PASEO DE NUBES
Hoy las nubes pasean de la mano,
unas van por todo,
otras van por nada
y simplemente navegan
en el mar de los sueños,
sobre campos, ciudades y montañas.
Expelen aromas,
los que durante el paseo
del éter absorbían,
y suaves melodías
cuando se rozan con aquellas
que permanecen como estatuas,
esas que penden
de hilos fosforescentes,
aturdidas por el mismo sol,
que les ayudará a soltar
sus acumuladas lágrimas,
sobre los campos resecos
y flores mustiadas.POR EL SENDERO DE LA VIDA
Quién sabe,
si debajo de esas hojas,
hay un ser viviente,
que nos está observando,
al pasar por el sendero;
o quizá desde la altura,
en una espesa rama,
se camufla un camaleón pequeño;
o tal vez del interior de la selva,
nos vigila un colorido jilguero,
desde el ramaje de alheñas,
que sin dudar nos inunda,
con el aroma de sus frutos negros,
en los que luce su plumaje amarillo,
un hermoso benteveo,
que ha preferido este hábitat,
en vez de un lugar abierto.
Aquí también se te extraña,
amigo de los encuentros,
lejos de la gran ciudad,
lejos de los esteros,
pero sin perder de vista,
mis más ansiados anhelos,
de un merecido y pronto reencuentro.CREPÚSCULO EN FLOR
Algo distinto, eso quería, y el crepúsculo se subió a una goleta. No le bastaron los mares, eligió las nubes y recorrió el mundo. Vagó por los aires cálidos y fríos, divisó solfataras, prados y ríos, hasta que lo derrumbó el cansancio. Una nube acogedora que en silencio lo observaba le ofreció cobija y cariño y desde allí el crepúsculo meditó varios días. Hastiado y disconforme con su ociosidad, volvió a su mundo. Encontró una nube transparente y la eligió como posada, desde allí podría ver todo lo que lo rodeaba. No muy lejos y en descenso vio un gran árbol cubierto de flores rosa violáceo. Sus despertares eran alegres al verlo tan elegante y perfumado, tanto así que con su aroma atrajo a los pájaros, quienes se resistían a dejarlo. Sus nidos tenían su propio jardín, las flores del lapacho, esas que sin saberlo, embarcaban un destino. El crepúsculo, intuyendo lo que avenía, soltó su voz: -¡No se vayan, yo las quiero! La nube transparente despertó y al unísono lo acompañó:-¡Cuidado!-. El alerta llegó a destiempo. La ráfaga no se apiadó y llena de envidia por tanta belleza se hizo cargo de destruir aquel paisaje esplendoroso. El crepúsculo se durmió, triste y adolorido, impotente, exhausto por sus gritos. Pero los pétalos altruistas descansaron unidos en el suelo, se secaron las lágrimas provocadas por la lluvia y alfombraron el camino de la ciudad sin truenos. Atesoraron su sueño y su destino, el de brindar a los lugareños su belleza montesina. Cuando el crepúsculo despertó, sonrió contento al ver adornado y enaltecido su sueño.Imagen: Manu C. R.OLAZÁN GALARDONADO
Con el silbido del viento
va al galope el olazán
no escucha a las cigarras
ni a los grillos su cantar.
Deja atrás en su corrida
el nevado Tronador
y ese bosque encantador
que se llama de Arrayanes
el aleteo de albatros
y los nubarrones negros
que anuncian el vendaval.
De pronto un haz de luz
en una sombra fría
lo detiene en el camino
es un pelícano herido
anuncia en canto el zorzal
en ancas lo levanta
y lo lleva a la ciudad.
Los acompaña el zorzal
sosteniéndolo del cuello
un cóndor y un águila en vuelo
los escoltan hasta el médico.
Desapareció el vendaval
la ciudad se iluminó
las cortinas se asolearon
y en las casas festejaron.
Cóndor, águila, zorzal y caballo
con el médico brindaron
agasajando al pelícano
el día de su cumpleaños
por haberse recuperado.
Al alazán lo galardonaron.RUIDO Y SILENCIO
Al parecer vive en una Josa.Al campesino rudono le agradan las visitases feliz con lo que ha construido:una productiva llosa.Osó por cavar una fosaa la espera de la lluviay el preciado líquidonunca le hace faltaentre otras cosas.Los primeros claroslo encuentran despiertocon el mate en la manorecorriendo el huerto.Dice que las hormigasno duermen de nocheél debe perseguirlaso se comerán los tronchos.Una eterna batallaentre hombre y hormiga.Además de plantas aromáticasromero, menta y albahaca(entre otras)lucen distintas especiescalas, geranios y rosasmuchas de estas sin espinasy una gran pasionaria liosa.Siempre a la siesta gloriosase suman las mariposasazules, blancas y amarillassobre su mano retozandespertando en visita misteriosa.No quiere helicópteros volandoni zumbidos de avionetasque no se molesten los pájaroscuando se orquestan en canto.Prefiere una humilde chozalejos de potentes ruidosatentando con crueldad a sus oídos.Prefiere proteger sus cultivos
de hormigas y malvivientes furtivosque en vez de un trabajo dignoprefieren hurgaren el campo o en la ciudady convivir con el ruido.