BALTASAR
EL SEGUNDO DE LOS OCHO
Era muy difícil su vida
la pobreza azotaba a su hogar
él no asistía a la escuela
porque a sus padres quería ayudar.
A veces limpiaba jardines
arrancando yuyos hasta desmalezar
abonando los terrenos
para luego en ellos plantar.
Cuando nadie lo ocupaba
el hambre obligaba a robar
mandioca, zapallos y choclos
para llevar comida a su hogar.
Eran muchos hermanitos
y su padre changarín
no siempre tenía trabajo
a pesar de salir a buscar.
Su madre empleada doméstica
apenas si el dinero ganaba
pero nunca le alcanzaba
para cubrir los gastos del hogar.
De a poco fueron creciendo
sus hermanos y Baltasar
cada cual hizo camino
porque se hace camino al andar.
La vida los fue premiando
y en el día a día a cada uno
de a poco les fue dando
no solo una oportunidad.
Hoy agradecen a la vida
porque a pesar de todo
el camino difícil que han recorrido
dicen que están bendecidos.
Malania
Las espigas de maíz: gentileza de R. E. Ch.
Las mandiocas: de la red
2 Comentarios
Azurea20
Estupendo poema y hermoso final.
Me gustaría seguirte, pero no encuentro la opción.
Un saludo.
Malania Nashki
Muchas gracias! Sí, varios me lo han dicho. Veré si puedo agregar ese ítem para que puedas seguirme.
Agradezco que hayas leído y visitado mi blog.
Un abrazo y muy buen fin de semana.
Espero me visites cuando quieras y puedas.