• Poesía

    AMANECER CON ESTILO

    El sol imponente asoma, dorado y sereno,
    despierta la tierra con su luz temprana,
    y el cielo se tiñe de un claro profundo y pleno,
    en el amanecer del primer día de semana.

    El lunes llega, con su ritmo y su calma,
    como un puente colgante entre sueños y realidad,
    cruzando un río de pensamientos y de alma,
    donde las nubes grises se desvanecen con suavidad.

    Pero hay nubes oscuras que amenazan al sol,
    como presagio de sombras en la vida que llega,
    sin embargo, el abrazo de la luz es un farol,
    guiándonos a través de un día más que se despliega.

    Bajo ese puente, el río sigue su curso fiel,
    y cada gota de agua refleja la esperanza,
    en el amanecer del lunes, todo es posible,
    como un abrazo de sol, viento y confianza.

    Malania

    Imagen: Lua Tenaschuk

  • Poemas

    ATARDECER DE MARZO

    Como margarita invertida
    de centro blanco y pétalos amarillos,
    besa el río y se mira en su espejo
    y como si fuera poco
    se atreve, y con su brillo
    penetra aguas adentro
    hasta perderse en el fondo,
    silenciosa, haciendo eco.
    ¿Permanecerá allí hasta el alba?
    ¿O se irá detrás del horizonte?
    para coquetear con la noche
    hasta dormirse en sus brazos
    envuelta en su enorme manto.

    Malania

    Imagen: Rox E. S.

  • Relatos

    MASCOTA OBSERVADORA

    El aire del ambiente me transmite una sensación de calma y curiosidad. La mascota de mis nietas, Kiara, como una especie de guardiana, observa en silencio las luces del otro lado del río. Tal vez se siente atraída por el brillo distante, pero también mantiene una distancia tranquila, como si estuviera reflexionando sobre lo que ve.
    Con sus ojos fijos en una lancha, parece captar cada pequeño movimiento del agua, como si pudiera predecir lo que sucederá a continuación. Su concentración es total, y su aguda percepción la hace estar siempre un paso adelante. Al seguir la lancha con interés, parece como si quisiera entender su destino, como si fuera parte de un misterio que ella sola debe resolver.
    La lancha comienza a alejarse lentamente, y la mascota, que nunca se equivoca, intuye que hay algo más en esa travesía. Tal vez siente que la lancha se dirige hacia un lugar desconocido, o quizás presiente un cambio en el viento, una alteración en el agua… Algo está por suceder, pero, ¿qué será? ¿La lancha llegará a su destino sin contratiempos, o algo la hará detenerse?
    La perra sigue observando, y en ese instante, podría ocurrir algo que cambiará todo: tal vez un giro inesperado en el río, o una luz que parpadea y alerta a la mascota de que no todo es lo que parece. ¿Qué crees que ocurrirá?

    Malania

    Imágenes: Rox E. S.

  • Poesía

    SI PUDIERA

    SI PUDIERA

    Si pudiera regresar el tiempo
    y brincar al compás del viento,
    habitar al borde del mar
    y del alba aspirar el aire fresco.
    Si pudiera hoy tomar tus manos
    acariciar tus suaves dedos,
    caminar por frescos senderos
    al ritmo joven de nuestros cuerpos.
    Hoy todo sería distinto,
    los susurros del amor serían más claros,
    el eco de tus palabras resonaría eterno,
    y en tus ojos vería el reflejo
    de un “para siempre” compartido.
    Pero el tiempo, como río, no vuelve,
    y solo nos queda un hermoso recuerdo.

    Malania

    Imagen: propia y de la red

    Parque Centenario. Fotos Andres Perez Moreno / prensa Ambiente y Espacio Publico
  • Relatos

    TARDES DE DOMINGO

    ¿El mal tiempo nubla los recuerdos?
    ¿De quién? ¿De qué? ¿De cuándo?
    Quizás nuble los suyos pero no los míos.
    Las cosas son como tienen que ser
    y lo que pasó, ya fue.
    Lo recuerdo con una sonrisa en los labios,
    con un corazón alegre por haberlo conocido.
    O no. Y sonrío por no haber tenido la oportunidad
    de continuar viéndolo,
    porque a veces la trastienda no es buena.
    Con lo que fue, fui feliz.
    Y no es que tenga la mente adormecida,
    la tengo lúcida como aquel primer día
    que me acompañó al salir del café hasta la puerta de mi casa,
    un edificio de departamentos de catorce pisos.
    No hubo indecencias, no fue un mal tiempo. 
    Y es por eso que  quedan hermosos recuerdos
    sin llantos ni arrepentimientos.

    Malania

    Imagen: Gentileza de Mariana

  • Haikus

    ÁRBOLES AL ATARDECER

    Árboles negros
    Contraste de colores
    en tarde invernal.

    No dañó el frío.
    Resisten vigorosas
    Las hojas verdes.

    Sol en colores
    Naranja y amarillo
    Fondo grisáceo.

    Malania

    Imagen: gentileza de Ricardo Gamero

  • Poemas

    QUISIERA

    Siento frío…
    Pienso en ti…
    Escucho tu voz…
    Me gusta tu risa.
    Haz lo que quieras hacer…
    pero no me olvides
    Atrévete a decir
    lo que sientes…
    Tenme cerca…
    tenme lejos.
    Es cierto,
    que no te rechazaré.
    Y…¿cómo podría lastimarte?…
    Si cuando mi soledad
    y mi silencio
    salieron juntos a pasear,
    tú llegaste despacito,
    sin que nadie lo note,
    sin violentar cerradura,
    sin obligarme a nada,
    te has metido en mi corazón,
    me has dado tu calor,
    haciéndome sentir lo que soy.
    ¿Cómo podría yo herirte?…
    si lo que siento por ti
    no tiene precio,
    y es como el rocío
    que humedece los pétalos
    y las hojas,
    para renovar su frescura
    en las mañanas silvestres.
    Y eres como el sol
    que ilumina
    hasta las más frías
    noches invernales.

    Malania

    Imagen: Propia

  • Prosa Poética

    DESDE EL BALCÓN

    Su habitación se presentaba como un mar en plena tormenta.
    Quiso respirar aire fresco y salió al balcón.
    Desde lo alto él observaba el paisaje otoñal.
    Los árboles tenían aspecto misterioso y solemne. Así los veía.
    Quizás era solo imaginación.
    El sol se retiraba tiñendo de colores brillantes las nubes grisáceas del horizonte.
    Algunas parecían transparentes. Una de ellas se extendía como en alas de pájaro.
    Las nubes  navegaron, otras desaparecieron y con ellas los deslumbrantes rayos de luz,
    internándose suavemente hasta ocultarse en el espejo del río.   

    Malania

    Imagen: Javier A. T.

  • Haikus

    CANOA LEJANA

    Dos niñas juegan
    en el Río Paraná,
    nadie las cuida.

    O sí, las cuidan
    Dios, y la Madre Santa
    desde la orilla.

    Una canoa
    se divisa a lo lejos.
    El sol se esconde.

    Malania

    Imagen: Roxana E. S.

  • Relatos

    ENTRE AMIGAS

    El pasto verde del parque se extendía como un tapiz bajo el brillante cielo azul de un día soleado. Tres perras corrían felices, cada una con su propia personalidad, pero todas compartiendo un mismo objetivo: la pelota.
    Una labradora marrón, juguetona, llamada Siberia, era la más grande del trío. Con su energía desbordante, saltaba y ladraba, intentando llegar primero a la pelota. Su pelaje relucía al sol mientras corría con determinación.
    A su lado, la perra blanca dorada, llamada Himalaya, rápida y astuta. Con su cola ondeando, se escabullía entre las patas de las otras dos, buscando la oportunidad perfecta para hacerse con la pelota. Su ladrido agudo resonaba en el aire mientras jugaba con la agilidad de una gacela.
    Por último, estaba la más pequeña, una bulldog francés llamada Mumbai. Aunque no era la más rápida, su estrategia era brillante. Se sentaba con calma, observando a sus amigas mientras corrían, esperando el momento ideal para actuar. Con un resoplido característico, se lanzaba de repente hacia la pelota cuando veía que las otras estaban distraídas.
    Las tres perras jugueteaban, persiguiendo la pelota que rodaba de un lado a otro, llenando el aire con ladridos de emoción. Cada una creía que podía ser la primera en atraparla, pero la pelota parecía tener vida propia, escapándose de sus patas en el último momento.
    Finalmente, en un movimiento inesperado, Himalaya se lanzó en picada, logrando llegar a la pelota antes que las otras dos. Con un salto triunfal, la tomó entre sus dientes y comenzó a correr, riendo en su propio idioma de ladridos.
    Pero Siberia y la pequeña, aunque sorprendidas, no se detuvieron y velozmente se le acercaron para disputar el balón.
    La astucia de las tres hizo reír a los que las observaban. Y entre risas y ladridos todo fue diversión compartida entre amigas.
    Cuando se cansaron, corrieron en busca de agua para beber, oportunidad que tuvieron sus dueños para esconder la pelota. 
    Felices, terminaron tiradas en el pasto dominados por el sueño.

    Malania

    Imagen: N. G.