LA PALOMA
Se equivocó la paloma
se equivocaba.
Por ir al norte, fue al sur
creyó que el trigo era agua,
se equivocaba.Creyó que el mar era el cielo
que la noche, la mañana,
se equivocaba,
se equivocaba.Que las estrellas, rocío
que el calor, la nevada,
se equivocaba,
se equivocaba.Que tu falda era tu blusa
que tu corazón, su casa,
se equivocaba,
se equivocaba.Ella se durmió en la orilla,
tú en la cumbre de una rama.Comentario:
Muchas veces nos equivocamos por no hacer caso
a las sugerencias o consejos de personas que nos quieren,
que han tenido experiencias anteriores durante el recorrido del camino de vida.
Aunque somos humanos y no estamos exentos a equivocarnos.
A veces también es necesario apelar a nuestra intuición, o al sexto sentido, el corazón.Malania
Imagen: R. E. Ch. y R. M. T.
VUELO INÚTIL
En una madrugadafría y aburridaal saber que el despertarse inunda de monotoníafinjo una sonrisarecordando otros amaneceres.En un vuelo inútillos rastros quedaronen aquellos gratos momentossiempre recordados.Me detengo en las huellasesas que han dejadocamino a la duchanuestros pies descalzos.Escucho el lejano ecode todas las historiasque colmaron mi vidaen dos hermosos años.MalaniaImagen de la redLETRAS EN SILENCIO
Tus letras me hicieron recordar momentos que han pasado en mi vida.Aprendí que las preguntas sin respuestas mandan a recogerte al buen silencio.
Entonces…no más preguntas a aquella persona (tú) que no responde.Me quedaré con tus letras flotando en el universo, mi universo.MalaniaImagen propiaFLOR DE MI JARDÍN
Como esta preciosa flor,rosa rosa de mi jardín,fue cambiando su coloren el día a día,así ha ido cambiandotu vida y la mía.Hoy te necesitopero no desespero,hoy quiero abrazartepero no con apego.Todos los díasen mis amanecereste recuerdo.MalaniaImágenes propiasSIN RESPUESTA
Algo se había perdido,
mi carta no tuvo respuesta.
Tal vez dije algo,
palabras que no debí pronunciar
que no tenía que poner en vela.
Algo se hundió en mi interior
y sin nada que pudiera rellenar,
el gran vacío que quedó en mi corazón.
Mi cuerpo, una resonancia hueca.
Con el trabajo olvidaba,
pero entre la noche y el alba
de nuevo lo recordaba.
Es duro esperar respuesta
solo quería saber
si lo había herido
con mis palabras de amor,
un amor sin futuro ni destino.Malania
Imagen de la red
PUNTO ÚNICO
Las golondrinas bordabansignos etéreos en el cielo turquesacomo queriendo deshacer un nudocon un solo objetivo, el fluir de la vida.Le hablaban de un futuro cercano:tal vez juniose dibujaron en 6, 8, 10 y 11Recordó su niñezla fecha de nacimiento pero…¿a quién puede interesarle su vida de niña?si está a más de la mitad de su camino.En el silenciode la madrugada tibia litoraleñadestila gotas de su frentey todo su cuerpopizcas de agua con sabor a sal marinacuando recuerdaaquellos inolvidables momentos.Le gustaría comenzar desde el principioy no dar lugar al finalpara poder proyectar una continuidadsin perder la esperanzade que ese día llegarátal vez en ese 10 o quizás 11.Encontrarlo nuevamenteEn el bar de siempre…en el espacio desmesurado de la vidaen un punto único (nosotros)en este sinfín de mundos a la vez.Una ventanaaun siendo enrejadasigue siendo ventanapensóy un amoraun en la lejana distanciasigue siendo amor.MalaniaImágenes: propia y de la redCAMPANILLA SILVESTRE
RECUERDOS DE LA INFANCIA
Muchos son los hechos ocurridos en la infancia y que son recordados con amor, con nostalgia. Algunos con alegría y otros con tristeza. Hechos que a lo largo de nuestras vidas han marcado huellas, profundas o superficiales, pero huellas al fin.
En una de esas charlas cotidianas, al intercambiar opiniones entre amigos/as, uno de ellos, Ricardo, me relató:
En aquel tiempo (refiriéndose a cuando era niño), no todas las casas tenían pared medianera y muchas usaban como divisorias un tendido de alambre tejido formando una malla de cuadrados o rombos, que llamábamos “cerco”.
Y en la casa donde viví mi niñez, había tramos de pared medianera de ladrillos y parte, de ese tejido divisorio con los vecinos de los laterales.
Con uno de esos vecinos, en la parte donde existía ese tejido de alambre, había un cierto espacio ocupado por una planta que, hermanada con el tejido, pasaba ida y vuelta de un lado al otro, tal como una enredadera, que no sé si tan así lo era. Y tenía bonitas flores, de pétalos color naranja y con forma perfectamente acampanado… y que siempre la conocí y así la llamábamos: “campanita”. Y tan dentro mí quedó el recuerdo de ella, porque (también lo hacíamos con las flores de algunas otras plantas) separábamos con un tironcito los pétalos en conjunto, de la copilla verde que los contenía y livábamos el néctar, compitiendo con las abejas que hacían lo propio, con la diferencia que las abejas no destruían la flor como nosotros lo hacíamos (ellas clavaban el aguijón a través de los pétalos)…
Quizás las hay de varios colores en otros lugares y ojalá no se repita con ellas la ignorante depredación que inocentemente cometíamos sin que nuestros padres nos vieran.Malania
Relato gentileza de R. G.Imagen propia.
ATARDECER DE PRIMAVERA
Corren los días del mes de noviembre en el litoral argentino.
Después de una larga jornada de trabajo, regreso a casa como siempre hacia el oeste, donde el sol ofrece sus últimos rayos entre nubes de diferentes formas y matices.
Aunque un poco cansado, no tanto por el trabajo físico sino mental, estoy feliz de llegar a mi hogar. – No es fácil atender a personas adultas con problemas de salud, consciente de que muchos de ellos están pasando sus últimos días (o tal vez meses) de vida. Solo Dios sabe cuándo se apagará su luz interior -.
Como casi siempre me esperan Sía, Huma y Gris. Cada una a su manera y desde diferentes lugares. No me piden más que un poco de caricias y mimos. Es fortalecedor ese contacto cariñoso, es como un cable a tierra.
Me olvido del cansancio al verlas felices con mi regreso.Malania
Imágenes: M. J. T.
SOLITARIA Y PERFECTA
A María Magdalena la llamaban Mary. Era modista y peluquera profesional en un pueblo pequeño donde había nacido. Vivía con sus padres, nunca tuvo pareja y casi no tenía amigos porque su madre era muy celosa y selectiva. Mary era muy insegura y todo lo consultaba con ella. Su padre no aportaba opinión porque si lo hacía, las mujeres igual “siempre salían con la suya”.
Por esas cosas de la vida, Mary, ya adulta se quedó sola. Sus dos hermanos habían formado cada uno su familia y no vivían cerca.
Se dedicó de lleno a su profesión pero con la aparición de nuevas peluqueras y modistas, de a poco fue perdiendo clientes a causa de que nunca se había perfeccionado. Como le gustaban las plantas cuando no tenía trabajo en su taller, se dedicaba a la jardinería. Le gustaban todas las plantas, con o sin flores. Les hablaba cuando las regaba y siempre recorría los senderos de su jardín para controlar plagas o insectos que pudieran estar por ahí como intrusos.
Un día Mary enfermó y tuvieron que internarla en un sanatorio. Una amiga cuidaba de todas plantas, pero como todo ser vivo, percibían la ausencia de su dueña. Algunas se marchitaron, de otras se secaban las hojas, y otras se negaban a abrir sus pimpollos y se caían sin esperar a que se desplieguen sus pétalos. Así fue una y otra vez, porque Mary mejoraba, regresaba a su casa pero volvía a decaer. La depresión la fue absorbiendo y lo único que la mantenía viva eran esas plantas, sobre todas aquellas que se conservaban lozanas. Una de ellas era esa rosa amarilla que había plantado ante su ventana. Ella no paraba de florecer y alimentaba, por momentos, el buen ánimo. Casi siempre le arrancaba una sonrisa cuando corría la cortina en las mañanas tardías.
Mary ya no está entre nosotros. La persiana se levanta todos los días para ventilar la casa y permitir la entrada de los rayos del sol. Hoy la casa pertenece a otra familia, y la rosa sigue viviendo como esperando ver a Mary a través de la ventana para escuchar el canto de su cariñosa voz.Malania
Imagen: gentileza de R. E. Ch.
COMO TODO HIJO DE DIOS
Como todo hijo de Dios aprendí amar y me amé.
Miré a los ojos dejando escapar unas lágrimas de los míos.
Sentí por dentro algo especial, tendí la mano regalando un “cuenta conmigo”.
Regalé dulzura en el habla dejando pasar palabras hirientes.
Hoy disfruto la vida, guardo momentos que se hacen únicos hechos recuerdos.
Puedo reír y llorar porque aprendí a ser feliz viviendo la tristeza con fortaleza.
Camino firme por el buen camino, sé que no me perderé, no miro atrás,
dejando que el tiempo pase sin una queja.Autor: Miguel Márquez
Imagen: de la red