EL HIJO DE COCA
No solo tú estás solo en este momento.Brindemos por todos aquellos que en su soledad,
siguen teniendo fe en la vida y en el amor.MalaniaImagen propiaNOCTURNA
Mi corazón late lentamentey borda burbujas nocturnascon un auditorio completamente vacío.La vorágine del ayerhuele a recuerdo evaporadomientras un relámpagodevora las ramas secas.Se atornillan los corroídos hematíespara no desfallecerpara continuar la esperasin esperar nadanada másque una vida tranquila y serena.MalaniaImagen: R. G.
ASÍ NO PUEDES
No puedes pasarte la vida en un encierro, como en una jaula.
No puedes permanecer tanto tiempo bajo el agua ya sea de lluvia, de ducha o de la nada misma.
Ponte algo bonito, y sé tal como eres. Sal a caminar, pasea bajo el sol, la lluvia, enfrenta al viento o al sofocante día hasta quedar sin aliento. Verás que el sudor de tu frente y de tu cuerpo te hará sonreír y recuperarás tantas fuerzas que querrás repetir la hazaña.
Los dorados rayos del sol destiñen y tiñen los visillos blancos de las gruesas cortinas de las ventanas y los visillos rojos desteñidos por el tiempo. No te deprimas, córrelos hacia los costados y deja que el sol penetre hasta los rincones.
El césped está lleno de flores, las malas hierbas han alfombrado los jardines con sus colores matizando la alfombra verde. No temas salir de la casa.
Camina lento y ve cómo pasa la gente presurosa. Pero no dejes que te atropellen, haz que te respeten. MalaniaImagen propia
MIMOS
Alguna vez he sido
escultora de tu piel
maquilladora de tu espalda
y como obra de arte
he dibujado palabras de amor,
con tu nombre y el mío
en tonos pastel,
adornados
con dulces besos por doquier,
mientras silenciosa
te susurraba al oído:
te amo, te amo,
en color carmín.Pero ya no,
ya no hay más obras de arte
ni figuras en tu espalda,
no hay palabras de amor
ni besos con frenesí.
La vida nos ofrece
momentos hermosos,
pero nada es para siempre
y todo tiene un fin.
Fui feliz y sonrío,
doy gracias al cielo
por haberte conocido.Malania
Imagen de la red.
LA RAMA SECA
Hablan entre sí las hojas
de un regalo de Maesa,en atisbo de su infinitose contagian el brilloen verde amarillentonada las acongojani el silbido del viento
que barre las nubes
quedando casi sin aliento.Doce meses y más díasde aquel amanecer de abrilque se llevó nuestra armonía
con el tren que ese mismo día
dejó sus huellas
en nubes negras de vapor.La misma rama secaen monótono movimientose estremece con el cantode gorriones soñolientos.No quiere el exiliolucha en deseo de vidale queda savia todavíay las flores silvestres lo percibenen cada amanecer igual o diferente.Yo también deseo vida,dijo Maesa entre bostezosy al primer rayo del sol naciente.La congoja de la rama secano la conmueve para nada,en ese lunes de dormidos duendesperegrinos de acerasllenos de aburrimiento.MalaniaImagen M. J. T.PASCUAS
Cuál es el significado de la Pascua, cómo la vivíamos antes y cómo se la vive ahora en los diferentes lugares.
Pascua, según lo que relata el Nuevo testamento de La Biblia es la resurrección de Cristo tres días después de haber sido crucificado.
Para los cristianos es una época de recogimiento, reflexión y meditación.
La palabra Pascua deriva del latín eclesiástico pascha y se pronuncia pasca.
Esa palabra “pasca” me hace recordar a mi madre porque en esos días, ella hacía unos panes diferentes a los que elaboraba durante todo el año. Preparaba la masa, armaba el pan y antes de poner al horno le hacía rosetas, hojas y distintas formas de flores de la misma masa para adornarlo en la parte superior. Luego lo pintaba con huevo apenas batido y un chorrito de leche. Un horno a leña al fondo del gran patio de tierra, esperaba caliente por las brasas encendidas por mi padre, para asar el pan.
Ese pan se llevaba a bendecir la noche del Sábado de Gloria junto con otros alimentos, que según ella, tenían que ser de las diferentes especies: animal, vegetal y mineral, es decir de los tres reinos de la naturaleza.
Preparaba una canasta de mimbre, bastante grande, adornada con flores de siempre viva. Esa canasta no se usaba para otra cosa el resto del año. En ella colocaba el pan que había preparado con sus manos, una pequeña rosca de pan dulce y otros alimentos en porciones pequeñas, menos el pan (que llamábamos “la pasca”) iba entero. Recuerdo que esos alimentos eran: carne asada de vaca y de cerdo, chorizos, queso o ricota que adornaba con clavos de olor, crema de leche, manteca, huevos hervidos a los que se le pintaba la cáscara. Otros huevos se vaciaban y se los rellenaba con maní tostado y azúcar que sería algo así como la que hoy día se la conoce como garrapiñada.
También no podían faltar las manzanas, bananas y toda fruta de estación, además sal y azúcar y algunas otras especias que consideraban que podía cubrir algún huequito que quedaba en la canasta. También iba una botellita con agua y una vela pequeña para encenderla en el momento que lo indicara el sacerdote.
Esa noche, la del Sábado de Gloria, no se comía carne, solamente se cenaba varénikes hervidos, rellenos con ricota y bañados con crema de leche.
Toda la comida que se llevaba a bendecir a la iglesia (parroquia o capilla más cercana) se comía recién en el desayuno del día Domingo de Pascua. Se nos prohibía comer la noche del sábado, a pesar de que los aromas a carne asada y demás alimentos nos tentaba a no cumplir con el precepto.
Mis hermanos y yo nos levantábamos temprano junto con mis padres. Se servía la mesa de desayuno con todo ese manjar que para mí es inolvidable.
No existían ni el conejo ni los huevos de chocolate, al menos para nosotros, para mi familia y todas las familias del pueblo en el que vivía. Nadie hablaba de eso.
A mediodía mi padre preparaba un asado al horno y comíamos con ensalada y el pan bendecido. Si sobraba algo en el canasto se guardaba y se comía durante la semana. No se podía tirar ni una miga de lo que había sido bendecido.
Hoy día las costumbres son distintas cada uno podrá decir y contar su experiencia en la red social Facebook de Escritores y Letras, si lo desea. Cómo se celebra en su hogar por ejemplo.
Recuerdo algo que me llamó la atención y fue cuando años atrás, visitamos con una amiga un colegio de sacerdotes, que el sábado sirvieron en el almuerzo asado de cordero (Cordero Pascual). Entonces me di cuenta de las diferentes costumbres porque en casa, mi madre no nos dejaba comer carne desde la cena del jueves de noche hasta la del sábado. Recién comíamos carne el domingo. Nos pasábamos con vegetales, porque tampoco podíamos comer derivados de animales.
Hoy día el tema del no comer carne es tomado de forma distinta, tanto por la gente como por la iglesia misma.
La Pascua, que significa paso de la muerte a la vida, (de la esclavitud de pecado a la libertad), era lo que yo no entendía cuando era niña. En una de las homilías de una iglesia católica el sacerdote dijo: Pascua significa el paso de la muerte a la vida y yo no entendía por qué lo decía así, que se moría al pecado y se pasaba a una vida nueva. ¿Cómo moríamos si estábamos todos vivos? Hoy entiendo lo de esa muerte a la que se refería el sacerdote, que hay que arrepentirse de las cosas malas que uno pudo haber hecho durante el año y comenzar una vida nueva, es decir morir o dejar morir dentro de uno mismo lo que pudo haber sido malo, arrepintiéndose de ello y abocarse a cambiar por una mejor forma de vivir, en armonía y en paz.Malania
COMO SAUCE
Silencio eterno, sepulcral. ¿Él la hacía culpable de la muerte de un ángel? ¿Tendrá algo que ver? Ella desconocía los motivos de su ausencia. Él colocó duras barreras como para no verla desde su cima, aunque no se daba cuenta que ya no era sino un profundo pozo en el que se había sumergido para no verla, para no sentir de cerca la verdad del amor que los envolvía. Porque él también la quería, pero a pesar de eso la había hecho culpable; a alguien había que echarle la culpa, ¿no?
La frecuentaba… y ¿era pecado?. Prefirió dejar de sentir su aroma, sus manos untadas en aceite de almendras vagando suavemente por los surcos de su espalda, viajando hasta los más recónditos poros de su cuerpo. Porque también él se sentía culpable por no haber dicho no desde un principio, a ese amor que era imposible que perdurara. Ella se iría algún día, otros amaneceres la esperaban. Él no podía ofrecerle techo porque el que tenía ya estaba ocupado, habitado por aromas de alguien que a él no lo llenaba.
Prefirió establecer barreras, esas que tienden a congelar el amor para mantenerlo intacto, y lo logró. Ella se fue y no lo olvida, ¿Cómo olvidar? Y aún así, ¿él la hace culpable? es que lo delata su eterno silencio.
Estela todavía siente que lo ama, extraña sus saludos madrugados, sus mensajes cotidianos. Es que no hay ni habrá otro igual, es único. ¿Ella será culpable de ese amor imposible? Lo cierto es que nada tuvo que ver con la muerte de un ángel, ese que él tanto quiso ver y no pudo.
El sauce llora ¿Estela también? – Ya no. Todo pasó, así tuvo que ser. Ella lo sabe.
Malania
Imagen Propia