CAMINOS DE AZUCENAS Y MARGARITAS
Los caminos serán llanos,
Si hemos sembrado margaritas
Serán empinados… cuando el odio
Ha sido la constante en tu vida.
El futuro, ha de ser brillante
Si hemos planeado cada detalle…
Las buenas decisiones, nos llevan
A contemplar verdes valles
Plantados de azucenas.
Nos complicamos… cuando tomamos el camino oscuro
Por seguir a otros o por la falta de reflexión
¡Así, tiramos por la borda… aquel éxito seguro!
El cual nos correspondía, como regalo de Dios.
¡La vida no es complicada!
Sólo que, nuestra mente se comporta
Como una madeja de lana
Donde se tejen historias vanas
Las cuales, nos llenan de mugre
El cuerpo y el alma.
Para darnos la sensación,
De incapacidad, en el dominio de la situación.
Nos hace creer que, como simples palometas de papel
Navegamos por mares de miedos
¡No, no te confundas, no debes creer!
Que tu camino es imposible de recorrer
¡Eres el capitán, no lo olvides jamás!
Hacia donde quieras… el viento soplará
Basta que tomes tu propia decisión
De no dejarte arrastrar por la opinión
De quienes están a tu alrededor.
¡Siembra buenas acciones!
Y la belleza, brillará hasta en los jarrones
¡Date por entero a ayudar a los demás!
¡Y los favores… de vueltas… volverán!
Este mundo, es un espejo
¡Donde simplemente… se reflejan tus pensamientos! “Autora: Escritora venezolana Sira Vargas de Biheller.
Imágenes: Propia (Malania) y de la red.
CUANDO SE APAGA
Lentamente vemos pasar la vida, muchas cosas se van quedando, algún sabor amargo superado.
Sabemos que perdimos, ganamos, de todo aprendimos, experiencias obtuvimos.
Hoy sé, cuando se apaga eso que hacemos nada vuelve a ser como antes.
Quedan en mi versos dejados sin escribir como solía hacerlo, ya no rima la palabra que hace a un poema.
Un silencio presente lleva lejos las frases, solamente un vacío nos empuja a seguir cuando se apaga el querer escribir, marchando al olvido todas las letras transformadas en poesía.
Autor: Miguel Márquez
Imagen: M. J. T.
HUELLAS
Hay huellas tan profundas que por siempre en el alma, quedan grabadas.
Hay huellas tan cálidas que su calor en el corazón perdura, y con el transcurrir del tiempo, inalterable se mantiene la temperatura.
Hay huellas tan significativas que son amor y origen, Universo y destino.
Hay huellas que marcan la diferencia entre lo auténtico y lo insignificante.
Hay huellas que marcan un antes y un después del instante en que el tiempo quedó paralizado.
Hay huellas que son eterna plenitud, destellos de luz que iluminan la memoria olvidada.
Hay huellas tatuadas en tinta escarlata, latidos del corazón, memoria en la piel,
caricias para el alma.
Huellas de invisible apariencia, éxtasis de amor que alimenta el corazón desde la mirada enamorada.
Hay huellas indestructibles por el tiempo y la distancia, marcas indelebles que en el tiempo permanecen inmutables.
Hay huellas que avivan sentimientos y despiertan nostalgias, tesoros sagrados, tangibles y latentes que el corazón guarda.
Hay huellas con fragancias especiales que únicas en su esencia las hacen, huellas que en la noche despiertan del letargo, empapando sábanas de ausencias y añoranzas, de sueños ardientes, de eterna presencia, de nuevas realidades.Autora: Escritora española, Marina Collado Prieto
Imagen: de la red y gentileza de Ricardo G.
LA PAZ DE LA MARIPOSA
En un soleado día de invierno, en un jardín rebosante de vida, una mandarina madura cayó, con un suave golpe del árbol se desprendió. Su cáscara brillaba bajo los rayos del sol mientras su jugoso interior exhalaba un aroma tentador.
Una mariposa negra, con una franja muy azul y sus alas moteadas, flotaba cerca y percibió el aroma fresco y dulce de la mandarina. Con elegancia y gracia, se posó sobre la fruta y comenzó a saborear su jugo con una delicadeza que parecía música en movimiento.
Sin embargo, no estaba sola en su festín. Una mosca, intrigada por el olor y el brillo jugoso de la mandarina, se acercó zumbando con curiosidad. Al ver a la mariposa disfrutando del néctar, decidió unirse al banquete. Pronto, una abeja, zumbando enérgicamente, se unió al grupo, atraída por el dulce aroma y la promesa de néctar.
La mosca y la abeja, con su bullicio y zumbidos, comenzaron a disputarse el lugar junto a la mariposa. Intentaban espantarla con movimientos rápidos y sonoros, pero la mariposa azul, serena y determinada, no se inmutó. Seguía absorbiendo el jugo de la mandarina con calma, ajena al alboroto a su alrededor.
La mosca y la abeja, frustradas por la presencia persistente de la mariposa, decidieron cambiar de táctica. Comenzaron a danzar frenéticamente alrededor de la fruta, esperando intimidar a la mariposa para que se alejara. Sin embargo, la mariposa continuó saboreando el néctar con una tranquilidad que desarmaba sus intentos de expulsarla.
Así, en medio del jardín lleno de vida y movimiento, la mariposa azul se convirtió en el centro de una pequeña batalla por el dulce tesoro de la mandarina. Su determinación y elegancia frente a la adversidad mostraron que, a veces, la paz y la persistencia pueden superar el bullicio y la agitación.Malania
Imagen R. G. B.
ACRÓSTICO
El día de San Juan se celebra el 24 de Junio. Pero desde la noche del 23 se realizan festejos alusivos, en los que muchas personas realizan y participan de varias actividades como por ejemplo, encender fogatas, quemar muñecos de trapo o papel u otros materiales confeccionados al efecto, el tradicional cruce de brazas, etc.
Mi aporte es este acróstico en conmemoración a todos los que llevan el nombre Juan.Junto al fuego, en la noche de San Juan
Un hombre miraba fijamente las ardientes llamas
Amigo de lo bueno, quería quemar lo malo
Nada más que eso le bastaba para ser feliz.
Malania
Imagen: M.J.T.
MARGINALIDAD
Tengo encinta la opinión bajo el cielo y este sol
Una vida peregrina de estación en estación.
A veces sueño que la vida pasará a ser mejor
Cierro los ojos y digo que no puede ir a peor.
Pero la realidad hace un roto al corazón
Y no hay aguja que hile
Un colchón alrededor
Que abrigue de la indiferencia
Si brota al por mayor.
Un momento en la vida hay que dirimir
La conciencia no te atraca
Si no induce a la verdad.
Es la ruina de los hombres tener que mendigar
Por haber nacido con el bolso cerrado
Sin un trozo de pan que llevarse al lecho
Sin opción de poder luchar
Obligado a la marginalidad.Autor: Gustavo García Pradillo
Imagen: de la red x G. G. P.
ATARDECER FOGOSO
En el último suspiro del día, cuando el sol todavía alumbraba el horizonte en un atardecer fogoso, los árboles del bosque parecían sombras dormidas bajo una aureola dorada. Las nubes, como enormes montañas nevadas, navegaban lentamente por el cielo teñido de tonos rosados y naranjas.
En medio de ese espectáculo celestial, dos amigos se encontraban en el claro del bosque. Ella, con brillo en sus ojos y el cabello iluminado por los últimos rayos del sol, miraba maravillada el juego de luces y sombras. Él, con una sonrisa cómplice, extendió la mano hacia ella, atrapando un momento que parecía suspendido en el tiempo.
“¿Ves cómo todo cobra vida al caer el sol?”, susurró él, mientras el cielo se oscurecía lentamente y las estrellas comenzaban a despertar. Ella asintió, sin apartar la mirada del cielo encendido. En ese momento, supieron que aquella tarde les había regalado algo más que un atardecer fugaz: habían descubierto la magia de estar juntos en un mundo donde hasta las sombras de los árboles parecían bailar al compás del sol que se despedía.Malania
Imagen: R. G. B.
DEJO MIS VERSOS
Dejo mis versos de amor, de nostalgia, porque no de tristeza.
Son aquellos que hablan del niño de ayer del hombre de hoy.
Es la dama soñadora que busca su príncipe como en los cuentos leídos de niña.
Dejo mis versos llenos de adiós en mi camino, aunque mi voz callada se pierde en su silencio.
Dejo mis versos cargados de sueños, llenos de fantasía guardando ilusiones que no se olvidan y marchan junto a mí.
Autor: Miguel Márquez
Imagen de la red
EL TUCÁN Y LA PAPAYA
En la selva tropical, donde el sol se asoma,
vuela el tucán con su plumaje de colores,
mientras la papaya madura en la sombra,
bajo la caricia cálida de los albores.El tucán, con su pico arcoíris, danza,
entre las ramas verdes y frondosas,
mientras la papaya, en su dulce bonanza,
enciende los sentidos con su pulpa jugosa.Bajo el dosel del bosque, la vida palpita,
mientras el tucán y la papaya se encuentran,
en un eco de la naturaleza infinita,
donde la belleza y el sabor se entrelazan.Así, en este rincón de la tierra exuberante,
el tucán y la papaya celebran su unión,
tejiendo en cada instante, con su encanto radiante,
la melodía eterna de la creación.Malania
Imagen: Ninet
EL OASIS DE EULALIA
En un tranquilo barrio semirural, escondido entre calles bordeadas de árboles y casas acogedoras, cercano al arroyo San José, se encuentra un jardín singular, un remanso de vida donde la soledad no tiene cabida. Este jardín pertenece a Doña Eulalia, una mujer de corazón cálido y amor por la naturaleza.
Ella no está sola en su hogar, pues el jardín es su fiel compañero. Desde el amanecer hasta el anochecer, está rodeada de seres vivos que hacen de su espacio un lugar lleno de vida y alegría.
Por los rincones del jardín, dos ranas cantan melodías que parecen fusionarse con el murmullo del agua de arroyo. Son las guardianas del estanque, no pierden tiempo en atrapar a cuanto insecto se les acerca, observando con ojos curiosos cada movimiento que ocurre a su alrededor.
A lo largo y sobre todo, a lo alto de las paredes, las lagartijas se deslizan ágilmente, jugando al escondite entre las piedras y las plantas. De todos los tamaños, se camuflan en diferentes colores, y aportan un toque de vitalidad al paisaje.
Los pájaros son los visitantes más frecuentes. Vuelan libremente, confiando en la generosidad de la señora Eulalia, que les ofrece alimento y agua. Entre trinos y aleteos, hacen del jardín su hogar temporal, llenándolo de vida y color.
Pero no solo los pájaros disfrutan de la hospitalidad de la mujer. Las mariposas revolotean entre las flores, dibujando un arco iris con sus alas delicadas. Los picaflores zumban cerca de las flores más dulces, deleitándose con su néctar.
Y como si fuera poco, varias perras curiosas deambulan por el lugar, siempre alerta ante cualquier intruso que se atreva a irrumpir en su territorio. Son las guardianas de la señora Eulalia, fieles compañeras que comparten su amor por la vida al aire libre.
Aunque en el jardín no haya lugar para los gatos propios, los vecinos felinos se aventuran por los tejados, curiosos exploradores que vigilan desde las alturas. Su presencia es bienvenida, especialmente cuando algún roedor intenta colarse en el jardín o en la misma casa. Con astucia y agilidad, los gatos vecinos protegen el oasis de la mujer, de cualquier amenaza que se presente.
Así, en ese jardín, la soledad es solo un recuerdo lejano. Rodeada de vida en todas sus formas, encuentra en la compañía de la naturaleza y sus amigos peludos una fuente inagotable de alegría y amor. Y mientras el sol se oculta en el horizonte, el jardín sigue vibrando con la magia de la vida en comunidad, hasta el momento en que cae la noche y con su oscuridad y su silencio mágico, envuelve al lugar invitando a todos a descansar.Malania
Imagen: propia