• Relatos

    DÍA DE LLUVIA


    El día estaba gris. Cielo cubierto de nubes que daban un tono oscuro.
    La lluvia ya se hacía presente. Marta, sentada cerca de una ventana de su sala que dejaba ver a la calle, se mantenía muy entretenida.
    Jugaba con su imaginación mientras veía el agua caer sobre la ciudad.
    No perdía de vista nada; un señor bastante gordo intentaba cruzar una cuneta desbordante de agua. Le resultaba gracioso ver lo que hacía para poder llegar al otro lado.
    Dos jóvenes descargaban un camión frente a un comercio sin importarles que lloviese.
    Dejando volar la imaginación se entretuvo con todo lo que veía.
    Mirando al cielo las nubes hablaban entre sí entretenidas, se sentían cómodas dejando que el agua mojase a todos los que en la calle andaban.
    Los canales le parecían grandes ríos, algunos con respectivas crecidas por estar desbordados.
    Así su imaginación crecía, no demoró en ponerse a contar la cantidad de vehículos que cruzaban frente a su casa.
    El tiempo pasaba sin distraerla, ese día de lluvia la seguía entreteniendo más.
    El paisaje se veía diferente con algunas luces encendidas, quería dejar todo eso escrito en papeles pero no sabía cómo hacerlo.
    Lo suyo no era la escritura, trató de guardar todo en su memoria, para contarlo después como una bella historia maquillada con la magia de su imaginación.
    Dicha historia la llamaría DÍA DE LLUVIA, seguro atraparía a quien la escucharla.

    Autor: Poeta uruguayo Miguel Márquez

    Imagen de la red 

  • General

    PAISAJE

    -¡Qué hermosa combinación de palabras para describir un paisaje! –dijo la abuela a su nieta, estudiante de quinto grado.
    -Así es- dijo la niña con entusiasmo-
    La maestra le había pedido que escribieran un poema y distribuyó papelitos con palabras diferentes. A Emilia le dio estos: “río, paisaje, atardecer, piedras, agua, cristalina, aire, aroma y color”. Todo concordaba con una fotografía con la que estaban trabajando en clase de geografía.
    -Puedo visualizarlo fácilmente, dijo la abuela. Y entre las dos construyeron el poema:

    Un río serpenteante, va fluyendo suavemente entre las piedras, reflejando los cálidos colores del atardecer en sus aguas cristalinas. El aire está impregnado de un aroma fresco y natural, mientras el cielo se tiñe de tonos naranjas, rosados y morados, creando un espectáculo visual que invita a la contemplación y la tranquilidad”.

    Ambas contemplaron la imagen y vieron que algunas sobraban, pero el poema quedó perfecto, no importaba solamente la imagen sino la imaginación que habían tenido en ese momento.
     ¿Estás imaginando un lugar en particular o crees que es una descripción general que las inspiró?

    Malania

    Imagen propia

  • Haikus

    NARANJO

    Haikus

    Flores de azahar
    entre las ramas verdes
    danzan al viento.

    Silencioso árbol
    con sus frutos maduros
    muestra su historia.

    Malania

    Imagen: propia

  • General

    MI TIERRA NATAL

    En las profundidades del valle, donde el sol besa la tierra y las montañas parecen tocar el cielo, se encuentra mi tierra natal, -comentó el joven a un grupo de amigos- un lugar impregnado de magia y misterio, entre arbustos y palmeras. Desde mi más tierna infancia, he sido testigo del encanto que emana de cada rincón de este lugar.
    Las mañanas comienzan con el canto de los pájaros que dan la bienvenida al nuevo día, mientras el aroma a tierra mojada se mezcla con el dulce perfume de las flores silvestres. El río serpentea entre los campos verdes, como una vena vital que alimenta la tierra y el alma de quienes la habitan.
    En los días cálidos de verano, el sol brilla con intensidad, pintando de dorado los limonares y los campos de trigo y maíz que se mecen suavemente con la brisa. Las tardes se vuelven cómplices de secretos compartidos entre amigos, bajo la sombra de los viejos árboles que guardan historias de generaciones pasadas.
    Pero es en el otoño cuando la tierra se viste de colores vibrantes, como si fuera un lienzo que el mismísimo pintor celestial ha decidido adornar. Los tonos rojizos, dorados y ocres pintan un paisaje digno de admiración, mientras el aroma a tierra húmeda y hojas secas llena el aire.
    El invierno llega con su manto blanco, cubriendo todo a su paso con una capa de nieve que transforma la tierra en un paisaje de ensueño. Las noches se vuelven más largas y frías, pero el calor de los hogares y el espíritu solidario de la comunidad mantienen viva la llama de la esperanza y la alegría.
    Y así, en este lugar donde el tiempo parece detenerse para permitirnos saborear cada momento, se encuentra mi tierra natal. Un refugio para el alma, donde los recuerdos se entrelazan con los sueños y el amor, por esta tierra perdura más allá de las palabras.

    Malania

    Imagen propia y de la red.

  • General

    SIGUE SUS HUELLAS

    Sigue el camino que Dios trazó,
    sin detenerte, nada te hará caer,
    tu fortaleza estará presente en la fe.

    Sigue sus huellas
    y por difícil pueda parecerte,
    verás la calma después de toda tormenta.

    No dejes que un tropiezo pueda detenerte
    y escucha mis palabras.

    -¡Vamos! Ve en ti la fortaleza que Dios te dio,
    no debes rendirte, verás lo bueno al final-

     Autor: Miguel Márquez   

    Imagen: propia (Malania)

  • Poesía

    NUBES EMPEDRADAS

    Entre nubes empedradas, el sol se esconde,
    en un cielo de plata, su brillo responde.
    La lluvia susurra, en danza se pone,
    y el viento las lleva, donde el horizonte.

    Entre nubes empedradas, el día se duerme,
    y las estrellas brillan, cual luceros eternos.
    La luna sonríe, su luz nos gobierna,
    y en este paisaje, el alma se tierna.

    Entre nubes empedradas, el tiempo se enreda,
    en un juego sin fin, donde el amor se queda.
    Susurros de sueños, en la noche se cuelan,
    y en este universo, la vida se revela.

    Malania

    Imagen propia


  • Poemas

    LA VOZ DE LA TIERRA


    En la corriente del tiempo,
    los humedales se abrazan.
    En cada paso retumba
    una armonía que enlaza.


    La tierra nos habla
    su deterioro retumba.
    Debemos escuchar
    lo que la naturaleza rechaza.


    Tesoros en honor al vuelo
    que en equilibrio nos da la vida
    en alas de esperanza la conciencia
    que despierta noble y redimida.


    La voz de la natura, en cada despedida,
    renace en cada gesto, su eterna melodía.
    Que en estos versos se encuentre,
    la importancia de la tierra que nos da la vida.

    Malania

    Imagen: V.D.S.

  • Poesía

    BARCO PIRATA


    En la vasta inmensidad del mar profundo,
    navega un barco, de misterio rotundo.
    Sus velas negras cortan el horizonte,
    y en cada ola, su leyenda se esconde.

    Entre la espuma y el rumor del océano
    Buscando tesoros en islas lejanas
    con el viento en la proa, su destino va
    con los piratas lejos de su hogar.

    Se teje la historia bajo un estandarte
    desafiando al mar en olas danzantes
    sin tregua ni vendas, con orgullo
    cantando canciones van los navegantes.

    Malania
    Imagen propia

  • Poesía

    BAJO EL SOL

    Hacia el cielo azul las palmeras se alzan,
    bajo el sol que derrama su calor.
    Por el camino rojo, mi mirar,
    busca la laguna al atardecer.

    Verde y amarillo pintan el paisaje,
    mientras el rojo tiñe el horizonte.
    En esta tierra de sueños y colores,
    se entrelazan versos y emociones.

    Malania

    Imagen propia

  • Poesía

    EN EL JARDÍN DEL ALMA

    Entre el prado danzan flores y campanillas,
    matizadas en colores que la primavera atesora,
    rojas como el ardor de un corazón enamorado,
    amarillas como el sol que ilumina la aurora.

    En el jardín del alma, su esencia se derrama,
    fragancias de sueños y promesas cumplidas,
    en el lienzo de la vida, cada pétalo se reclama,
    un susurro de amor en cada hoja tejida.

    Brotan del suelo, como suspiros de la tierra,
    delicadas y etéreas, su danza es un canto,
    la naturaleza las viste con gracia sincera,
    y en su humilde belleza, revelan su encanto.

    Así, en la poesía de este mundo, tejida,
    flores y campanillas, rojas y amarillas,
    son versos que en el alma quedan grabados,
    testimonio eterno de las alegrías sencillas.

    Malania

    Imágenes: M. J. T.

  • Cuentos

    EN LA TIERRA ROJA

    Había una vez, en un lugar lejano y misterioso, un pequeño pueblo rodeado de campos de tierra fértil, donde los arroyos serpenteaban entre las sierras. En este lugar, la naturaleza parecía bailar al ritmo del viento, y cada amanecer pintaba el cielo con colores que parecían sacados de un lienzo.
    En este lugar nació una criatura especial, un niño que vino al mundo en medio de la magia que envolvía aquel paisaje. Desde su nacimiento, se notaba algo diferente en él. Sus ojos reflejaban la profundidad de los arroyos, y su risa resonaba como el murmullo del viento.
    Este niño creció entre la tierra roja y la frescura de los arroyos, aprendiendo los secretos de la naturaleza que lo rodeaba. Cada día, exploraba los senderos que serpentean entre los árboles del bosque, maravillándose con la diversidad de vida que habitaba aquel lugar.
    Con el paso del tiempo, el niño se convirtió en un joven lleno de sabiduría y curiosidad. Sus pensamientos volaban tan alto como las aves que surcaban el cielo, y su corazón estaba lleno de amor por el lugar que lo vio crecer.
    Un día, mientras caminaba por los senderos que conocía tan bien, encontró una antigua cueva escondida entre las sierras. Con valentía, decidió adentrarse en ella, sin saber qué encontraría en su interior.
    Para su sorpresa, dentro de la cueva descubrió un antiguo libro, cubierto de polvo y lleno de misteriosas inscripciones. Con manos temblorosas, comenzó a hojear sus páginas, dejándose llevar por las historias que relataba.
    El libro hablaba de antiguos guardianes de la tierra, seres mágicos que protegían el equilibrio de la naturaleza. Y en cada página, el joven encontraba la clave para despertar su propia conexión con esa historia y convertirse en uno de esos guardianes.
    Decidido a seguir su destino, el joven se sumergió en el estudio de las enseñanzas del libro, aprendiendo los secretos de la magia que fluía a través de la tierra roja y los arroyos. Con cada día que pasaba, su conexión con la naturaleza se hacía más fuerte, hasta que finalmente se convirtió en un verdadero guardián de la tierra.
    Desde entonces, el joven recorría los campos y los arroyos, protegiendo a los seres que habitaban aquel lugar y velando por el equilibrio de la naturaleza. Su amor por la tierra roja y las sierras nunca menguaba, y su espíritu seguía siendo tan libre como el viento que acariciaba aquel paisaje.
    Y así, la historia de aquel joven se convirtió en una leyenda que perduraría para siempre, recordando a todos la importancia de cuidar y respetar los maravillosos regalos de la naturaleza.

    Malania

    Imagen: Propia