• Poemas

    CÓMO OLVIDAR

    Tu presencia en  mi vida
    ha dejado  huellas tan profundas
    que  cuando la lluvia arrecia
    la soledad sangra contraída.
    Los recuerdos laten en cadena
    mi cabeza apoyada
    sobre tu hombro derecho
    dormitando  en viernes tempranero
    o en lunes de siesta
    sobre mi amplio y florido lecho
    mis cabellos cosquillean tu cara
    y tus yemas  suavemente los separan
    con caricias y ademanes insinuantes.
    En días de lluvia o de pleno sol -que más da-
    quisiera robarle un jueves a Lugano
    o un martes a Retiro
    y por qué no un miércoles
    al acto escolar de primavera
    en festejo anticipado y de antemano.
    En sábados mañaneros
    te busco entre las letras
    de tus bellas poesías
    y en el recuerdo de los domingos
    el olor al rocío de las araucarias
    cortadas a ojo de hombre
    en verdes  galerías
    frente al enorme edificio
    en la esquina de San Juan y Directorio
    y así te recuerdo día a día
    de lunes a domingo.
  • General

    AUREOLA

    Quiero impregnarme
    con aromas de la vida
    los que despiden las flores
    la tierra roja mojada
    por leve lluvia caída
    la hierba tierna y fresca
    bañada por el rocío
     la brisa azul del mar
    recién amanecido
    con el sudor de tu piel
    en acto de amor
    enaltecido
  • General

    COMPLEJIDAD

    ¿Algún día has pensado en qué te gustaría convertirte si hubiese otra vida, si tuvieses una oportunidad de elegir qué quisieras ser? Yo sí.
    Podría convertirme en ubiquitina,
    para reciclar y mejorar todo aquello
    que merece un cambio en la vida.
    O en orgánulo,
    para navegar por el mar gelatinoso
    del citoplasma de su cuerpo.
    O en la luz del arco iris,
    para reflejarme en sus pupilas.  
    O en el puente,
    que une su vida y la mía.
    O en esa nube,
    que aloja y mece
    para velar su sueño
    y envolverlo en mimos.
    O en gota de mar,
    para introducirme y humectar
    cada uno de los poros de su piel.
    O simplemente…
    ser de nuevo yo misma  
    con la oportunidad de conocerlo
    en aquel bar de la esquina.
                                       
  • General

    LA VIDA

    Ha parado de llover y los pájaros trinan desde el amanecer. Sienten la felicidad de un nuevo día que les permite volar bajo el sol, bajo las celestes nubes, o reconstruir sus nidos que han caído con la tormenta. El lapacho tendrá compañía y eso le alegra, tanto que  floreció  antes de tiempo, para que en verano sus hojas broten a granel y den sombra a los polluelos. Hoy muestra al mundo su esplendor. Su ciclo de vida continúa. ¿A cuántos habrá derribado la tormenta? ¿Cuántos fueron convertidos en astillas para el fuego destinados a calentar hogares?
  • General

    LIBÉLULA

    La nítida silueta del sol al ponerse, atravesaba las alas cristalinas de la libélula atrapada en la fina telaraña.
    Tendidos en la hierba fresca, los duendes escuchaban el murmullo del viento que mecía las espigas de bambúes.
    Una ráfaga de aire caliente en perfecta ondulación arremetió contra los hilos entrelazados y logró salvar a la bella libélula.
    Sacudió sus alas y voló coqueta por entre los duendes y bambúes. Una vida feliz la esperaba.
    Los duendes se miraron con complicidad y rieron a carcajadas. ¿Habrán tenido algo que ver con la ráfaga?

  • Poemas

    NOCHE

    Noche
    Que cubres
    aldeas y estepas.
    Que vistes
    elegancia y rudeza.
    Que desnudas 
    filosofía de vida
    y las dudas de la muerte.
    Que te  prestas
    para mirar las estrellas
    o la estilizada de cuarto menguante.
    Que inspiras
    a escritores poetas.
    Que cobijas
    a peregrinos
    e inocentes criaturas.
    Que quitas
    el sueño a  triunfadores
    y angustiados pensadores.
    Que ocultas
    a fantasmas y rufianes.
    Que callas
    a mariposas y aves.
    Que duermes
    tímidos murmullos
    y ecos florecientes.
    Que te amigas
    con blancas flores
    que se abren para verte
    junto a hojas de otoño
    y musgos verdes.
    Que enlazas
    sueños lejanos.
    Que unes
    en abrazos tiernos
    a enamorados viajeros
    y amanecidos forasteros..
    Noche, noche,
    lecho de sueños.
  • General

    ÁRBOL DE VIDAS

    Foto:  J. Benito (Prohibida su reproducción)

    Al ver esta preciosa fotografía, 
    pensé en el amor 
    amor al arte, a la vegetación
    a los frutos, a la flor
    amor al trabajo y al amor por ti.
    También pensé en la creación
    la forma de cada fruto, el color
    el tamaño, el sabor,
    dulce o salado
    y pensé en vos. 
    Eres diferente y único en especie 
    no hay otro igual. 
    Tampoco son iguales la sandía,
    la manzana y el morrón
    a pesar de ser rojos.
    La banana, el limón
    la pera y la papaya
    amarillos son
    y la lista es infinita,
    frutos tropicales,
    silvestres o cultivados.
    Cada uno es diferente
    y no todos gustamos de todo
    éste es más rico que el otro
    y la química es particular
    de acuerdo al paladar
    la atracción por un  sabor
    es individual.
    El final  es  privado,
    es único, tuyo y mío.  
  • Poemas

    MARIPOSAS

    
    
    
    
    

    Llegaron las doce mariposas
    una que otra más hermosa
    ninguna quedó por el camino
    todas viajeras ansiosas.
    Varias se posaron temerosas
    algunas cosquillearon mis manos
    otras más tímidas
    aleteaban festejando
    la llegada y el encuentro.
    Yo, agradecida
    les ofrecí agua y comida.
    No quisieron comer
    porque ya venían saboreando
    frutos y flores al paso
    solo aceptaron el agua fresca
    servida en sendos vasos.
    Durmieron toda la noche
    hasta que el sol iluminó
    y me pidieron quedarse
    en algún lugar acogedor.
    Por supuesto, les ofrecí
    el jardín de mi casa
    con rosas y otras plantas.
    Los gorriones felices
    revoloteaban festejando
    con gorjeos y cortos vuelos
    invitándolas a sus danzas.

  • General

    TORTUGA Y COLIBRÍ

    Muchas veces, sin proponértelo, llegas a una página no poco interesante y descubres cosas que quizás son conocidas por algunos y no por otros.

    Cada persona tiene su animal de poder, o espíritu guardián, como decía Don Juan Matus (Carlos Castañeda): “Siempre llevarás contigo un espíritu, tu otro yo”, el que ha adoptado distintos nombres en las distintas culturas, siendo el de Animal de Poder el que considero más adecuado, ya que incluye las capacidades del animal específico.
      Queda para seguir investigando si realmente son así como los vemos o sólo son energías representativas, que nuestra mente aún primitiva necesita representar simbólicamente.

    Una frase de San Francisco de Asís:

    “No herir a nuestros humildes hermanos (los animales) es nuestro primer deber hacia ellos, pero detenerse aquí no es suficiente. Nosotros tenemos una misión más elevada -serles de servicio a ellos siempre que lo requieran. Si un hombre excluye a cualquiera de las criaturas de Dios del resguardo de la compasión, ese hombre actuará igualmente con sus compañeros humanos.”

    EL COLIBRÍ

    Se dice que Colibrí nos trae mensajes especiales. Nos trae amor como ninguna otra medicina puede hacerlo, y su presencia trae alegría al observador.

    Busca la dulzura de la vida.

    Su larga lengua le permite pasar por alto la capa exterior, a menudo dura y amarga, y encontrar los tesoros escondidos debajo.

    El que tiene medicina de Colibrí:

    No pierde tiempo mirando atrás y deseando “lo que fue”, pues le interesa aprovechar “lo que es”. Nunca podría volverse adicto a algún estimulante artificial, pues encuentra alegría en su propio corazón.  Le da mucho placer esparcir alegría, amor y belleza a todos los que lo rodean, y tiene el don de llevar esa alegría interna hacia espacios nuevos y diferentes. Tiene el talento de encontrar lo bueno en la gente, y no se detiene ante un exterior áspero o abrupto, pues sabe que, si pudiera llegar más allá de esa dura capa externa, encontraría bondad y belleza dentro.

    LA TORTUGA

    Cuando siente peligro o se siente incómoda e insegura, se mete en su caparazón y se protege.

    La medicina de Tortuga incluye una conexión con el centro, la destreza de navegar, la paciencia, los límites propios, asociación con lo femenino,  el respeto hacia los límites de los demás, el desarrollo de nuevas ideas, la protección psíquica de uno mismo, la confianza en sí mismo, la tenacidad, la defensa sin violencia.

    Tanto Colibrí como Tortuga, se sienten libres, esa es la coincidencia. Pero ambos pueden tener una atracción inmensa y espléndida, siempre que el Colibrí pueda traspasar la dura caparazón de la tortuga.

    Dijo la Tortuga llamada Geisha: Un Colibrí, llamado Emperador, me buscó y logró sacarme de la nube gris en la que yo vivía adormecida por el frío de mi corazón. Gracias a él pude volver a poner los pies en la tierra sin tantos miedos, sobre todo el miedo al amor. Y pude volver a sentir el perfume de las flores.

    Por eso es que amo tanto a Colibrí.

  • Cuentos

    ¿CUÁL ES SU NOMBRE?

     
     
    Era ella, estoy segura. Aquella dama de tez bronceada, esbelta y larga cabellera de color azabache en que todos los días nos encontrábamos camino al colegio. Siempre vestía con sencillez y pulcritud. Vivía con su esposo y sus pequeños hijos. A él lo veía  algunas horas por la noche, cuando regresaba de la fábrica de calzados, de lunes a viernes,  o de  su trabajo en la quinta los sábados. Los domingos lo pasaban en familia, con los tradicionales almuerzos parrilleros, sobre las brasas unos hierros con patas que él mismo había construido, y la carne con grasa chirriante despertaba hasta al tardío madrugador o al más vegetariano de la cuadra.   El pan caliente amasado por la mujer acompañaba el almuerzo. Fueron ocho los niños que nacieron, crecieron y  jugaron en esa casa de patio grande, frondosos árboles y bello jardín.                                                                   El tiempo comenzó a marcar  surcos en el rostro de ambos progenitores y un día ella recibió la peor noticia de su vida: para acortar  distancia, el hombre tomó otro camino y fue interceptado por maleantes que le quitaron el sueldo que había cobrado ese día dejándolo tendido al costado del camino.  La mujer hizo lo imposible para salvarlo, hasta gastar todos sus ahorros. Pero los golpes habían sido fatales y no logró sobrevivir. Ella continuó luchando para dar lo mejor a sus hijos, ya que algunos todavía concurrían al colegio.                                                                                                   El calendario marcaba el  paso y uno a uno fue tomando vida propia, algunos cerca, otros muy lejos, unos formaron su propia familia, otros se dedicaron exclusivamente a trabajar, unos la llamaban de vez en cuando, otros  la visitaban y se interiorizaban de sus necesidades y la ayudaban.         De a poco todo fue cambiando, las visitas se espaciaron cada vez más, los malestares de salud no tardaron en estar presente a diario, su lucidez iba perdiendo brillo. Y así fue que  un día domingo, el tan esperado para compartir con alguno de ellos, no salió el sol para ella. Ninguno de sus hijos fue a visitarla, y así fueron sucediéndose los días, y ella, corroída por el abandono, ya no tenía proyectos.    Era ella, pero esta vez vestía una pollera desteñida, una blusa amarillenta,  y un delantal de cocina, y a decir del vecindario, no se quitaba ni para ir a dormir. La observé caminando lentamente hacia el pequeño corral,  donde cacareaban hambrientas cinco  gallinas y un gallo. Ayudada por su bastón de madera rústica, conservado como recuerdo de su padre, alcanzó el bebedero y cambió el agua. Tiró un puñado de maíz hacia los cuatro vértices como marcando una cruz en señal de bendición hacia esos seres no pensantes que eran los que le servían de compañía además del perro, y vaya uno a saber, con su pensamiento a quién más bendecía.   Permaneció unos minutos observándolas una a una, recogió un huevo del nido, un cajón de madera con colchón de paja, y como midiendo los pasos se alejó para internarse nuevamente en su casa. Las paredes mustias y humedecidas eran testigo de sus pensamientos y sus quehaceres. De vez en cuando arrastraba su silla, la apoyaba sobre la pared del porche, y sentada sobre un almohadón desteñido por los años,  contaba los automóviles que cruzaban por la avenida. Su perro dormía a su lado con las orejas erguidas en señal de atención constante, por su dueña que nunca le hizo faltar agua ni comida.  Las paredes exteriores daban fe que se habían olvidado del olor a pintura, la tierra reseca de lo que un día fue jardín, desconocía el colorido de las flores, nada era como cuando estaban juntos en familia.                                                                                                         El día que Gitana ya no pudo más con la soledad, en ocasiones ni su nombre recordaba, mirando a su amigo y guardián dijo: me siento bien, pero hoy él me llamó ¿sabes?, me invitó a su morada eterna, me dijo que allá es muy lindo y tranquilo, que hay muchas flores perfumadas, que no se siente hambre ni frío, y me iré con él ¿sabes? No me extrañes, cuida la casa hasta que te vengan a buscar. Cuando Gitana desapareció de este mundo, todos los hijos concurrieron al lugar,  decidieron hacer restaurar la casa, la llenaron de flores, la hicieron tasar y la vendieron a un precio sobrevaluado como para que cada uno tuviese una buena paga por la herencia. El perro se alojó en casa de un viejo vecino. Todos los días, la gata Lila lo iba a buscar para dar un paseo por el muelle del puerto.  ¿Habrá olvidado Milo a su antigua dueña?
    Nunca se supo su verdadero nombre, simplemente la llamaban Gitana.