TIRA Y AFLOJA
Había una vez un burro que siempre acompañaba y ayudaba a su dueño. Pero un día se empacó y no quiso avanzar hacia donde su dueño lo quería llevar. Empezaron a tironear cada uno por su lado y el burro, cansado de tanto esfuerzo, alzó las orejas y se detuvo. Su dueño, frustrado, lo miró y le dijo: “¿Por qué no quieres ir conmigo? ¡No es tan difícil!”
El burro, con una mirada pensativa, respondió: “No es que no quiera ayudarte, es que siento que siempre me haces ir por el mismo camino, sin preguntarme qué quiero hacer. A veces, me gustaría seguir mi propio rumbo.”
El dueño, sorprendido por la respuesta de su burro, se detuvo a pensar. Recordó cuántas veces había tomado decisiones sin considerar cómo se sentía su fiel compañero. Con una sonrisa, se agachó y le acarició las orejas.
“Lo siento, amigo. No me había dado cuenta de que también tienes tus propios deseos. Vamos, tomemos un camino diferente, a ver adónde nos lleva.”
Y desde ese día, el burro y su dueño comenzaron a explorar nuevos senderos juntos, siempre escuchándose y aprendiendo el uno del otro.
Malania
Imagen de la red. Gentileza de Patricio M.