• Acróstico

    LO QUE ERES PARA MÍ

    Musa de mis versos
    Aurora de mis amaneceres
    Razón de mi existencia
    Ideal de mujer
    Alegría para mis tristezas.

    Máxima expresión de la sensualidad
    Altar de mis pasiones
    Reina indiscutible de mi corazón
    Tesoro invaluable
    Imagen de Diosa
    Novia del amor
    Ángel audaz de atrevido encanto.

    Este acróstico le ha sido dedicado a María Martina, una vieja amiga,
    por un admirador virtual que dijo llamarse Mabaut.

    Imagen: de la red

  • Prosa Poética

    ENTRE LA NIEBLA

    Entre la niebla, andamos recorriendo un camino que no tiene fin.
    Unos van otros vienen a nuestro alrededor, nada nos detiene.
    Seguimos marchando con la prisa de siempre sin llevar apuro al andar.
    Entre la niebla, nuestros pasos llevan certeza de ir adelante,
    aunque no sepamos donde llegar

    Autor: Miguel Márquez

    Imagen de la red 

  • Poesía

    LOS CACTUS DEL PUERTO

    En el puerto de Barcelona,
    donde el cielo celeste se funde
    con el azul profundo del mar,
    se alzan los barcos, majestuosos,
    como sueños anclados en el horizonte.

    La gente pasea,
    un río de pasos y sonrisas,
    mientras el sol acaricia sus rostros
    y el viento juega con sus cabellos.

    Los cactus, en su silencio espinoso,
    vigilan desde las rocas,
    guardando historias de tiempos pasados,
    susurrando secretos del desierto
    al abrazo salado del mar.

    El puerto es un lienzo vibrante,
    donde cada día pinta nuevas aventuras,
    y el cielo celeste, testigo eterno,
    se extiende infinito,
    como el deseo de todos aquellos
    que sueñan con horizontes sin fin.

    Malania

    Imagen propia

  • Descripción

    MARGARITAS AMARILLAS

    No me gustan las cosas sofisticadas y de las flores prefiero las simples y perfumadas.
    Me gustan las silvestres y las que son sencillas como las margaritas.
    Estas amarillas pueden considerarse comunes, pero hermosas. No se queman con el sol, no les hace nada la helada, y se multiplican para formar una alfombra amarilla sin igual, pero por supuesto no se las puede pisar. No necesitan mucho cuidado son unas de las flores que más atraen a las mariposas y a los colibríes. También son las preferidas de las abejas.

    Malania

    Imágenes: Ninet y Rubén E. Ch.

  • Poemas

    ¿ESTAREMOS CIEGOS?

    El mundo ha perdido la cabeza
    con sus juegos de casino,
    jugar a la ruleta rusa
    en constante locura.
    Somos carne de cañón
    somos números discretos
    todos somos descartables. 
    Somos meros objetos.
    Hay un lamento profundo
    una tristeza infinita
    pero los iluminados celebran
    en tu torre de marfil.
    Y así en esta premisa
    en este menú ofrecido
    solo somos despojos 
    en este mundo confuso.
    ¿Estamos tan ciegos?
    que no podemos ver
    los trucos astutos
    ¿Qué prometen siempre?
    A menudo parece así
    que somos ignorantes
    estúpidos y buenos alumnos 
    juguetes y buenos farsantes…

    Autor: Poeta portugués Mario Margaride.

    Imagen: de la red

  • Cuentos

    INCENDIO

    Era una tarde calurosa, con el sol brillando con intensidad sobre los campos en parte verdes, en otras, dorados. En una pequeña aldea, las familias se dedicaban a sus tareas diarias, disfrutando de la tranquilidad que ofrecía el entorno rural. Sin embargo, esa calma estaba a punto de ser interrumpida de una manera inesperada.
    Como lo hacía habitualmente, Pedro, un joven granjero, estaba trabajando en su huerto. Mientras plantaba verduras, vio una columna de humo elevándose a lo lejos. Al principio pensó que era una fogata de algún vecino, pero pronto se dio cuenta de que el humo se estaba volviendo más denso y se extendía rápidamente.
    Pedro dejó sus herramientas y corrió hacia la colina que le ofrecía una mejor vista. Lo que vio le heló la sangre: un incendio se había desatado en la ladera opuesta, y el fuego se estaba extendiendo rápidamente hacia su dirección. El viento norte soplaba fuerte, empujando las llamas hacia los campos que había trabajado tan duro para cuidar.
    Sin perder tiempo, Pedro comenzó a alertar a sus vecinos. Con su voz resonando en la tarde calurosa, corría de casa en casa, llamando a todos a la acción. – ¡Hay un incendio en el campo! ¡Tenemos que ayudar a apagar el fuego! ¡Llamemos a los Bomberos!  
    Los aldeanos se apresuraron a salir de sus casas, algunos en estado de pánico y otros con una determinación feroz. Las familias se reunieron, recogieron a sus animales y se dirigieron al punto más alto de la aldea, lejos del fuego. Mientras tanto, Pedro y un grupo de hombres comenzaron a organizarse para luchar contra el incendio.
    El fuego avanzaba rápidamente, y pronto las llamas comenzaron a devorar los campos de trigo y las zonas boscosas. Pedro sabía que necesitaban una estrategia para frenar el avance del fuego. Decidió dividir a los aldeanos en equipos para trabajar en varios frentes. Algunos usaban cubos de agua y mangueras para intentar controlar las llamas, otros cortaban ramas de árboles y con eso golpeaban los pastos más cortos para apagarlo.
    A medida que avanzaba la tarde, la lucha contra el incendio se volvía cada vez más difícil. Los hombres estaban agotados, y las mujeres se turnaban para llevar agua y aliento a los que estaban en el frente de batalla. A pesar de sus esfuerzos, el fuego seguía avanzando, consumiendo todo a su paso.
    Justo cuando parecía que todo estaba perdido, llegó una brigada de bomberos de la ciudad vecina. Habían escuchado las noticias del incendio, alguien dio aviso de lo que estaba sucediendo, y acudieron en ayuda. Equipados con camiones de agua y mangueras de alta presión, se unieron a la lucha y, finalmente, lograron controlar el fuego.
    La noche cayó, y el incendio se extinguió, dejando tras de sí una extensión considerable de campo quemado. Los aldeanos, aunque cansados y tristes por la pérdida, estaban agradecidos por la ayuda recibida. Se reunieron en la plaza de la aldea para celebrar su valentía y el esfuerzo colectivo que les permitió salvar vidas y propiedades.
    Pedro, exhausto pero satisfecho, miró los campos quemados y su huerto intacto, porque gracias al riego artificial que hacía poco había instalado, el agua no permitió que el fuego avance en ese sector y en otros cercanos. Agradeció a Dios por la comunidad que estaba unida y que juntos podrían superar cualquier desafío.
    Así, aunque el incendio dejó cicatrices en el campo, también fortaleció los lazos entre los aldeanos y demostró el poder de la solidaridad en tiempos de adversidad.
    En el aire flotaron preguntas y hasta hoy quedan recuerdos: ¿Cómo se produjo el incendio? ¿Una botella de vidrio que alguien tiró y quedó expuesta al sol? ¿Una colilla de cigarrillo?
    Sobre todo en días de calor intenso, se deben tomar precauciones para evitar este tipo de accidentes.

    Malania

    Imagen: Bomberos

  • Poemas

    LA ESENCIA

    Cuando la soledad nos rodea, nos abraza.

    Qué bueno es sentir el amor de alguien,

    con la fuerza y ​​la esencia de cariño y amistad.

    Nada más triste

    que el manto de la soledad nos cubra

    como una nube negra

    eclipsando nuestra alegría de vivir.

    Los recuerdos, los buenos recuerdos

    son un soplo de aire fresco

    en la esencia de nuestra existencia

    envuelto en el manto oscuro

    de nuestra soledad.

    Pero nada más reconfortante

    más auténtico, más cierto
    que la esencia del amor,

    de cariño, de amistad,

    para dar alegría y color

    a nuestro corazón.

    Autor: Poeta portugués Mario Margaride

    Imagen: de la red

  • Poesía

    LAPACHOS

    Los lapachos florecidos
    nos saludan al pasar
    los hay blancos y amarillos,
    se mecen con el viento
    cerca del río, lejos del mar.

    También hay de otros colores
    lila, algunos morados y otros rosa
    los pétalos deshojados por el viento
    alfombran y tiñen las baldosas.

    Cuando se cubren de flores
    anuncian buen tiempo, sin heladas,
    los pájaros alegran con sus trinos
    y el sol calienta desde la alborada.

    Malania

    Imágenes: Ninet

  • Prosa Poética

    A VECES

    A veces las palabras enmudecen, el verbo no acude, el silencio se impone y el latido se acelera cuando el alma habla sublimando el instante en que acontece lo más bello.  A veces las preguntas no importan, los obstáculos no impiden el movimiento, mis cielos flotan y se dispersan en la inmensidad de tu universo. A veces se acrecienta la intensidad del deseo por detener el tiempo, paralizar la maquinaria que envuelve con su sonido el transcurrir del tiempo y permanecer en la misma constelación en que nuestras almas vibran eternamente.

    A veces, ocurren cosas tan espectaculares solo con tu recuerdo que no necesito verte para sentir en mí el suave fluir de tu aliento. A veces, muchas veces, tantas veces como mi corazón te llama, tantas veces como mi alma te presiente, tantas veces como en sueños tus visitas se prolongan en las horas en que mis desvelos te pertenecen, en los momentos de calma cuando solo tu respiración se escucha desde mi silencio.

    A veces, muchas veces, casi tantas veces como años tiene la noche de los tiempos me elevo hacia los crepúsculos sabiendo que entre los rojos fuego del firmamento me esperas y me abrazas confundiéndonos con lo etéreo.

    A veces, muchas veces, no es necesario que estés presente físicamente, tu recuerdo puebla mis noches, tu alma conmigo danza, tu corazón palpita al unísono con este corazón que no requiere pronunciar palabras para expresar el amor que mi Ser hacia el tuyo siente.

    Siempre, y no solo a veces, el cuerpo se delata y se agita al compás del melódico latido de los corazones que se abrazan, de las almas que se reconocen, se acarician y se estremecen al contacto de las vibraciones que ambas desprenden. A veces con desesperada nostalgia se extrañan, se buscan y se encuentran bajo el sutil manto de estrellas que el Universo les ofrece como morada eterna.  

    Autora: Escritora española Marina Collado Prieto

    Imagen de la red

  • Poemas

    A TU MANERA

    A veces el murmullo de la brisa
    me confunde los sentimientos.
    No comprendo el silencio de tu amor por mí.
    Cómo ignorar cuando hablas
    entre los pasos del viento.
    Cómo comprender el silencio que hay en ti.
    Cuando duermes entre mis brazos,
    en cada anochecer acurrucada
    por el amor que tú ignoras,
    acariciando tu cuerpo sin palabras.
    Te siento suspirar entre tus sueños
    sin frutos, lastimándome
    por tu diferencia de amarme a tu manera.

    Malania

    Imagen: Javier A. T.