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GOB Y GRIS

Las siete de la mañana, nubes negras anunciaban el temporal. Algunos gorriones madrugadores despertaban a los puputs, palomas y búhos, pero ellos prefirieron mantenerse firmes en sus nidos.
Nuria, como todos los días salió a pasear con Gob, una cocker color canela. El gato gris esperó la llegada de Nuria y olfateó la bolsa. Sabía que en ella traía algún alimento para el desayuno. Servido su plato debajo de un banco, comió sólo un poco y el resto dejó en reserva para después, siempre que algún otro gato o alguna intrusa gaviota no se adueñe del manjar. A la par del can y su dueña, Gris comenzó su andar, mimoseando su cabeza y todo su pelaje contra el de Gob, en atrevida seducción. Gob le respondía volcándose al piso, moviendo la cola y en señal de cotejo, daba un brinco y nuevamente retomaba su andar.
Gris la acompañó hasta la mitad del camino de vuelta a su casa y regresó. Cada tanto giraban su cabeza, como señal de deseo de un próximo encuentro, tal vez mañana si no llueve.

Imagen: E. P. L.

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2 Comentarios

  • Pep Abelló

    No todas las rutinas son aburridas.. Ni hay porque cambiarlas.. A veces son la tenacidad y la esperanza de lo que ilusionamos.. Hay rutinas que son preludios de amor.. Saludos Malania.. Un gusto leerte.
    Pep.

    • Malania Nashki

      Qué sorpresa! Joan Pep Abelló. Esta fotografía fue tomada en el Puerto de Mahón. Su dueña lo sacaba a pasear y también llevaba pancitos para dar de comer a los peces. Ese gato (o gata) los esperaba todos los días porque la señora también le daba de comer a varios gatos que se reunían para disfrutar del banquete. Ellos la esperaban al otro lado del camino cerca de un gran portón que siempre permanecía cerrado. Gracias por leer y dejar tu hermoso comentario. Que tengas muy buen domingo.

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