Minicuentos

ANA EN CELO

¡Ana! ¡Ana! ¡Anaaaaaaa! Gritaba un hombre y me detuve para ver si era a mí a quien llamaba.
Mi nombre no es ese,  pero podría haberme confundido con otra persona. A esa hora de la mañana no circulan muchos peatones.
¡Ana! ¡Ana! ¡Anaaaaaaa! Y me di cuenta que perseguía a una perrita negra. De pronto vi que la mascota venía en dirección a mí y sorprendida más que asustada me quedé quieta sobre la acera. Ana se metió poco más entre mis piernas como pidiendo auxilio. Pero al ver que su dueño se acercaba comenzó nuevamente a disparar y detrás, un perro un poco más alto que ella de color canela la perseguía. El hombre cansado corría y gritaba ¡Ana! Casi sin aliento.
No sé por qué me causó gracia, quizás porque escuché la algarabía de los pájaros sobre un lapacho florecido de rosa, como festejando la situación.
Dos colibríes con colorido aleteo y una abeja gozaban de las apetitosas y perfumadas flores de azahar.
Dobló la esquina el hombre detrás de Ana y el perro.
Una vecina dijo: – Ana está en celo por eso la locura de su dueño. Ana se le había escapado cuando había abierto el portón de su casa para salir con su moto.

Malania

Imagen: L. M. R.

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