• Poemas

    SOL PUERTORIQUEÑO

    Solcito puertorriqueño
    alumbras mis madrugadas,
    das calor a mis días,
    a mis noches desoladas.
     Y con cariño infinito
    tu fragancia amaderada,
    suelta un halo en esas tardes
    y en silencio de alborada.

  • Cuentos

    EL PARAGUAS

    Las seis y media de la mañana de un día cualquiera, mientras caminaba frente a una escuela muy grande, pensé en cuánto me enseñaron, cuánto pude aprender y cuánto no. Pero sí, lo necesario como para darme suficientes armas y poder desenvolverme en la vida: me enseñaron a leer y a escribir. Esa es la base fundamental para abrir caminos y trazarlos de la mejor manera. Con los recursos de la lectoescritura, quien no avanza en sus propósitos de mejorar su calidad de vida, es porque le falta algo muy importante: la voluntad -pensé.
    Seguí caminando y miré al cielo para comprobar el color de las nubes. Llevaba un pequeño paraguas por si le daba al tiempo mandarnos más agua. Había llovido toda la semana en horas de la tarde, lo que evitó el riego con agua de red, y eso significa ahorro tanto del elemento esencial como el del tiempo. Pero las nubes se mostraban grises, muy claras. Entre ellas estaba la luna perezosa que no se quería retirar, y pícara pensaba en ver al sol. También, una estrella adornando el horizonte. ¡Una estrella al amanecer!  Y se me ocurrió pensar bajo qué estrella había nacido. Eso, no lo investigué nunca. Tampoco en la escuela me enseñaron sus nombres.
    Volví a pensar, ¿bajo qué estrella nací? ¿Habrá sido SIRIO, la que me vio nacer? Es la estrella más brillante de la constelación Canis Major o Perro Mayor. ¿Por qué se llamará SIRIO si la estrella es femenina y le habían dado un nombre masculino? O bajo la estrella Canopus, de Carina (La quilla). O de Rigil Kentaurus de la constelación Centauro. O habrá sido Arturo de la constelación Bootes o El Boyero. Y otra vez la misma pregunta ¿Arturo? Es nombre masculino ¿por qué se llama así? Y siguen en la lista Vega, de Lyra, Capella de Auriga o El Cochero y tantas otras, miles de estrellas no conocidas por sus nombres. Para estudiar los de todas, seguramente me llevaría mucho tiempo, quizás una vida. Mis neuronas ya no dan para eso.  
    Continué caminando por la vereda de una calle, que semejaba una galería larga de una escuela pública, la que albergaba a casi mil niños en dos turnos, mañana y tarde. Bajo algunos árboles frutales podría haber juntado bolsas de frutas: mangos, guayabas, pindó y cocos. Pero el objetivo no era ese sino caminar, solamente caminar. Algunas frutas caían picoteadas por los pájaros. Eso me alegraba, al menos no morirían de hambre. Próximamente, en otoño, comerán paltas o aguacates y mburucuyá o maracuyá, mamones o papayas, (según la zona, un nombre u otro), naranjas y mandarinas. Y quizás muchas otras frutas que esta prodigiosa tierra produce.
    Mi caminata casi llegaba a su fin, cuando finas gotas de agua me obligaron a abrir hasta ese momento mi pasivo acompañante, el paraguas.

    Imagen de adamtepl en Pixabay 

  • Poemas

    FLORECILLAS

     
    Son frágiles
    son del campo
    lucen orgullosas
    todo su encanto.
    No tienen abono
    crecen solas
    así como florecen
    poco permanecen
    y desaparecen.
  • General

    DISPARATADO



    ¡Amigos!
    Soy de litio
    dijo la espuma.
    Soy de cal
    agregó la bruma.
    Y yo de sal
    afirmó la luna.
    Soy ansiedad
    dijo la espera.
    Y yo el viento,
    la hoja que vuela.
    Soy la espuma
    pronunció la esponja.
    Y yo la bruma
    aseveró la lonja.
    Soy la luna
    aseguró la cuna.
    Cada cual a lo suyo
    se pronunció el yuyo.
    Y convocó al litio
    la espuma, la cal y la bruma
    a la sal y a la luna.
    Y con ansiedad
    esperó al viento
    que trajo a la esponja
    la lonja y a sus hermanos yuyos.
    Todos felices
    bailaron con perdices
    y al amanecer
    los abrazó el sol
    envueltos en la cuna
    de la luna.

  • Poemas

    DÉJAME HACERLO

     
     
     
    Me desharé de tu perfume 
    aunque siga percibiéndolo 
    del roce de tu piel 
    aunque siga sintiéndola
    de tu silencio vespertino
    de tus frases incandescentes
    que a pesar de todo
    seguirán presentes.
    Serás mi solitario guía
    aunque estés ausente
    sin cortejos, sin enigmas
    de palabras de amor
    escritas en cualquier color.
    Serás mi eterno encanto
    hasta el fin de mis días
    aunque nunca lo sepas
    aunque jamás te lo diga.
                                                  Serás eso o no serás nada.
     
     

  • Poemas

    CÓMO OLVIDAR

    Tu presencia en  mi vida
    ha dejado  huellas tan profundas
    que  cuando la lluvia arrecia
    la soledad sangra contraída.
    Los recuerdos laten en cadena
    mi cabeza apoyada
    sobre tu hombro derecho
    dormitando  en viernes tempranero
    o en lunes de siesta
    sobre mi amplio y florido lecho
    mis cabellos cosquillean tu cara
    y tus yemas  suavemente los separan
    con caricias y ademanes insinuantes.
    En días de lluvia o de pleno sol -que más da-
    quisiera robarle un jueves a Lugano
    o un martes a Retiro
    y por qué no un miércoles
    al acto escolar de primavera
    en festejo anticipado y de antemano.
    En sábados mañaneros
    te busco entre las letras
    de tus bellas poesías
    y en el recuerdo de los domingos
    el olor al rocío de las araucarias
    cortadas a ojo de hombre
    en verdes  galerías
    frente al enorme edificio
    en la esquina de San Juan y Directorio
    y así te recuerdo día a día
    de lunes a domingo.
  • Poemas

    TIERRA ROJA

    Cuando imparcial
    me propongo
    parcializar
    con didáctica
    busco el cultivar,
    se impone el amor
    turgente y libre
    Al ver la tierra
    que me vio nacer
    nostalgias nacen
    del atardecer.
    Cuántos lapachos
    vi florecer
    cuántas liebres
    ñandúes y
    zorros vi cruzar
    en mi camino
    del amanecer.
    Y hoy te extraño
    navegando
    tu nombre al viento
    tu temple al sol
    tu sonrisa
    constante y pura
    todo ensueño fue.
  • Poemas

    COMO AVE SOLITARIA

    Palpita el viento
    en portal de madrugada
    mientras escribo “lo siento”
    con colores de alborada.
    Preferiste irte así
    convocando a la nada
    mientras yo clamaba
    un te quiero, un te amo
    en miscelánea.
    Entre el oso gris
    y mi almohada bordada.
    Sobre el lecho azul
    y flores blancas
    donde fueron testigo
    solo nuestras sábanas.
    No me enseñaste
    a vivir sin ti
    me enseñaste, sí
    a querer tu mirada
    a soñar con tus besos
    y a palpitarte en hondonada.

  • General

    LA VIDA

    Ha parado de llover y los pájaros trinan desde el amanecer. Sienten la felicidad de un nuevo día que les permite volar bajo el sol, bajo las celestes nubes, o reconstruir sus nidos que han caído con la tormenta. El lapacho tendrá compañía y eso le alegra, tanto que  floreció  antes de tiempo, para que en verano sus hojas broten a granel y den sombra a los polluelos. Hoy muestra al mundo su esplendor. Su ciclo de vida continúa. ¿A cuántos habrá derribado la tormenta? ¿Cuántos fueron convertidos en astillas para el fuego destinados a calentar hogares?
  • Poemas

    OLAS DE SILENCIO

    Sentada en cualquier lugar

    navegan mis pensamientos

    te buscan, por camino incierto

    me cuentan, lo que le cuentas.

    Dormida sobre mi lecho

    mi corazón resuena, no duerme

    mi mente también navega

    como si fuera un duende.

    Si tus palabras me faltan

    dejando vacía mi alma

    vibra sonoro en mi sueño

    el deseo de tu beso en llama.

    Entre todas, una nube azul

    que deja escapar los rayos

    de un tímido sol madrugador

    me hace recordar tu encanto.

    Escucho… olas de silencio

    el canto que va contra el viento

    rocas que apilan suspiros

    y que erosionan al tiempo.

    Si el invierno y el verano

    eclosionaran un momento

    las estaciones del año

    serían nuestro sustento.

    Sustento de amor eterno

    de pasión y de ternura

    en la selva o en el mar

    con besos en curvaturas.

    Las que recorren tu cuerpo

    las que gobiernan tu albura

    las que me hacen estremecer

    sin dar paso a la cordura.

    Fotografía: Roxana Sotelo