Late en el infinito, un remolino silencioso, sin rumbo y sin nombre alguno. Se refleja en la luna que sale de día a destiempo plagada de ausencias y absurda inocencia. Regresa, trota y escapa, se pliega en la nada hasta desvanecerse en la memoria de tu cuerpo.
Los buenos momentos nunca se olvidan, aunque los malos tampoco. Pero siempre prefiero recordar los buenos. Gracias Juan por leer y comentar. Buen fin de semana.
2 Comentarios
Juan Hernandez Meza
A veces asi son los recuerdos…bonito aporte poetico. saludos.
Malania Nashki
Los buenos momentos nunca se olvidan, aunque los malos tampoco. Pero siempre prefiero recordar los buenos. Gracias Juan por leer y comentar. Buen fin de semana.