TE ESPERÉ
Te esperé cuando ya dejé de verte,
le hablé al viento en mi soledad porque volvieras.A Dios en mis oraciones, pedí por ti,
te soñé aún despierto guardando mis palabras.Te esperé parado en la esperanza,
vi la noche y el día hacerse largo sintiendo tu ausencia.Te llamé pero mi voz no escuchaste, perdiéndose en desilusión.
Te esperé y aún sigo esperando aunque sé no volverás,
mis lágrimas lentas van perdiéndose en la tristeza
dibujando una sonrisa rara sin haberte dicho adiós.Autor: Miguel Márquez
Imagen: Propia (Malania)
¿DÓNDE DORMIRÁN LOS GRILLOS?
Poema Infantil
¿Dónde dormirán los grillos? ya no se escucha su canto,
la noche está silenciosa.
Quiero oír el cantar de los sapos,
volando a los cuatro vientos con el sonido de la naturaleza.
Canta grillito canta, los sapos tal vez
estén esperando para acompañarte a coro.
La noche parece triste, camina la soledad,
buscándote, una luciérnaga ilumina
todos los rincones con su luz intermitente.
¿Dónde dormirán los grillos? pregunto y no tengo respuesta,
tanto silencio, me quedo dormido sin escuchar su canto.
Autor: Poeta Uruguayo Miguel MárquezImagen de la red
EL OASIS DE EULALIA
En un tranquilo barrio semirural, escondido entre calles bordeadas de árboles y casas acogedoras, cercano al arroyo San José, se encuentra un jardín singular, un remanso de vida donde la soledad no tiene cabida. Este jardín pertenece a Doña Eulalia, una mujer de corazón cálido y amor por la naturaleza.
Ella no está sola en su hogar, pues el jardín es su fiel compañero. Desde el amanecer hasta el anochecer, está rodeada de seres vivos que hacen de su espacio un lugar lleno de vida y alegría.
Por los rincones del jardín, dos ranas cantan melodías que parecen fusionarse con el murmullo del agua de arroyo. Son las guardianas del estanque, no pierden tiempo en atrapar a cuanto insecto se les acerca, observando con ojos curiosos cada movimiento que ocurre a su alrededor.
A lo largo y sobre todo, a lo alto de las paredes, las lagartijas se deslizan ágilmente, jugando al escondite entre las piedras y las plantas. De todos los tamaños, se camuflan en diferentes colores, y aportan un toque de vitalidad al paisaje.
Los pájaros son los visitantes más frecuentes. Vuelan libremente, confiando en la generosidad de la señora Eulalia, que les ofrece alimento y agua. Entre trinos y aleteos, hacen del jardín su hogar temporal, llenándolo de vida y color.
Pero no solo los pájaros disfrutan de la hospitalidad de la mujer. Las mariposas revolotean entre las flores, dibujando un arco iris con sus alas delicadas. Los picaflores zumban cerca de las flores más dulces, deleitándose con su néctar.
Y como si fuera poco, varias perras curiosas deambulan por el lugar, siempre alerta ante cualquier intruso que se atreva a irrumpir en su territorio. Son las guardianas de la señora Eulalia, fieles compañeras que comparten su amor por la vida al aire libre.
Aunque en el jardín no haya lugar para los gatos propios, los vecinos felinos se aventuran por los tejados, curiosos exploradores que vigilan desde las alturas. Su presencia es bienvenida, especialmente cuando algún roedor intenta colarse en el jardín o en la misma casa. Con astucia y agilidad, los gatos vecinos protegen el oasis de la mujer, de cualquier amenaza que se presente.
Así, en ese jardín, la soledad es solo un recuerdo lejano. Rodeada de vida en todas sus formas, encuentra en la compañía de la naturaleza y sus amigos peludos una fuente inagotable de alegría y amor. Y mientras el sol se oculta en el horizonte, el jardín sigue vibrando con la magia de la vida en comunidad, hasta el momento en que cae la noche y con su oscuridad y su silencio mágico, envuelve al lugar invitando a todos a descansar.Malania
Imagen: propia
LAS DOS MASCOTAS
Algunos días de otoño, sobre todo los nublados, parecen tristes y vacíos, hasta las paredes susurran soledad y el silencio abruma.
Un domingo por la tarde, mientras hojeaba un diario en el café del barrio, encontré un aviso sobre un refugio de animales que pedían colaboración para poder comprar alimento para las mascotas y también ofrecían en adopción. Tomé nota de la dirección y al otro día me acerqué al lugar. Entre los numerosos animales que buscaban un hogar, una gatita gris llamó mi atención. Estaba acurrucada en una esquina, con sus ojos grandes y tristes mirándome mientras me acercaba. Su pelaje estaba enmarañado y noté que estaba visiblemente más delgada que los demás gatos. Me acerqué con cautela, para acariciarla. Ella se acercó tímidamente como desconfiando de lo que yo podía hacer. Pero enseguida comenzó a ronronear y tomó confianza. Decidí que esa gatita, a la que luego la llamé Huma, sería la compañera ideal. Decidido hice los trámites correspondientes y me dieron una ficha donde constaba que su procedencia era la calle, y cuando la rescataron estaba desnutrida y tenía algunas heridas que fueron curándose de a poco. Sin dudarlo decidí llevarla conmigo con el compromiso de darle amor y el cuidado que necesitaba.
Huma comenzó a mejorar su pelaje y a jugar con cuanto objeto encontraba en el piso. Como si adivinara la hora que yo volvía del trabajo, me esperaba al otro lado de la puerta y me recibía con ronroneos y saltos de alegría. El vínculo con Huma se fue fortaleciendo con el tiempo. Su presencia llenó de alegría mi hogar y me brindaba compañía. Pero un día me hizo pensar que cuando yo salía a trabajar, ella se quedaba sola. Sería bueno que tuviera otra gata para que le haga compañía durante mi ausencia.
Y fue casual o tal vez causal, una tarde mientras iba a comprar algo al kiosco del barrio, escuché un suave maullido que me llamó la atención. Siguiendo el sonido, descubrí a una gatita siamesa, caminando sobre el muro de una casa. Sus ojos azules destellaban con angustia y noté que estaba herida. Me acerqué y sin necesidad de llamarla ella se me acercó como pidiendo ayuda. La levanté en mis brazos y sentí como temblaba, no sé si de miedo o de hambre. Se acurrucó contra mi pecho con un suspiro de alivio. Sentí la necesidad de ayudarla, no podía dejarla allí. La llevé de inmediato al médico veterinario donde descubrimos que tenía solamente heridas superficiales y recientes.
La atendió con cuidado, ella no oponía resistencia. Le dio un tratamiento y me dijo que se recuperaría pronto con los cuidados adecuados.
Decidí llevarla a casa. Huma la recibió con curiosidad y aparentemente no le agradaba tener competencia. La llamé Sía, por su raza.
Con el paso de los días, Sía se fue recuperando y comenzó a jugar con los juguetes que yo le había comprado. Huma empezó a acercarse más a ella, pero siempre con recelo. De a poco la fue aceptando y así mi hogar se llenó de amor y compañía.
Las paredes ya no reflejaron el eco de la soledad y el silencio.Malania
Imágenes: M.J.T.
MIEDO A TODO
Tengo miedo de las sombras que se alargan en la noche,
de los susurros que se escuchan en la oscuridad,
de los misterios que acechan en cada rincón,
de los fantasmas que habitan en mi soledad.Tengo miedo de perderme en un laberinto sin salida,
de naufragar en un mar de dudas y desesperación,
de no encontrar la luz que guíe mi camino,
de sentirme perdido en esta inmensa confusión.Tengo miedo de las palabras que hieren como dagas,
de las miradas que perforan mi alma sin piedad,
de las promesas que se rompen como cristal,
de las mentiras que envenenan la verdad.Tengo miedo de no ser suficiente,
de no alcanzar las expectativas que otros tienen de mí,
de defraudar a quienes confiaron en mi fortaleza,
de caer en la trampa de la mediocridad.Pero también tengo miedo de no intentarlo,
de quedarme paralizado por el temor,
de renunciar a mis sueños por la comodidad,
de ignorar la voz que clama por la libertad.Así que enfrentaré mis miedos con valentía,
caminaré por el sendero de la incertidumbre,
abrazaré mis debilidades y mis fortalezas,
porque sé que en la lucha está
la verdadera esencia de la vida.Malania
Imagen:
RECUERDOS DE UN AMOR PERDIDO
En la penumbra de la noche inquieta,
se agita el alma en busca del consuelo,
mas halla sólo sombras en su duelo,
y el eco de un amor que ya no acecha.¿Qué versos podrían acallar la queja,
o qué palabras calmarán el anhelo?
El corazón, en su tormento, vuela
a tiempos idos, sueños de un destierro.¿Cómo describir la esencia del olvido,
el hueco que dejó la ausencia amada?
En vano busco el verbo en que lo inscribo.Quizás en la renuncia está la paz,
en aceptar que el alma, desgarrada,
puede encontrar consuelo en su soledad.Malania
Imagen propia
EXTRAÑA SOLEDAD
Te alejas, pareces marchar pero, regresas sin avisar, trato olvidarte, ¡ay! si pudiera.
Voy solitario, solo las estrellas son compañía, miro el tiempo sin detenerse dejando el pasado.
Sos un poco de ayer, un poco de hoy, nostalgia de lo que no está.
Extraña soledad vas sin regreso, te encuentro mañana esperando por mí.
Lágrimas borran la risa, sonrisa tan viva engañando tristeza, tu voz escuchando cual eco a los cuatro vientos.
Me llevas, me traes, sigo sin entender lo que no comprendí ni comprenderé,
seguiré esperando que decidas irte.Autor: Miguel Márquez
Imagen: Propia (Malania)EVOCO TU ELIXIR
En la vereda de enfrentelas casias florecidasdesparraman sus pétalosen alfombras amarillasen el pisar de los pájarosque picotean semillas.Elegí sentarmeen el centro del patioabsorta, pensativa0en el preciso lenguaje del poetay el perfume de clavellinas.Mi lujosa soledadinvade en tu espaldala columna en la trochacon aroma de cilantroen búsqueda de la piel vellosade tu cintura candorosaa veces tupida y canaa veces dorada y ralaEntre el naranja del soly el ronquido de los gatosevoco el elixirtuyo, solo tuyoque acude tibioa mis deseosas manosdebajo de floreadas sábanas.MalaniaImágenes propiasTE VI
Te vi sentada en aquel viejo banco, te vi.
Quedé mirándote, no salían las palabraTe vi. Parecías ida en el tiempo,
buscabas algo que no existe,
tal vez alguna pena llamó.Creí lloraban los silencios del dolor
en noches tan perdidas,
no quise molestarte, me fui.Te vi atada a tu soledad
donde el viento bailaba alrededor,
pero no te movías.Callada estabas ahí,
miré tu cuerpo, parecías tan ausente,
te vi y no pude entender, si te vi.Autor: poeta uruguayo Miguel Márquez
Imagen propia.AMOR. POR SIEMPRE AMOR.
Vacilante.Se sintió amarradaal solenoide de la vida.El forajidose evaporó lentamentetras la bordadura glaseadade su piel excitada.Nada fue incoherente ni breve.Él era su único emblemasu soledad disipaba.La melodía sigue allíen el solenoide de la vida.MalaniaImagen propia