AQUEL PRIMER ENCUENTRO
Como estatua viviente, muy ansiosa, impecable
estalló en un beso, tu mirada penetrante.
se mezcló entre la gente, en hora pico y sol radiante
de un movido Caballito a esa hora de la tarde.
Tu mano rozó la mía, como apresurando el vamos,
que pronunciaron mis labios, en intento de alejarnos
del murmullo de la gente, que el café había inundado.
Me ayudaste con mi abrigo, a ponérmelo despacio
emprendimos un comienzo, las escaleras abajo
caminando lentamente, hacia el coche que abordamos
hasta el refugio de amor, nos sumergió con encanto.
Tus abrazos y tus besos, me regalaron un cambio,
con incógnitas y sorpresas, con sonrisas y entusiasmo.
¿Sería la única vez? me preguntaba pensando
¿Tal vez el comienzo de algo?…
dudaba ante ese encuentro de calor inigualable
Tu sonrisa con la mía se entremezclaron al aire
una pasión ardiente recorrió mi piel a mares,
confundiéndome en la tuya con temor a enamorarme
de esa bella estatua viviente que muy puntual y sutil
fue a encontrarme, un 7 de junio que jamás podré olvidarme.Malania
Imagen de la red
VESTIDA DE NEGRO
En un bosque frondoso y verde, donde el sol se filtraba entre las hojas y las aves cantaban melodías alegres, vivía una pequeña lagartija llamada Lila. Lila era curiosa y valiente, y siempre estaba en busca de nuevas aventuras.
Un día, mientras exploraba el bosque, Lila se encontró con una caja abandonada. Intrigada, se acercó y la abrió con cuidado. Dentro encontró telas de colores y brillantes botones. Fascinada por estos hallazgos, decidió probarse algunos pedazos de tela. Después de mucho esfuerzo y con ayuda de algunos insectos amigos que pasaban por allí, logró coserse un pequeño vestido negro con ribetes dorados.
Una vez vestida con su nuevo atuendo, Lila se miró en un charco cercano y se sintió radiante. Pero pronto se dio cuenta de que algo había cambiado. Los animales del bosque la miraban con asombro y algunos incluso la evitaban. Lila no entendía por qué su nuevo vestido causaba tanto revuelo.
Decidida a descubrirlo, se acercó a una sabia lechuza que vivía en el bosque y le preguntó por qué todos la miraban de esa manera. La lechuza, con voz calmada, le explicó que en el bosque, el negro era el color de la tristeza y el luto, y que muchos animales lo asociaban con malos presagios.
Lila se sintió desolada al escuchar esto. No quería que su vestido causara miedo o tristeza a sus amigos del bosque. Con el corazón apesadumbrado, decidió deshacerse de su vestido negro y buscar otro color más alegre.
Después de buscar entre las telas que encontró en la caja, Lila se cosió un nuevo vestido, esta vez de un vibrante color verde esmeralda, con pequeños detalles en amarillo brillante. Cuando salió a pasear con su nuevo atuendo, los animales del bosque la recibieron con sonrisas y alegría. Lila se dio cuenta de que el color de su vestido no solo reflejaba su propia felicidad, sino que también afectaba el ánimo de quienes la rodeaban.
Desde ese día, Lila comprendió la importancia de la empatía y la consideración hacia los demás. Y aunque le encantaba vestirse con colores brillantes, nunca olvidaría la lección que aprendió con su pequeño vestido negro. Y así, con su espíritu aventurero y su corazón bondadoso, Lila continuó explorando el bosque y compartiendo su alegría con todos sus amigos.Malania
Imagen: de la red
MASCOTA AL SOL
Entre árboles y pasto,
su sombra se desliza,
bajo el cielo soleado
que la brisa acaricia.La medianera guarda
en su sombra, secretos de luz,
mientras ella, exploradora
avanza sin miedo a contraluz.
Sus patas sobre el césped
hacen eco suave,
mientras el día soleado
la envuelve en su clave.En este escenario
de verdor y calma,
la gata se convierte
en musa que se enmarca.
Susurra al viento
sus deseos sin dueño,
bajo el sol que ilumina
su ser risueño.Así la mascota, al sol en día frío,
sus sueños se tejen con un suave rocío.
Entre árboles en la medianera plantados,
la naturaleza y la gata se han encontrado.Malania
Imagen: M.J.T.
SOY DE LOS QUE PIENSA
Puede ser pasajero el olvido,
andar en silencio con los sueños a cuestas.Soy el que habla sereno
y no grita llevando la calma.Soy el que escribe sabiendo de elogio
y críticas duras a la vez.Soy de los que piensa en las cosas buenas a ser apreciadas
que muchos desprecian sin darse cuenta.Soy de los que en la humildad, camina primero
y la sabe seguir sin perderse.Soy de los que piensa y puede reír o llorar,
aprendiendo de ambas disfrutando momentos como todo hijo de Dios.Miguel Márquez
Imagen de la red
¿DÓNDE ESTÁS?
Muchas veces me pregunto
¿Dónde estás?Quizás entre las nubes
o en el arco iris ¿pintas tu esencia?
O tal vez a mi lado, en silencio estás,
misterio que el viento no logra desvelar.En el firmamento, te busco en vano,
en cada estrella, en cada destello.
¿Dónde te escondes, alma querida?
¿En qué rincón del universo te hallas?Quizás en el susurro del viento que pasa,
o en el murmullo del agua que abraza.
Tal vez en el eco de mi propia voz,
o en el latir de mi corazón veloz.No importa dónde, no importa cómo,
sé que estás conmigo, en cada rincón.
En el suspiro del día, en la sombra de la noche,
en cada latido, en cada derroche.Dónde estás, me pregunto una y otra vez,
pero en el fondo, sé que estás ahí.
En el brillo de mis ojos, en mi andar sereno,
en cada latido, y hasta en mis sueños.Malania
Imagen: P. M.
AMOR Y MÁS AMOR
Hace un tiempo ya desde la última vez que le dije a mi pareja que la amo, comentó Esteban a su amigo Miguel mientras tomaban un breve descanso en el trabajo. Recuerdo que fue en una tarde lluviosa, estábamos acurrucados en el sofá, compartiendo historias y risas, después de haber visto una película de humor y romanticismo. En un momento, miré profundamente sus ojos y le dije: “Te amo”. La expresión en su rostro fue una mezcla de sorpresa y felicidad, como si esas palabras fueran un bálsamo reconfortante para el alma. Desde entonces, han pasado algunas semanas, quizás incluso meses, y aunque el amor sigue latente en nuestro día a día, no siempre encontramos las palabras adecuadas para expresarlo. Tal vez sea hora de recordarle lo importante que es para mí y lo mucho que la amo.
Es cierto que el amor, expresado a través de gestos y acompañado de alegría, tiene un poder sanador increíble para el alma. En un mundo lleno de altibajos y desafíos, el amor genuino puede actuar como un bálsamo que calma nuestras preocupaciones y nos llena de esperanza.
El amor hacia los demás, hacia nuestro país, más que todo se basa en reconocer y respetar al que no piensa igual que uno mismo, igual que la mayoría. De ese modo, si existiera más amor verdadero, podríamos construir un mundo y un país mejor.¡Qué inspirador y necesario! Reconocer y respetar a aquellos que tienen opiniones diferentes es fundamental para vivir en paz y armonía. La diversidad de pensamiento enriquece nuestras sociedades y nos permite encontrar soluciones más creativas y equitativas para los desafíos que enfrentamos.
Cuando somos capaces de escuchar con empatía y comprensión a quienes tienen perspectivas distintas a las nuestras, abrimos la puerta al diálogo constructivo y a la colaboración. En lugar de dividirnos, nos unimos en la búsqueda de objetivos comunes que beneficien a todos.Además, el respeto hacia la diversidad de pensamiento fortalece nuestros valores democráticos y promueve una convivencia pacífica y armoniosa. Cada persona aporta su propia experiencia y conocimiento, lo que nos permite aprender unos de otros y crecer juntos como sociedad.
En definitiva, al reconocer y respetar al que no piensa igual que nosotros, contribuimos activamente a la construcción de un mundo más inclusivo, justo y próspero para todos.
¿Cómo podríamos vivir en pareja si no pensáramos en que ella y él son personas que tienen derecho a pensar diferente sobre algunas cosas?
Y para seguir adelante es necesario consensuar, pero sobre todo y para eso, se necesita dialogar.
El amor comienza por las bases, en el hogar. Hacerlo extensivo a la escuela, al trabajo, a todo ambiente donde convivimos con las personas que piensan igual o diferente, sería lo ideal para ese mundo mejor que tanto anhelamos.Malania
Imagen: de la red
SIESTA
El sol reina en su máxima altura,
las calles reposan en silencio
bajo el ardor que semeja a incendio.
Las sombras huyen de su esencia pura.El eco muere en su mudo murmuro,
y el viento apenas roza el suelo rojo,
en esta pausa, la siesta es casi un gozo,
en calles desiertas, quietas en su apuro.Los pájaros guardan su trino sereno,
en sombras que reposan bajo los árboles;
el sol se esconde tras alguna nube blanca,
que solidaria extiende su sutil manto.En esta hora, el tiempo es más lento,
las calles vacías guardan su encanto,
en la siesta, el mundo se hace contento
y no hay lugar para lamentos.Pero en las mañanas
cuando el sol aparece
y la brisa es suave y serena
acaricia rostros y mece árboles
en una danza amena.
MalaniaImagen J. G. T.
ÁRBOLES EN EL DESIERTO
En el desierto
no hay pájaros ni flores.
Agobia el calor.Sobre las ramas
no hay gorriones ni garzas.
Frío el rocío.Bajo el fuerte sol
luciérnagas quejosas
les falta agua.Lejos los trinos
los zorzales no saben
que alegran vidas.Malania
Imagen de la redTIERRA MISIONERA
Las piedras duermen
bajo el sol de la tarde.
Testigo el aire.En tierra roja
máquinas trabajando.
Calle en construcción.Atrás el bosque
de árboles que se mecen.
Cálido viento.El agua corre
en caudal turbulento
canta su canción.Malania
Imagen propia
CALOR DE HOGAR
En la quietud de la noche,
el fuego baila y cruje,
su llama danza en el hogar,
cálido y fiel.
En su resplandor,
el frío se desvanece,
y el alma encuentra abrigo
en su rítmico vaivén.
Las llamas ardientes del hogar,
abrazan las noches heladas
y su luz quiebra la oscuridad
proyectando sombras al pasar.Malania
Imagen: M. J. T.