Poesía

UVAS MÁGICAS


Agobiado por tanta luz
prefirió volver.
Se quedó tranquilo
sentado en el umbral
de un patio sombreado y vacío.

Nadie sabía si le había ido bien
o le ha tocado algún fracaso.
Nadie sabía a lo que aspiraba
si quería continuar sus estudios
o buscaba trabajo.

Decía que todo estaba bien
a pesar de la oscuridad de la vida.
Y tenía esperanzas de no más
ennegrecer sus días.

De pronto se vio maravillado
rodeado de naturaleza pura
cuando su padre lo envió
a vivir con su padrino
al sur de un pueblo mendocino.

Desde allá escribió:
Madre, soy feliz.
Los racimos de uva
son como guirnaldas
de luces encendidas
que dan brillo a mi vida.

Malania

Imagen propia.

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