BRUMA Y MAR
Las incertidumbres navegan entre brumas y sombras,
en desconocidos tiempos, con desconocidas verdades.
Cuestionadas certezas se enredan en la espuma del mar.
Nos convencemos al ver una roca
plantada en el suelo sin poder moverse.
Hasta podemos tropezar con ella.
No cuestionamos su estado,
no nos preguntamos si es feliz,
si quiere estar ahí bajo el sol caliente
o bajo la helada de invierno.
Para nosotros es un ser inanimado.
¿Lo es?
¿Tendrá ilusiones el mar?
Su espuma quizás es una forma de expresar algo
pero no lo comprendemos.
La sabiduría del tiempo puede deshacer una ilusión.
Abrazamos luces que luego se convierten en sombras y desaparecen.
Cuestionamos muchas cosas, verdades y mentiras.
Pero al contemplar el mar vemos una sana realidad,
y encontramos la paz aunque sea por un momento o varios, permitiéndonos ver la vida de tal o cual manera, sin cuestionarnos el porqué.Malania
Imágenes propias
RETÓRICAS
¿Cuándo regresaré?
¿Lo haré alguna vez?
¿Volvería?
No tenía motivos para volver.
Tampoco tenía respuestas a esos interrogantes.
Entonces, se despreocupó, porque eso vendrá con el tiempo.
No tenía sentido torturarse tratando de hallarlas hoy.
Esa también era una de las lecciones que había aprendido durante los últimos años.
Una demora, un camino diferente, un encuentro inesperado, una palabra demás, podría modificar la realidad. Las opciones y las posibilidades, de esa forma, se multiplicaban dando pie a múltiples posibilidades futuras muy distintas unas de otras.
Ella comenzó a entender que culparse o culpar a otros de las decisiones tomadas, no la conducía a nada bueno, que debía aprender a aceptar todo lo que había hecho en el recorrido por diferentes lugares y caminos.
Aceptar lo actual y real, constituía la única posibilidad que tenía para poder vivir en paz.
La vida a veces empuja a empezar de nuevo en esta tierra de mortales, donde, más allá de que cada uno delimite su terreno, es de todos.
La rueda gira sin pedir permiso, sin tener en cuenta apellido ni colores de piel. La luz del sol brilla para todos por igual. La vida continúa sin que nadie sepa, a ciencia cierta, hasta cuándo seguirá.Malania
Imágenes: Javier A. T. , M. Julián T y propias
JACARANDÁS
En la arboleda donde el viento canta,
el sol se filtra, tímido y dorado,
y entre los árboles, su sombra encanta,
un mundo verde, en paz, abrazado.Los jacarandás de flores violetas,
pintan de sueños el cielo lejano,
y sus pétalos, cual seda ligera,
alfombran senderos desde muy temprano.En sus ramas, los pájaros se esconden,
para romper la tristeza de hombres callados,
con sus trinos del alma, al paisaje responden,
al respirar de un jardín un poco olvidado.Así, entre árboles y flores en calma,
la arboleda cubre de quietud los seres,
y los jacarandás sus flores derraman,
aliviando corazones con males de ayeres.Malania
Imagen: de la red.
Avenida de Buenos Aires
COLIBRÍ TORNASOL
En un atardecer tranquilo, el sol iba desapareciendo dejando prolongadas sombras sobre el patio y el jardín. El aroma de los jazmines se expandía por todo el cálido ambiente de primavera. En un rincón del patio, cercano adonde la joven estaba sentada, rompió la calma el suave ruido como si fuese de un diminuto ventilador. Era un pequeño colibrí que la visitaba.
Tal vez cansado por la intensidad de su ajetreo, escogió ese lugar para descansar. Un cable y una rama le sirvieron de posada.
Pero no le bastó posarse solamente sino que se le acercó para pedir mimos.
Quizás estaba asustado, y la paz del lugar lo acogió en ese instante.
Como si supiera que ella no le haría daño el colibrí permitió que lo tocara.
Ella le acarició son suavidad el lomo y la pancita del pequeño y frágil pajarito. Su pecho brillaba como una joya mientras sus alas descansaban por un momento. El colibrí en agradecimiento y con expresión tranquila y soñolienta, cerraba los ojitos al ser acariciado. Su pequeñez parecía ser un milagro de la naturaleza. El aire alrededor se llenó de una quietud especial.
De pronto un leve estremecimiento recorrió sus alas pero no voló.
En ese instante ella sintió una conexión profunda y especial como si el pequeño colibrí estuviera agradeciendo por ese momento de descanso.
Un rayo de luz se filtró por entre las ramas del naranjo e iluminó su cuerpito, abrió los ojos, la miró con una expresión que contenía miles de historias.
Luego, con un delicado batir de alas, se alejó, zumbando de nuevo por el jardín, como si nunca hubiera hecho una pausa.
La joven mujer sintió una sensación de calma en el corazón. El patio y jardín volvían a su ritmo, pero el colibrí, aunque ya no estuviera, en su pequeño descanso había dejado una huella en el aire, un recordatorio de que, a veces, la belleza y la paz se encuentran en los momentos más simples y sencillos de la vida.Malania
Imagen: Rosana M. B.
NATURALEZA EN COLORES
Con atuendos de esperanza se viste la vida
cuando la primavera pinta con rojos y lilas.
La naturaleza generosa, fragante y sabia
nos regala colores que nos hablan.
Con matices y sombras se extiende la tarde
el amarillo se funde con un rojo suave.
En naranja dorado revive el alba
despidiendo a la luna vestida de blanco.Bailan las flores con colores de fuego,
canta el viento a las nubes del cielo.
La paz del paisaje en lienzo sin igual
nos invita a soñar en hermoso desvelo.Malania
Imagen: Propia
SENTADO
Dedicado al adulto mayor
Sentado dejando pasar el tiempo,
mirando a lo lejos lo que se fue,
lo que la vida dejo atrás.Sentado hablando con el olvido
sin entender las respuestas que me sabe dar
mientras sigo tan pensativo.Sentado dejando me acompañe la soledad
con su silencio guardando algunos recuerdos.Sentado viendo el viento llevarse sueños,
alejar esperanzas de aquello que ya no viene.Sentado atrapando paz, vistiendo tranquilidad
mientras los años viejos pintan mi cuerpo
sin apagar mi satisfacción de sentirme alegre.Autor: Miguel Márquez
Imagen de la red
MASCOTA PERDIDA
En un rincón sereno del bosque, una perrita cansada se acurrucaba junto a un árbol. Había pasado el día explorando y jugando, pero el calor y la fatiga la habían vencido. Sus pequeños ojos se cerraban lentamente mientras el sol comenzaba a bajar en el horizonte.
Un perro curioso, que paseaba por la playa cercana, notó las huellas en la arena que se dirigían hacia el bosque. Siguiendo el rastro, llegó hasta la perrita dormida. La observó con ternura y, con un ligero movimiento de su pata, la despertó.
Al instante, el suave murmullo del lago cercano se hizo más evidente. La perrita, al ver al perro y al reconocer la familiaridad de su compañía, se levantó con renovada energía. Juntos, siguieron las huellas que conducían hacia el lago.
Mientras el sol se ocultaba, el lago de aguas tranquilas reflejaba los tonos dorados y rosados del atardecer. El brillo del lago parecía acunar el final del día con una paz serena. Los dueños de la perrita, preocupados y buscando en la arena, finalmente llegaron al lago y, al ver a su mascota sana y salva, sus rostros se iluminaron de alivio y alegría.
Reunidos a la orilla del lago, el perro, la perrita y sus dueños compartieron un momento de tranquilidad y regresaron a la casa. Las huellas en la arena y el resplandor del atardecer eran un recordatorio de que, aunque el día había sido largo, el final era perfecto y lleno de gratitud.Malania
Imagen: de la red
SILENCIO
Así como del fondo de la música
brota una nota,
que mientras vibra crece
y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende,
y mientras sube, caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta,
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio,
en donde los silencios enmudecen.De Octavio Paz.
Imagen: M. Julián T.
CAMPO Y CIUDAD
En el campo, la quietud susurra su canción,
bajo un cielo vasto, sin fin ni condición.
La tierra se extiende, verde y serena,
donde el tiempo transcurre sin prisa, sin pena.Los campos dorados bailan al viento,
mientras el sol pinta de oro cada momento.
El aroma a tierra mojada al amanecer,
perfuma la mañana, fresca como el agua a beber.En la ciudad, un mar de luces y ruido,
donde el tiempo se escapa, fugaz y perdido.
Edificios altos, aceras llenas de prisa,
cada paso apresurado, en la vida precisa.Las calles respiran historias sin fin,
en cada esquina, un sueño que empieza a vivir.
El bullicio constante, la gente que va y viene,
en busca de un destino que nunca detiene.Campo y ciudad, dos mundos en contraste,
uno de paz y otro de prisa constante.
En ambos se escribe la vida con pasión,
cada uno único, en su propia canción.Pero a veces hay sorpresas:
Un cerdo se pasea bajo la luz del sol y calle cementosa,
en un barrio tranquilo, cerca de la ciudad bulliciosa.
Y otro, en el campo sereno, bajo el sol radiante,
se deleita en la tierra, o en el pasto, libre y vibrante.Malania
Imagen: Yoyi G.
LA PAZ DE LA MARIPOSA
En un soleado día de invierno, en un jardín rebosante de vida, una mandarina madura cayó, con un suave golpe del árbol se desprendió. Su cáscara brillaba bajo los rayos del sol mientras su jugoso interior exhalaba un aroma tentador.
Una mariposa negra, con una franja muy azul y sus alas moteadas, flotaba cerca y percibió el aroma fresco y dulce de la mandarina. Con elegancia y gracia, se posó sobre la fruta y comenzó a saborear su jugo con una delicadeza que parecía música en movimiento.
Sin embargo, no estaba sola en su festín. Una mosca, intrigada por el olor y el brillo jugoso de la mandarina, se acercó zumbando con curiosidad. Al ver a la mariposa disfrutando del néctar, decidió unirse al banquete. Pronto, una abeja, zumbando enérgicamente, se unió al grupo, atraída por el dulce aroma y la promesa de néctar.
La mosca y la abeja, con su bullicio y zumbidos, comenzaron a disputarse el lugar junto a la mariposa. Intentaban espantarla con movimientos rápidos y sonoros, pero la mariposa azul, serena y determinada, no se inmutó. Seguía absorbiendo el jugo de la mandarina con calma, ajena al alboroto a su alrededor.
La mosca y la abeja, frustradas por la presencia persistente de la mariposa, decidieron cambiar de táctica. Comenzaron a danzar frenéticamente alrededor de la fruta, esperando intimidar a la mariposa para que se alejara. Sin embargo, la mariposa continuó saboreando el néctar con una tranquilidad que desarmaba sus intentos de expulsarla.
Así, en medio del jardín lleno de vida y movimiento, la mariposa azul se convirtió en el centro de una pequeña batalla por el dulce tesoro de la mandarina. Su determinación y elegancia frente a la adversidad mostraron que, a veces, la paz y la persistencia pueden superar el bullicio y la agitación.Malania
Imagen R. G. B.