• Poesía

    PERFUME MILAGROSO

    Iluminaba una luz fría
    el espejo del invierno
    la luna llena se desvanecía
    entre las últimas estrellas del cielo.
    Un hombre se abrió paso
    en un bosque erizado de malezas
    la esperanza desaparecía
    en hilos de humo por la chimenea.
    La debilidad revoloteaba
    y resquebrajaba su interior
    la tristeza lo embargaba
    había dolor en su corazón.
    Por el cielo, el viento
    las nubes desparramaba
    y al capricho del aire
    la nieve caía espesa y volaba.
    El hombre sin son ni adornos
    su construcción sofocaba
    por la tierra y por el aire
    los cimientos derrumbaba.
    Desde los muros llegaban
    los estentóreos sonidos
    del revoloteo de mariposas
    y de los pájaros aún dormidos.
    De un único adorno florido
    perfume silvestre manaba
    uno de los pájaros cortó
    con su pico una flor morada.
    Y a través de la ventana boscosa
    donde vivía  el modesto hombre
    al que solo le quedaban
    cabellos blancos y ojeras pronunciadas
    depositó la bella morada
    desparramando los pétalos
    sobre sus labios resecos
    al despuntar la alborada.
    El perfume lo despertó
    con un cosquilleo en los labios
    la humedad del rocío lo cubrió
    curando el mal que lo asechaba
    por un misterioso milagro.
    Malania
    Imagen: P. H.
  • General

    SABER DE TI

     
     
    Aunque se esfume la gloria
    aunque rebalse la nieve
    no me detendrá
    ningún esparadrapo
    ni tampoco un yuquerí
    para brindar con alquermes
    en noche de luna llena
    a través de la brisa fresca
    en vuelo de madrugada
    o con reconfortante café
    en mañana aventurada.
     

    Malania

    Imagen: R. E. S. y propia.

     

    Diccionario de palabras:

    Esparadrapo: Tira de tela o de papel, una de cuyas caras está cubierta de un emplasto adherente, que se usa para sujetar los vendajes, y excepcionalmente como apósito directo o como revulsivo.

    Yuquerí: Árbol leguminoso de ramas espinosas que mide hasta 10 m de altura; de hojas compuestas de hasta 20 cm de longitud y corteza de color grisáceo; tiene una inflorescencia en panícula con pequeñas flores de color blanco; su fruto es una legumbre plana y algo retorcida que adopta un color castaño intenso en la madurez.

    Alquermes: Licor de mesa, muy agradable pero muy excitante, que se coloraba con el quermes animal.

  • General

    EL COYUYO Y LA CIGARRA

    Otra historia sobre el coyuyo y la cigarra:

    En el inicio de la vida en el universo, la primera creación femenina: Mammitu/Nammu, nuestra madre universal (conocida como ISIS en Egipto, o NINKHARSHAG en Sumeria, o simplemente como “Meri” por otros pueblos), había obtenido el permiso de la Fuente de Vida Universal, para crear el Jardín de sus sueños. Le entregaron un lejano planeta vacío en la periferia de la galaxia, casi nuevo, desconocido aún. Le fue entregado el planeta Tierra.
    Allí ella creó las montañas, los ríos, los mares, la nieve y las nubes. Al verlo vacío y de colores tan simples, desarrolló la flora, llenando la superficie del mundo de infinitos colores. Quería más, y creó los peces y animales acuáticos en mares y ríos, insectos y todo tipo de animales sobre la tierra, esperando coronar la creación con algo especial, que había aparecido en sus sueños: Un animal que sería su legado, y llevaría un regalo de los dioses: un ALMA propia.
    Al crear aquel ser elegido, y en su felicidad de lo hecho, le dio atributos especiales, como reinar y alimentarse de lo que desease de toda su creación anterior, descubriendo, y aprovechando todo aquel mundo. Era el ser humano recién creado, era su legado al universo.
    Al darse cuenta de que esa creación de sus sueños no sabía alimentarse, pensó en ayudarle a elegir, y a encontrar los tiempos y los momentos en que los frutos estuviesen maduros y fuesen comestibles.
    Para ordenar su Jardín, desarrolló nueva vida. Abejas que provean la dulce miel, frutas perfumadas que atraigan por sus deliciosos olores, granos que lo alimenten, y cascadas en los ríos para atrapar peces con facilidad. Todo para comer. Pero sentía que algo faltaba. Algo que diese la alerta de la inminente madurez de los frutos.
    Dándose cuenta, creó un ser que indicase a los hombres los tiempos de cosecha, para alimentarse de las bondades de la naturaleza, y vivir mejor. Y así, creó a los COYUYOS y CIGARRAS. Los creó con un cantar único, que todos entenderían, y en todos los colores, para demostrar la diversidad de la creación. Por eso encontrarán coyuyos verdes, grises, marrones, amarillos, hasta rojos. Pero todos cantarán la misma melodía.
    Desde ese momento, cada vez que un coyuyo canta, el hombre cree que el canto del coyuyo hará madurar las vainas del algarrobo, las sandías del campo, los mistoles y chañares del monte, las tunas de entre las pencas, y todo lo que lo rodea para alimentarse. Reconoce la señal de la madre universal, que le permite sobrevivir y reproducirse.
    También reconoce que aquel animal sagrado que fue generado para ayudarle, canta por amor a la vida. Con el tiempo, el hombre aprendió cómo funciona la vida y el universo y -en su alegría- le dedicó al silbador de la vida y madurador de los campos, su amor y devoción en sus propias canciones.
    Por eso también el hombre le canta al coyuyo, y está bien que así sea.

    Texto de R. E. Ch.
    Imagen de la red.

  • General

    DÍAS FRÍOS DE JULIO O DICIEMBRE

    Los días horizontales de julio
    o de diciembre
    (según sea Oriente u Occidente)
    se convierten  en turbias jornadas
    con rumores de limo volcánico.
    Un reguero de polvo radiante
    indica que todo ha cambiado.
    Los amaneceres se ven demorados
    por lunas de cenizas y lluvias heladas.
    Hasta las papas se muestran nevadas
    y los caracoles adormilan
    bajo el colchón de hojas
    que el otoño les ha regalado.
    Muchedumbre embrutecida
    por la ventisca del mediodía
    buscan la acera del sol ausente.
    Nadie reconoce los ojos del desencanto
    los labios ansiosos, la mano agitada
    que va diciendo adioses sin destino concreto
    desde una puerta entreabierta
    tan fría como la misma nieve.
    Los gorriones más atrevidos
    se congelan en un último aleteo
    con sus picos abiertos,  implorando
    que volviera el buen tiempo.
    Los pelícanos amontonados
    a la vuelta de la esquina
    se transmiten el calor del cuerpo
    enmarañando su plumaje entre ellos.
    Desde una ventana de cristales mustios
    él observa su cruel destino de auto presidiario.
    Pero no temas…aquí estoy…una voz de luz repite
    “no temas…aquí estoy
    y aunque el mundo congele tus  huesos
    y en silencio  opaque  tus besos
    Yo seré por siempre tu celda ardiente”
    Tu voz en mí. En mí, vos, por siempre vos.
    Malania
    Imagen de la red.
  • Haikus

    NEVADA PRIMAVERAL

    Blanco amanecer
    testigo de secretos
    custodio eterno.

    Copos de nieve
    sorpresa en primavera.
    Paisaje helado.

    Manos viajeras
    poetas soñadores
    construyen versos.

    Malania.

    Imagen: N. V. S.

  • General

    INTERROGANTES

    ¿Cómo explica la ciencia
    el dulce olor de la tormenta?
    ¿Será el petricor que percibimos
    después de una sequía
    lo que nos llena los sentidos
    de perfume infinito?

    ¿A veces la geosmina
    llega antes de la lluvia?
    ¿Será que la humedad aumenta
    y se humedece el suelo sin que llueva?
    ¿El olor es una combinación de aceites
    que provienen de las plantas
    ante períodos secos
    y de bacterias que viven en el suelo?

    Y por último:
    ¿Por qué a los niños les gusta chapotear
    en un charco de agua de lluvia?
    ¿Y aunque haga frío disfrutamos
    de jugar en la blanca nieve taciturna?
    ¿Por qué no suenan como antes
    las campanas  en todas las iglesias?
    ¿O es que ya a nadie le interesa
    el petricor,  la geosmina, el chapoteo,
    el color de la nieve y el repiqueteo?
    ¿Será que nuestros sentidos han sido
    vapuleados por la pandemia?

    Malania

    Imagen: P. M.


  • General

    SOMBRAS

    Hay sombras que se tornan inseparables,
    se apropian de nuestros sentimientos
    y se convierten en nuestra propia sombra
    aunque  aparentemos ser intocables.
    Sombras que no nos abandonan
    ni de día ni de noche,
    están allí abrazándonos, besándonos
    incitándonos a continuar vivos,
    memoriosos y enérgicos,
    esas sombras que no están amortajadas.
    Están llenas de vida
    aunque aparenten ser nada,
    allí están
    para hacernos saber que el amor existe,
    simplemente están presentes
    sin descubrir el motivo por el que están.
    Se alejan y luego regresan
    sin importar horarios ni estados del tiempo,
    si hay nieve,  llueve o hace frío
    solo están.
    En medio de la lluvia, la arena
    o sobre  la tierra roja o gris,
    frágiles o fuertes, qué más da.
    El hecho es que están y no se alejan demasiado
    y si viajan luego regresan
    buscando nuestra compañía.
    Si las rechazamos corremos el riesgo
    de un memorioso nunca más.
    A veces dudo …si solo son sombras
    o es tu presencia fugaz.
    Malania
    Imagen de la red.
  • Poemas

    CUMBRES Y RECUERDOS

    Mientras pienso en soledad,
    mi memoria opera,
    agregando a los recuerdos
    una nueva belleza.
    Introduce el pasado en el presente
    dimensionando el tiempo.
    Una rica red de recuerdos
    en planos diferentes,
    abandona los privilegios
    para vivir la vida
    en plena la naturaleza.
    Hay hilos misteriosos que cortan la vida,
    se entrecruzan y se redoblan,
    esperando la trama del fin del día.
    Y aunque parezca fútil,
    los árboles se acomodan
    enfilados para compartir
    el calor de sus ramas,
    mientras el sol,
    brillante como ojos de pájaro,
    a la nieve cosquillea
    que se derrite y baja
    por las caras de la cordillera.

    Malania

    Imagen: C. J. V.

  • Haikus

    REVELACIÓN

    La nieve y el sol
    imagen fantástica
    a cuatro vientos.

    Caminos del sur
    acunaban el tiempo
    hasta el invierno.

    Y llega el día
    en glorioso atributo
    revela el amor.

    Malania

    Imagen: C. J. V.

  • Relatos

    POR UN CAMINO NEVADO

    Con cierta expresión confusa pero tierna, ella, con la mirada y el corazón, seguía buscando por el camino de la vida un nombre que no encontraba.
    Cerraba los ojos y lo veía con todos los rasgos característicos que no se le borraban. Sentía un mundo demasiado distante, demasiado elevado. Él era doctor en leyes muy destacado.
    Aunque pensaba, que “el resto” también puede estar presente aquí o allá, al final del recorrido.
    El camino y los campos estaban cubiertos de nieve. Las montañas parecían vestidas con bonetes blancos. Si hacía frío ella no lo sentía en la piel, pero sí en el corazón.
    A veces duele más el alma que el cuerpo, -pensaba- y no hay remedio para curar eso. O sí, pero de esos que dopan y emborrachan. No sirve, porque cuando pasa su efecto el dolor se vuelve más grande aun.
    Quizás el pasado no muy lejano,  que recordaba casi a diario y en cualquier momento, marcó aquellas horas solemnes que pasaron juntos.
    Al final del camino nevado reflexionó y pronunció como en susurro:
    Cada cual puede rehacer la obra de su vida a su manera, con topetazos desordenados o en armonía. Depende de cada uno.

    Imagen: C. J. V.