• General

    INICIO DE OTOÑO

    Durante la mañana llovía a cántaros. Soplaba el viento fresco de un otoño recién iniciado. Sacudía los arbustos y los árboles. Las ramas golpeaban contra las paredes de la casa azotando las ventanas. Las hojas amarillas, anaranjadas y marrones se desprendían y volaban con las ráfagas del viento.
    Algunas hojas quedaron pegadas en los cristales dejando huellas del mal tiempo.   
    Después del mediodía, todo calmó y la siesta se volvió tranquila.
    Al atardecer el sol ya iba cayendo como perdiendo fuerza, y un aire húmedo y cálido envolvió al ocaso.

    Malania

    Imagen: de la red y propia

  • General

    FLOR DE PÁJARO

    Es originaria de Sudáfrica. Su nombre científico es Strelitzia.
    Flor exótica y muy atractiva, se parece a la cabeza de un ave con cresta, por eso comúnmente se la llama Flor de pájaro o ave del paraíso. Crece muy bien en el interior de una habitación, pero requiere buena iluminación y sol directo al menos por algunas horas.
    Sus hojas son grandes y de color verde intenso parecidas a las del plátano.
    Existen varios tipos de Strelitzia, como la llamada augusta, reginae, nicolai y juncea.
    Puede florecer varias veces al año, generalmente en verano con temperaturas altas y con condiciones de luz y humedad adecuadas. Pero tarda en florecer. Lo hace cuando ya ha madurado.
    Hay quienes afirman que la planta pajarito tiene beneficios medicinales.

    Malania

    Info de la red

    Imagen: E. I. A.

  • Relatos

    EL VELERO MISTRIOSO

    Subió al coche y atravesando el parque, disfrutó del aire primaveral. Una sinfonía de colores despertaba la nueva estación, entre el verde lima de los sarmientos recién brotados de las viñas y en contraste, el verde oscuro de las araucarias. Abrió la ventanilla para sentir el aroma del enebro y los arbustos de romero. Al final del parque la maleza se mezclaba con florecillas amarillas, blancas, rojas y violetas como queriendo ganar espacio y distinción, entre los gigantes lapachos y eucaliptus. Parecían sonreír al espectador circunstancial y pasajero, como expresando un ruego de que no las pisen para poder seguir viviendo. Eran muy bonitas esas flores a pesar de tener simplemente un aroma silvestre que se intensificaba con el rocío del amanecer. Los rayos del sol iban ganando espacio mientras él se dirigía al puerto. Recordó los días felices de su niñez, y se vio correteando con sus hermanas por entre las flores  de margaritas y pensamientos, y las reprimendas de su madre porque muchas veces en esas correrías pisoteaban el jardín. Como penitencia, debían plantar más, si pisaban una, plantaban dos. Sonrió por recordar, como esa, otras picardías que había cometido y casi siempre habían sido descubiertas por los mayores de la casa.
    Se fue alejando cada vez más, dejando atrás el espectro de colores para internarse en calles grises de asfalto y adoquines.
    Llegó al puerto. En la embarcación lo esperaban el timonel y una amiga. ¿Un viaje de placer? ¿Un paseo instructivo y turístico a la vez? O tal vez un viaje de negocios que decidieron efectuar por agua para hacerlo más rápido, evitando aglomeración y estrés. Debieron sortear otras embarcaciones en un mar agitado y revoltoso, ese mar que quizás no esperaba recibir tan temprano a tantos navegantes. Quizás hubiera preferido mantenerse en calma dormitando a la luz del sol naciente. Las naves serpenteaban al compás del viento y las olas jugaban con rugidos imponentes.
    No pudo ser un viaje de placer, fue un paseo con viento y marea alta, más de miedo y dolores de cabeza.
    Lo más llamativo fue, que terminado el viaje, ya no hubo viento ni agitadas olas. Todo volvió a la calma.

    Malania

    Imagen: A. M. N.

  • Poemas

    RENACER DE MÍ

    RENASCER DE MIM

    Ouço o silêncio que fala
    envolto na penumbra das palavras
    Acordo o som que me atormenta
    e me castra os sentidos.
    Vejo nascer o Sol 
    por entre a bruma.
    Rasgo horizontes ofuscados
    pelo tédio e melancolia.
    Liberto-me da lama
    e das areias movediças
    Grito no deserto da multidão
    que me envolve 
    e me asfixia.
    Renasço do silêncio
    do barulho do nada
    que se imobiliza
    que não se vê 
    que não se ouve
    que não sente…
    Desnudo-me
    do marasmo em que existo
    renasço por fim…
    das cinzas da minha morte.

    Mário Margaride

    TRADUCCIÓN:

    RENACER DE MÍ

    Oigo el silencio que habla
    envuelto en la sombra de las palabras.
    Me despierto con el sonido que me atormenta
    y castra mis sentidos.
    Veo salir el sol
    a través de la niebla.
    Rompo horizontes ofuscados
    por el aburrimiento y la melancolía.
    Liberarme del barro
    y las arenas movedizas.
    Grito en el desierto de la multitud
    que me rodea
    y me asfixia.
    Renazco del silencio
    del ruido, de la nada
    que inmoviliza
    eso que no se ve
    no se escucha
    y no se siente…
    Me desnudo
    del estancamiento en el que existo.
    Finalmente renazco…
    de las cenizas de mi muerte.

    Malania

    Imagen: M. M. y otra de R. E. S.

  • Minicuentos

    EL NIÑO DE LOS COLORES

    Había una vez un niño muy bonito, de ojos color miel, cabellos lacios muy rubios, (peinado a lo Carlitos Balá, que le sentaba muy bien) y siempre su presentación era impecable, zapatos y guardapolvo muy limpios. Era muy educado y atento. Muy buen niño.
    Tenía cuatro años y los cinco los cumpliría en el mes de junio, por lo que fue aceptado en la escuela como alumno de Preescolar.
    Lo curioso era que pintaba sus dibujos con colores, que para mí en particular, eran y son tristes. Siempre usaba los grises, marrones, negros. A veces también el verde oscuro. Trataba de no ocupar el rojo y el azul, pero sobre todo guardaba muy bien el de color celeste, el rosa, amarillo y naranja. Tampoco usaba el verde claro y menos los colores brillantes.
    La maestra, estaba preocupada por esa actitud, porque mientras él lo hacía con esos colores, el resto de la clase descartaba los colores negro, marrón y gris y empleaban los demás.
    Citó a la madre del niño a la escuela para comentarle sobre el particular. Ambas se comprometieron a develar lo que para ellas era un misterio.
    Una vez en la casa, la madre comentó a su marido lo que había sucedido. Entonces, cuando ya casi habían decidido pedir turno con una profesional para descubrir el motivo de dicha actitud del niño, decidieron darle un libro con dibujos para pintar.  El niño, como allí tenía una caja con muchos más colores de los que tenía en la escuela, no dudó en utilizar no solo el marrón, negro y gris sino todos los demás. Entonces su madre le preguntó:  
    -¿Por qué no pintas así en la escuela, pero utilizas solo algunos colores?
    a lo que el niño respondió:
    -En el aula tienen un sacapuntas que rompe las minas de los lápices y se estropean, por lo que enseguida quedan muy cortos y se terminan enseguida- No quería que los colores más hermosos para él, los de tonos brillantes y cálidos se fueran a acabar rápido, ya que su madre y también la maestra, le habían advertido que cuidaran los útiles escolares, sobre todo los lápices, porque no se repondrían si los perdían o los malgastaban.
    La madre le explicó que esa advertencia había sido dada a todos los niños porque, por experiencia propia, sabía que muchos de ellos jugaban con el sacapuntas y en pocos días los lápices se reducían a menos de la mitad del tamaño inicial. Y con el correr de los días los padres debían comprar más para que pudieran seguir realizando los trabajos en clase, con el consiguiente gasto que representaba.  
    A partir de ese día, no se necesitó solicitar cita con ningún profesional y  Jorgito pudo pintar con todos los colores. Pero hubo una condición y acuerdo entre madre e hijo: El niño no sacaría puntas en la escuela sino que los traería a su casa para que ella haga ese trabajo con un elemento filoso y como para que no se estropeen los lápices.

    Malania

    Imagen propia y de la red

  • Minicuentos

    ESFUÉRZATE UN POCO MÁS

    Un anciano observaba a un niño que quería alcanzar un juguete que se encontraba colgado a un gajo de un árbol por una piola.
    El anciano le dice al niño después de verlo intentar sin éxito varias veces
    -si no te esfuerzas no podrás lograrlo, no basta con las ganas-.
    El pequeño no entendió lo que le había dicho el señor y lo quedo mirando cómo perdido.
    -¿Cómo debo esforzarme?- pregunto el niño.
    El anciano sin alcanzarle el juguete le mostró cómo hacerlo.
    El pequeño presto mucha atención luego realizó lo que el señor le enseñó.
    De un solo salto alcanzó el juguete aprendiendo la lección.
    Le quedó en claro, sin esfuerzo nada se logra, esforzándose lo imposible puede hacerse posible.

    Autor: poeta uruguayo Miguel Márquez

    Imagen de la red

  • Poemas

    VAMOS ANDANDO

    Vamos andando por más difícil que sean los caminos,
    no importa si el viaje es largo.

    Dios nos da la fe y la esperanza de andar con firmeza,
    nada nos vencerá, nos hará desistir.

    Sigamos el mismo camino aunque no me veas
    y sentirás mis palabras diciendo:
    -ten fe, no habrá tropiezo que te derribe-

    NADA PODRA DERRIBARTE

    Nada podrá vencerte si te aferras a Dios,
    camina con fe sin bajar los brazos.

    Carga esperanza, deja esa paz, ese gozo,
    esa tranquilidad en ti por dónde pasas,
    ama y serás amado, quiérete y podrás querer.

    Camina, nadie va solo, seguro mi voz dirá susurrando:
    -no hay tiempo para desistir, sigue y cosas mejores vendrán-

    Autor: Poeta uruguayo Miguel Márquez

    Imagen propia (Malania)

  • Poemas

    MAR Y OCÉANO

    Se han convocado a pintar un momento,
    el zafiro, la esmeralda y el topacio.
    Azul, verde y grisáceo,
    con pinceles, hisopos y muchas ganas
    actuaron en armonía,
    sin pausa, muy despacio.
    Plasmaron la brisa suave y estimulante
    en mar, montaña y cielo,
    ayudados por el viento
    dando bienestar en un solo respiro,
    ni que fuera todo un templo.

    Malania

    Imagen: A. M. N.

  • Poesía

    NO HAY QUIMERA

    El hombre corre, vuela…
    en busca de cosas nuevas.
    No se conforma con lo habitual
    sueña con una quimera.
    La mujer, plácidamente,
    con amor a él lo espera.
    Llena de angustia
    suelta una lágrima,
    no dice nada, nada la aterra.
    El hombre corre
    y sin darse cuenta…
    se da sin asco… tropieza,
    cae sobre la acera.
    Ella lo alza
    ella lo cura
    con besos tiernos
    en su cabeza.
    Él ya no sueña…
    solo despierta
    de un vuelo virtual…
    Ya no hay quimera.

    A. M. N.

    Imagen: Propia

  • General

    AMOR AL NATURAL

    El sonido de la música se mezclaba con las voces de los niños y el ruido de la lluvia sobre el techo de cinc.
    De pronto recordó lo que acababa de decir su amiga: “con alguien a tu lado no estarías sola”. Siempre sus amigas le decían que no debía tener solamente una mirada recta al frente, sino que debía mirar hacia los costados o nunca hallaría alguien con quien convivir. Enviudó siendo joven.
    Había pensado en formar pareja, pero el camino de la vida le hizo pensar mucho en él. Quizás porque ya no le interesaban las propuestas de uno u otro amigo, aunque estas fueran decentes y alguna hasta tentadora, pero igual no la convencían. Nadie le llegaba al corazón como lo había hecho él. Y él ya no estaba, ya no volvería.
    A veces ve oscuros nubarrones en el cielo que bajan arremolinados trayendo viento y lluvia, en tardecitas de sueño y nostalgia. Esas son señales, afirma. Pero también se presenta el cielo multicolor, con risos del sol que se entremezclan con las nubes. También son señales como aquel arco iris doble que rodeó al sol en una tarde de verano. Esas cosas la hacen feliz, el amor por la naturaleza.

    Malania

    Imagen Propia