ELLA y ÉL
En el Día del Amor y la Amistad
Elladanza en su cama entre sábanas revueltasapoya la cabeza sobre su fornido hombro.Élcon su brazo la envuelve cálidamenteproyectándose en caricias con sus suaves yemasexaminando la longitud de cada vértebra.Luego en la almohada azul apoya su caraadhiriendo el delicioso y atractivo perfumeese que durará por días hasta una nueva vez.Elladescubriendo los vértices de sus protuberanciaslo acaricia, dibujando sendas y laberintos en su espaldabesos en miniatura distribuye por todo el campo de su pielhasta los recovecos que ni siquiera el sol conocecon suaves mordiscos se deleita preparando el manjarese que fluye reservado esperando el momento justoLuego lo invita a mirar el cielo, único testigo,mientras ella sonríe entre acalorada y dulceburlando a ese testigo envidioso que nada puede hacerY sin mediar el tiempo, vibray hace vibrar con picaresca armoníaexcelso acto de amor que al finalse manifiesta entre Ella y Él
con sublimes y atesorados latidos.MalaniaImagen de la red.SENTIMIENTOS
Por qué me miran tus ojos
intentándome transmitir
lo que tu boca no puede
ella no puede decir.A través de tanto tiempo
he visto dentro de ti
la ternura y el silencio
hoy rotos dentro de mí.
Para Malania texto
Gentileza de A. M. N.Imagen: M. J. T.
TE VI
Te vi sentada en aquel viejo banco, te vi.
Quedé mirándote, no salían las palabraTe vi. Parecías ida en el tiempo,
buscabas algo que no existe,
tal vez alguna pena llamó.Creí lloraban los silencios del dolor
en noches tan perdidas,
no quise molestarte, me fui.Te vi atada a tu soledad
donde el viento bailaba alrededor,
pero no te movías.Callada estabas ahí,
miré tu cuerpo, parecías tan ausente,
te vi y no pude entender, si te vi.Autor: poeta uruguayo Miguel Márquez
Imagen propia.ORGULLO DE HOMBRES
Su mirada
se escurría sobre las cosas
no lograba detenerse en ellas.
Ese día vibró el aire frío
y deshojó sus palabras
letra por letra.
Su fragilidad se había resguardado
tras un indecible hastío.
Atravesó calles angostas
inundadas por el sol.
A la hora de la siesta.
el silencio era absoluto.
Las aceras recobraron
su inmovilidad espectral.
Las sombras ausentes dormían
lejos del influjo de la luz.
La visión del hombre
se había desvanecido
dejándolo prendido en el brasero
de un cielo demasiado grande para él.
Para saciar el violento deseo
que le había asaltado
con los primeros albores de la mañana
marcando la aurora del tiempo
de los amores lejanos
buscó refugio
en la magia de la casa vacía.
Y ya nada pudo detener
el torrente de palabras
y envuelto en ellas
perdió la noción del tiempo.
En la finitud de un gesto anodino
modificó junto al pájaro
su visión del mundo.
Un auténtico paseo de recreo
inventado
por un jardín prohibido
perfumó su cuerpo
con jazmines, rosas y amapolas.
Un jardín donde florecía
el orgullo de los hombres.Malania
Imagen: C. J. V.
COMO TODO HIJO DE DIOS
Como todo hijo de Dios aprendí amar y me amé.
Miré a los ojos dejando escapar unas lágrimas de los míos.
Sentí por dentro algo especial, tendí la mano regalando un “cuenta conmigo”.
Regalé dulzura en el habla dejando pasar palabras hirientes.
Hoy disfruto la vida, guardo momentos que se hacen únicos hechos recuerdos.
Puedo reír y llorar porque aprendí a ser feliz viviendo la tristeza con fortaleza.
Camino firme por el buen camino, sé que no me perderé, no miro atrás,
dejando que el tiempo pase sin una queja.Autor de la prosa: poeta uruguayo Miguel Márquez
Imagen: Propia
NADA ES PARA SIEMPRE
La abulia nubló sus días y las horas corrían en eslabones tiznados. La adiposis la volvió estática e intolerante. Todo le molestaba, hasta el más mínimo trino proveniente del nido, ese que un par de gorriones construyó a pesar del mal tiempo. Pero nada es para siempre y las sorpresas suceden.
Perdido en las inmediaciones del barrio, un axiólogo la vio sentada junto a la ventana de su casa y se acercó. Preguntó si conocía un local de venta de ropas. La charla se extendió por más de una hora. El axiólogo la convenció para que lo acompañe al lugar que buscaba. Allí se ocupó de vestirla con un hermoso vestido azul marino ceñido al cuerpo y espalda descubierta, un ancho cinturón que marcaba la profundidad de su cintura, zapatos con altos tacones y un collar dorado.
Con imponente figura sorprendió a la vecindad. La cadena tiznada desapareció y el talentoso axiólogo, con sutileza hedonista logró desposar a aquella dama, que desde ese día dejó de lado su abulia.Malania
Imagen de la red
DESPUÉS DE NAVIDAD
Después de la Navidad comenzó a deshelar en los prados, formando pequeñas islas y cuando salió el sol, desaparecieron. Las hojas de los árboles reflejaban su brillo y de a poco iban cayendo gotas como lágrimas transparentes. Pero pronto la lluvia se llevó las lágrimas frías y besó a hojas y ramas, mezclándose con el viento que llegaba desde el otro lado del océano para saludar a los que ya habían festejado el nacimiento del Niño Jesús. También la niebla se hizo presente para formar un paisaje diferente.
-La niebla en la ciudad no está tan densa como aquí- dijo el chofer del auto que se detenía delante de la entrada a un hotel. La pasajera lo miró y sin responder, bajó por la puerta trasera y se dirigió a la recepción.
Un hombre se acercó al coche y pagó por el viaje. Volvió hacia la puerta, agarró su pequeña maleta y se subió tomando el asiento del acompañante. Ella los observó partir. Vio la mano de él saludándola ¿Sería un Hasta Siempre? Después la imagen se volvió borrosa y la niebla se lo tragó.
El hombre tomó un vuelo hacia la región cálida del continente transoceánico. Cuando llegó a su casa, lo esperaban sus hijos y sus mascotas. Recibiría con ellos el Año Nuevo, pero no sabía a ciencia cierta cuánto tiempo se quedaría, quizás hasta el inicio del otoño. Se sentía muy bien en ese lugar donde había pasado su niñez. Lo único que le faltaba eran sus padres que ya habían partido de este mundo..
Malania
Imagen de la red
NO MORIRÁ
Soy la ola que vuelve
acariciando la playa
en busca de tu espalda
juntando los tiempos
en la noche y la mañana
con sombras intactas
de marzo a febrero.
Vestiré tu canto
en la noche abierta
para compartir la antorcha
de ese gran incendio
con aire de aromas
de gaviotas y violetas
con pétalos en vuelo.
Nunca morirá tu tallo
porque mi flor está
esa que hiciste crecer
permanece viva y late
siempre esperándote.Malania
ATARDECER DE DICIEMBRE
De a ratos un viento débil, pero agradable y fresco, desplazaba el velo gris y dibujaba siluetas de niebla en el camino. En un instante, la hierba iba tomando el color de la noche. A lo lejos había quedado el banco y un grupo de palmeras junto a un corpulento cedro azulado. Fijó su atención en el camino para evitar los profundos charcos y los regueros de agua.
Algunas ventanas iluminadas indicaban que todavía alguien estaba despierto, quizás para completar alguna tarea que seguramente no podía esperar a otro día. La tristeza volvió a apoderarse de ella, debía de ser el tiempo con esa horrible niebla. Tampoco le gustaban las despedidas.A la derecha e izquierda los árboles se balanceaban como espíritus presentes. Algunos extendían las ramas hacia la niebla como lamentándose del mal tiempo.
Ella aceleró el paso porque no quería pensar en que llegaría tarde. En su casa la esperaban para la cena. Como intuyendo algo, se detuvo y dio media vuelta.
Entonces vio la silueta de una persona que estaba en medio del camino oscuro, envuelto en la niebla, solo se reconocía el contorno de la figura.
Él, preocupado por su demora, la había ido a esperar. La tomó por sorpresa y ni hablar del susto que se llevó cuando se le acercaba sin emitir palabra. La quiso sorprender y solo consiguió que ella entre en pánico. La alzó en sus brazos y recién dentro de la casa, abrió muy grande los ojos sin entender lo que estaba pasando. Él estaba nuevamente allí abrazándola, susurrándole al oído cuánto la quería y que jamás la abandonaría.Malania
Imágenes: propia y de G. F. T.
ESE ALGO
Él poseía algo que me hacía estremecer el corazón, desde aquel primer día, cuando a través de la ventana, lo vi sentado vestido con su traje gris.
Había despertado algo que hacía mucho tiempo estuvo dormido en mi interior. Era un anhelo puro y ardiente.
Emanaba de sus ojos como una fuerza imantada, escondida, misteriosa.
¿Qué era? Cómo definir aquella emoción que yo sentía de pronto, al estar sentada frente a él.
Él está allá, pensando en qué escribir, a la una de la tarde, o quizás en medio de la noche. Y yo aquí, tratando de recordar lo que iba pensando mientras caminaba durante la mañana.
Él no es mi sol, ni mi luna, ni mi estrella, porque es un ser pensante, maravilloso, que posee algo, ese algo que aún me hace estremecer cuando lo miro a través de esta ventana.
Camino y lo veo, en el pestañear de los pétalos de rosa, cuando las mece el viento; en el aleteo de un gorrión con el cuerpo mojado por la lluvia. Y siento su perfume, al pasar frente a la arboleda cubierta de frutas de guayaba, maduras y jugosas, o de enredaderas de maracuyá (mburucuyá) prendidas al cerco de alambre tejido. Y lo escucho, en el gorjeo de una paloma o en el canto del zorzal.
No es locura, ni soy zombi. Estoy cuerda, muy cuerda.Malania
Imagen de la red.