• Poesía

    LOS CACTUS DEL PUERTO

    En el puerto de Barcelona,
    donde el cielo celeste se funde
    con el azul profundo del mar,
    se alzan los barcos, majestuosos,
    como sueños anclados en el horizonte.

    La gente pasea,
    un río de pasos y sonrisas,
    mientras el sol acaricia sus rostros
    y el viento juega con sus cabellos.

    Los cactus, en su silencio espinoso,
    vigilan desde las rocas,
    guardando historias de tiempos pasados,
    susurrando secretos del desierto
    al abrazo salado del mar.

    El puerto es un lienzo vibrante,
    donde cada día pinta nuevas aventuras,
    y el cielo celeste, testigo eterno,
    se extiende infinito,
    como el deseo de todos aquellos
    que sueñan con horizontes sin fin.

    Malania

    Imagen propia

  • Poemas

    POETA ELEGIDO

    ¿Por qué usted eligió a este poeta?
    ¿Por qué te atreves a hurgar mi alma?
    ¿Por que quieres beber de mi fuente?
    Dulce Piadosa que taconeas mi puente,
    mira que soy santo que muere crucificado
    porque soy sacerdote que comulga el amor
    pero también soy pecador que sabe pecar
    Los furores de mi corazón claman al amor
    mi alma de poeta se agita con un te quiero
    y suspiro con una sonrisa tierna de amor
    Mi necesidad es constante y legítima
    y con prontitud me trepo a una ilusión
    porque tengo real capacidad amatoria
    Y mira, soy radiante luz, cuando amo,
    parpadeante aurora cuando quiero
    y hay dulzura en mi alma si deseo
    Amo la vida real y fecunda en la mujer
    porque es la belleza del amor en acción
    como verbo de admonición y combate
    Anhelo dormir en los brazos de Venus,
    añoro entregar mi amor expectante,
    deseo que lleguen las golondrinas
    a mi corazón de eterna primavera.


    Autor: Poeta peruano Paquito Peralta.

    Imagen de la red

  • Descripción

    MARGARITAS AMARILLAS

    No me gustan las cosas sofisticadas y de las flores prefiero las simples y perfumadas.
    Me gustan las silvestres y las que son sencillas como las margaritas.
    Estas amarillas pueden considerarse comunes, pero hermosas. No se queman con el sol, no les hace nada la helada, y se multiplican para formar una alfombra amarilla sin igual, pero por supuesto no se las puede pisar. No necesitan mucho cuidado son unas de las flores que más atraen a las mariposas y a los colibríes. También son las preferidas de las abejas.

    Malania

    Imágenes: Ninet y Rubén E. Ch.

  • Poemas

    ¿ESTAREMOS CIEGOS?

    El mundo ha perdido la cabeza
    con sus juegos de casino,
    jugar a la ruleta rusa
    en constante locura.
    Somos carne de cañón
    somos números discretos
    todos somos descartables. 
    Somos meros objetos.
    Hay un lamento profundo
    una tristeza infinita
    pero los iluminados celebran
    en tu torre de marfil.
    Y así en esta premisa
    en este menú ofrecido
    solo somos despojos 
    en este mundo confuso.
    ¿Estamos tan ciegos?
    que no podemos ver
    los trucos astutos
    ¿Qué prometen siempre?
    A menudo parece así
    que somos ignorantes
    estúpidos y buenos alumnos 
    juguetes y buenos farsantes…

    Autor: Poeta portugués Mario Margaride.

    Imagen: de la red

  • Cuentos

    INCENDIO

    Era una tarde calurosa, con el sol brillando con intensidad sobre los campos en parte verdes, en otras, dorados. En una pequeña aldea, las familias se dedicaban a sus tareas diarias, disfrutando de la tranquilidad que ofrecía el entorno rural. Sin embargo, esa calma estaba a punto de ser interrumpida de una manera inesperada.
    Como lo hacía habitualmente, Pedro, un joven granjero, estaba trabajando en su huerto. Mientras plantaba verduras, vio una columna de humo elevándose a lo lejos. Al principio pensó que era una fogata de algún vecino, pero pronto se dio cuenta de que el humo se estaba volviendo más denso y se extendía rápidamente.
    Pedro dejó sus herramientas y corrió hacia la colina que le ofrecía una mejor vista. Lo que vio le heló la sangre: un incendio se había desatado en la ladera opuesta, y el fuego se estaba extendiendo rápidamente hacia su dirección. El viento norte soplaba fuerte, empujando las llamas hacia los campos que había trabajado tan duro para cuidar.
    Sin perder tiempo, Pedro comenzó a alertar a sus vecinos. Con su voz resonando en la tarde calurosa, corría de casa en casa, llamando a todos a la acción. – ¡Hay un incendio en el campo! ¡Tenemos que ayudar a apagar el fuego! ¡Llamemos a los Bomberos!  
    Los aldeanos se apresuraron a salir de sus casas, algunos en estado de pánico y otros con una determinación feroz. Las familias se reunieron, recogieron a sus animales y se dirigieron al punto más alto de la aldea, lejos del fuego. Mientras tanto, Pedro y un grupo de hombres comenzaron a organizarse para luchar contra el incendio.
    El fuego avanzaba rápidamente, y pronto las llamas comenzaron a devorar los campos de trigo y las zonas boscosas. Pedro sabía que necesitaban una estrategia para frenar el avance del fuego. Decidió dividir a los aldeanos en equipos para trabajar en varios frentes. Algunos usaban cubos de agua y mangueras para intentar controlar las llamas, otros cortaban ramas de árboles y con eso golpeaban los pastos más cortos para apagarlo.
    A medida que avanzaba la tarde, la lucha contra el incendio se volvía cada vez más difícil. Los hombres estaban agotados, y las mujeres se turnaban para llevar agua y aliento a los que estaban en el frente de batalla. A pesar de sus esfuerzos, el fuego seguía avanzando, consumiendo todo a su paso.
    Justo cuando parecía que todo estaba perdido, llegó una brigada de bomberos de la ciudad vecina. Habían escuchado las noticias del incendio, alguien dio aviso de lo que estaba sucediendo, y acudieron en ayuda. Equipados con camiones de agua y mangueras de alta presión, se unieron a la lucha y, finalmente, lograron controlar el fuego.
    La noche cayó, y el incendio se extinguió, dejando tras de sí una extensión considerable de campo quemado. Los aldeanos, aunque cansados y tristes por la pérdida, estaban agradecidos por la ayuda recibida. Se reunieron en la plaza de la aldea para celebrar su valentía y el esfuerzo colectivo que les permitió salvar vidas y propiedades.
    Pedro, exhausto pero satisfecho, miró los campos quemados y su huerto intacto, porque gracias al riego artificial que hacía poco había instalado, el agua no permitió que el fuego avance en ese sector y en otros cercanos. Agradeció a Dios por la comunidad que estaba unida y que juntos podrían superar cualquier desafío.
    Así, aunque el incendio dejó cicatrices en el campo, también fortaleció los lazos entre los aldeanos y demostró el poder de la solidaridad en tiempos de adversidad.
    En el aire flotaron preguntas y hasta hoy quedan recuerdos: ¿Cómo se produjo el incendio? ¿Una botella de vidrio que alguien tiró y quedó expuesta al sol? ¿Una colilla de cigarrillo?
    Sobre todo en días de calor intenso, se deben tomar precauciones para evitar este tipo de accidentes.

    Malania

    Imagen: Bomberos

  • Prosa Poética

    MIRADA LEJANA

    Mirando lejos estamos,
    nos buscamos sin encontrarnos,
    hablamos al silencio sin respuesta.
    Queremos saber los por qué y nada nos dice,
    seguimos andando en la soledad.
    Te miro y me miras aunque no estemos,
    extrañarse está en nosotros
    sabiendo que el pensamiento une,
    la distancia no aleja.
    Mirada lejana nos tiene cerca,
    puedo verte en recuerdo,
    sonrío, lloro y sé que nada nos separa.

    Autor: Miguel Márquez

    Imagen: Reyna de Py.

  • General

    EL SENDERO DEL SOL

    El sol se abre camino al atardecer entre árboles,
    mientras el viento ayuda a pintar
    el horizonte de colores diferentes.
    Es como si bajara del cielo al mismo suelo
    queriendo caer al pasto para dormirse
    bajo la luna llena que no tardará en salir.
    Las nubes, coronando montañas y las ramas,
    aplauden su paso y se admiran de tanta belleza
    que el sol en su recorrido traza.

    Malania

    Imagen: Roxana E. S.

  • Poemas

    LA ESENCIA

    Cuando la soledad nos rodea, nos abraza.

    Qué bueno es sentir el amor de alguien,

    con la fuerza y ​​la esencia de cariño y amistad.

    Nada más triste

    que el manto de la soledad nos cubra

    como una nube negra

    eclipsando nuestra alegría de vivir.

    Los recuerdos, los buenos recuerdos

    son un soplo de aire fresco

    en la esencia de nuestra existencia

    envuelto en el manto oscuro

    de nuestra soledad.

    Pero nada más reconfortante

    más auténtico, más cierto
    que la esencia del amor,

    de cariño, de amistad,

    para dar alegría y color

    a nuestro corazón.

    Autor: Poeta portugués Mario Margaride

    Imagen: de la red

  • Prosa Poética

    LUNA LLENA EN NOCHES DE INVIERNO


    Noche fría y silenciosa, baila la soledad sin importarle,
    al compás de la brisa helada.
    El cielo limpio muestra su luna bella y radiante,
    la puedo ver muy aseñorada.
    Deja su magia a través de su luz llena de encanto
    como buscando a los enamorados.
    Luna llena en noches de invierno
    sigues tan firme iluminando la madrugada.
    Algunos hablan de amores, tú con el sol,
    por eso hoy tan elegante para esperarlo al amanecer.
    Luna llena en noche de invierno nunca te duermas,
    estaré esperando por ti
    para pedirte toda tu magia realice mis sueños.

    Autor: Miguel Márquez

    Imagen de la red

  • Haikus

    ATARDECER FLORIDO

    Haikus

    Celeste cielo.
    Atardecer florido
    de aromas sin fin.

    Una palmera
    saluda muy airosa.
    Sus sombras, muestra.

    Hay frío intenso.
    La ventana cerrada
    protege el viento.

    Malania

    Imagen: M. Julián T.