LABERINTO ESPIRALADO
Mi mente deambuló perdida
por la 9 de Julio y otra avenida.
Caminé como en laberinto espiralado.
Nada ya me importaba
si no encontraba lo que yo buscaba.
La ausencia y lejanía se presentaban
como un enigma bajo las estrellas
esas que yo no veía.
Ni los destellos de los faros
mis pensamientos iluminaban.
Hoy las aureolas son más brillantes,
hacen nacer corrientes
de inspiración, como vertidas
de un manantial transparente.
De aquella locura inquieta y sin sol,
esa que mi soledad rondaba,
no quedan vestigios, hoy no existe.
Ya no pierdo la consciencia por un amor
que se devuelve en desamor.
Ya no me pierdo en el laberinto de la nada,
si el viento sonrisas me regala,
me divierten la nieve y la escarcha.
El rocío fresco de la mañana
me hace respirar profundo
llenando mis pulmones de aire puro,
sin recuerdos amargos.
El sonar de campanas
los domingos a la mañana,
o los días entre semana
anunciando el Ángelus,
no me traen nostalgia,
simplemente me alegran.
Disfruto de los árboles
sus frutos maduros y sus flores
porque hay vida en ellos,
se expresan con todos sus colores.Malania
Imagen: propia
AMAR EN SILENCIO
Ni la luna, ni las estrellas
amenguan mis penas.
No puedo reír
no quiero llorar.
No las deseo mirar;
me traen recuerdos…
Prefiero el silencio;
sumirme en soledad;
para meditar lentamente
y elegir el camino
que debo continuar.Malania
Imagen: Alejandra de Comodoro
NOCHE EN SOLEDAD
Esperé toda la noche
con el sueño entrecortado,
el reloj entre mis manos
y con el puño apretado
me dormía pensando en vos
que ese día tú me has dado
la felicidad que hoy
se me escapa entre las manos
la felicidad de estar
muy juntos y abrazados
apretando contra mi pecho
tu corazón apasionado.Malania
Imagen: Roxana E. S.
MELANCOLÍA
Omy y su mamá Elyn se iban por el mes de febrero a una cabaña alquilada en la playa mientras Alex se quedaba trabajando y se reunía con ellos los fines de semana.
Como la mayoría de los maridos de aquel país, presumían de no tomar jamás vacaciones porque eran indispensables en sus trabajos.
Según Elyn, esposa de Alex, era una expresión más del machismo criollo. ¡Cómo iban a renunciar a la libertad de solteros de verano que podían gozar! Además habría sido mal visto que Alex, que era médico, se ausentara del Hospital durante un mes. Pero su motivo principal, era que la playa le traía malos recuerdos, de cuando vivió muchos meses atendiendo a los refugiados en el campo de batalla y se había propuesto no volver a pisar más la arena.Lo que Elyn no sabía era que Alex aprovechaba la soledad de esos días para dar rienda suelta a su melancolía, esa que permanecía en el abismo de sus entrañas, en cada rincón de su cuerpo, esa que se había instalado para -quizás- no abandonarlo jamás. Se le instaló ingenuamente como un huésped descortés. Aprovechaba para fumar cigarros de esos que se fabricaban con hojas y tabaco picado como lo hacía su abuelo, y los llamaba puros.
Entre las cenizas que caían veía sus anhelos envueltos en historias rotas y un sentimiento de derrota de la vida misma.
Sentía una presencia callada y en su soledad notas de ausencias.
Su cuerpo se estremecía al mínimo ruido de aviones y de trenes, que si bien no vivía cerca de las estaciones, según el sentido del viento se escuchaba. Su propia sombra a veces lo asustaba, pero era su compañía junto al sol de los buenos días. A veces le daba impresión de que el tiempo no avanzaba, que estaba detenido en el espacio, sobre todo en las noches de desesperanza, esperando la aurora y el nacimiento de un nuevo día.
Todo volvía a la normalidad cuando Elyn y Omy volvían a la casa.Malania
Imagen: propia
LA CASA A ORILLAS DEL MAR
Con el mar a su alrededor, la casa mostraba belleza
atrapando miradas llenas de elogió, regalaba encanto.Dejaba sueños llenos de asombro, regalaba poesía en su eterno estar,
se amigaba con la luna todas las noches.Parecía bailar al ritmo de cada ola,
mostraba magia en el silencio, muchas veces, de la soledad.La casa a la orilla del mar, parecía pedir permiso
para irse dentro del océano.
Pero, tal vez una fuerza extraña le dijo no.Autor: Miguel Márquez
Imagen de la red. Gentileza Miguel M.
DE A DOS
Labios que desean emigrarpara humedecer la sequedadde tus momentos silenciosos.Para ver y sentir tus manos ansiosasagitando vientos que no existenque sí vibran, sin pausa y sin cansancio.Pícaras, logran encontrar el punto exacto,justo en el momento cumbre e ideal.Siguen brisasacarician la tibieza de tus humedecidos poros.Múltiples deseos penden de la soledaden horas silenciosas, tranquilas, íntimas.MalaniaImagen propiaLEYENDA DEL VIEJO OMBÚ
Según cuentan los más ancianos, en un pequeño pueblo de mi país, un Gaucho solía sentarse todas las tardes en una esquina.
Dicen que esperaba a su amada que un día partió y no regresó. Ahí solían encontrarse todos los días.
El tiempo pasó y él seguía yendo todas las tardes a la misma hora a esa esquina, quedándose hasta el oscurecer.
Siempre en silencio inmóvil se lo veía; quien lo conocía sabía su pena de amor.
Aún viejito, seguía presente en dicho lugar al atardecer, así hasta el último día de su vida.
Con el tiempo no se lo volvió a ver más en la esquina, según algunos falleció en soledad.
Poco a poco con el tiempo empezó a crecer un árbol en el lugar, un ombú.
Muchos hoy dicen que ese árbol es el alma del Gaucho enamorado presente en el lugar, aún a la espera de su amada.Aporte del Poeta Uruguayo Miguel Márquez
Imagen: de la red
FUERON LAS NOCHES
Fueron las noches, fueron los días
que se llevaron un poco de ti un poco de mí,
de todos nosotros.Llevaron nuestras lágrimas, nuestras risas
y todas las ganas de andar por el mundo feliz.Fueron las noches llenas de magia
que hicieron soñar tanta ilusión, creando fantasía.Fueron las noches, fueron los días
donde bailamos con la soledad guardando recuerdos.El tiempo pasó, pasaron los años, los días,
pasaste tú sin olvidarme, sin olvidarte,
sin olvidarnos.Autor: Miguel Márquez
Imagen: Manu R.
QUISIERA
Siento frío…
Pienso en ti…
Escucho tu voz…
Me gusta tu risa.
Haz lo que quieras hacer…
pero no me olvides
Atrévete a decir
lo que sientes…
Tenme cerca…
tenme lejos.
Es cierto,
que no te rechazaré.
Y…¿cómo podría lastimarte?…
Si cuando mi soledad
y mi silencio
salieron juntos a pasear,
tú llegaste despacito,
sin que nadie lo note,
sin violentar cerradura,
sin obligarme a nada,
te has metido en mi corazón,
me has dado tu calor,
haciéndome sentir lo que soy.
¿Cómo podría yo herirte?…
si lo que siento por ti
no tiene precio,
y es como el rocío
que humedece los pétalos
y las hojas,
para renovar su frescura
en las mañanas silvestres.
Y eres como el sol
que ilumina
hasta las más frías
noches invernales.Malania
Imagen: Propia
NACE EL NIÑO DIOS
Bajo el cielo estrellado, en la fría noche,
nace el Niño Dios, con su amor inmenso,
en un humilde pesebre, entre los susurros,
un canto de esperanza, sin ruido, sin murmullo.La alegría se extiende, como un manto de luz,
en cada rincón, se encienden las sonrisas,
el frío se olvida, la paz se hace canción,
y en el aire flota la promesa de Redención.Pero entre las luces y el dulce cantar,
hay sombras que susurran, recuerdos al mar.
La soledad se cruza con la nostalgia de antaño,
y la tristeza susurra su eco lejano.En el corazón del pueblo, en cada alma herida,
resuena la esperanza de una nueva vida.
Porque al nacer el Niño, no hay dolor que resista,
y la Navidad es la respuesta a la herida.Es la luz que transforma, que cura y que salva,
un refugio para el alma, cuando la vida no habla.
Y en este diciembre, entre risas y llanto,
recordamos que el amor es siempre el encanto.Que la Navidad nos abrace en su más puro cantar,
y aunque el camino sea largo, siempre habrá un hogar.
Porque al Niño Dios, entre susurros de fe,
le damos el alma, la esperanza, y la piel.Malania
Imagen propia