suave de la tarde dorada,
    mientras el sol se colaba entre ramas y hojas.
    Florecía un amor de tierna mirada,
    la inocencia del primer noviazgo a deshojas.

    Hace más de cinco décadas,
    en aquel tiempo lejano,
    dos corazones jóvenes se encontraron,
    en el fulgor de un romance temprano,
    donde los sueños y promesas anidaron.

    Sus risas resonaban como campanas al viento,
    sus manos se entrelazaban con candor,
    en un baile de emociones sin tormento,
    en un mundo donde reinaba el amor.

    Aquellos días ahora parecen un sueño,
    una memoria envuelta en bruma y nostalgia,
    pero el eco de aquel primer empeño,
    resuena aún con fuerza de batalla en el alma.

    Que perduren por siempre esos momentos queridos,
    en el corazón donde el tiempo no alcanza,
    la inocencia del primer amor, sin ruidos,
    que aún brilla en los corazones de muchos
    y en la eternidad de la esperanza.

    Malania

    Imagen propia

  • Poesía

    UTOPÍA

    En un rincón de la utopía nace el sueño,
    alquimista del amor, en el alma su fragua,
    un lugar donde el tiempo y el espacio se ahuyenta,
    y el corazón encuentra su eterno dueño.

    En este universo de luz y ensueño,
    donde la realidad se torna en pauta,
    florecen los besos como dulce agua,
    y el amor se convierte en el único empeño.

    En el jardín secreto del sentir,
    bajo el manto de estrellas que conspiran,
    se gesta la magia de un amor sin fin.

    Y en ese éxtasis perpetuo de vivir,
    se entrelazan las almas que suspiran,
    en el edén eterno del sentir.

    Malania

    Imagen: propia

  • Poesía

    RECUERDOS DE UN AMOR PERDIDO

    En la penumbra de la noche inquieta,
    se agita el alma en busca del consuelo,
    mas halla sólo sombras en su duelo,
    y el eco de un amor que ya no acecha.

    ¿Qué versos podrían acallar la queja,
    o qué palabras calmarán el anhelo?
    El corazón, en su tormento, vuela
    a tiempos idos, sueños de un destierro.

    ¿Cómo describir la esencia del olvido,
    el hueco que dejó la ausencia amada?
    En vano busco el verbo en que lo inscribo.

    Quizás en la renuncia está la paz,
    en aceptar que el alma, desgarrada,
    puede encontrar consuelo en su soledad.

    Malania

    Imagen propia