• General

    MIS DÍAS DE COLORES

    Una corriente de aire diferente se interpuso entre su mundo y el mío.
    ¿Acaso vivimos en silencio para no herirnos los unos a los otros?
    Le pregunté al mar qué había representado él para mí y yo para él, pero no hallé respuesta.
     Recuerdo cuando sentado frente a mí, destilaba vida y frescura por sus poros, su mirada clavada en mis ojos y sus dedos insinuantes, acariciaban las palmas de mis manos. Amor.
    De a poco el mundo circundante fue perdiendo sus colores.
    Algo de mí había partido con él, ese mismo día cuando se alejó con un cigarrillo en la mano, sin siquiera adivinar que tal vez ese sería nuestro último día (o tal vez no).
    A veces me pregunto
    ¿Qué hubiera ocurrido si no lo hubiese encontrado y conocido?
    Hoy pinto mis días de colores del arco iris, para ver en ellos la sonrisa de sus labios y esa seductora mirada color miel.
                                                                                                                             Malania
    Imagen: Web J. M. Merellos
  • General

    HONGOS VIOLETAS

    No sé cómo nacieron en medio del verde césped o en medio de la nada, lejos de los jardines con flores de muchos colores.
    La naturaleza nos invita a contemplar especies como estas, nunca antes vistas, al menos por mí.
    La tierra seguramente ha recibido alguna semilla desde el aire, soltada por algún pájaro, o tal vez su semilla remontó en alas del viento hasta aterrizar en este espacio verde, eligiendo un lugar alejado de quien sabe cuántos hongos más que puede haber por muchos otros lugares.
    Yo lo tomo como un regalo del cielo, quizás alguna persona de las que no está más en esta vida, me la envió de regalo, sabiendo que me gustan las flores y las plantas silvestres, y también sabía que mi color preferido era y es el violeta.
    No sé si serán comestibles o no, pero por seguridad, prefiero que estén en el mismo lugar. Ahí nacieron y allí se quedarán hasta que la misma naturaleza se los lleve.
    GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.

    Malania

    Imágenes propias

  • General

    SENTENCIA

     
    Nubes negras como hollín, barrieron el círculo dorado del cielo.
    Sus reflejos tristes, se hundieron en las profundidades del mar. 
    El fulgor del sol desapareció vertiginoso.  
    Mientras tanto en los estrados, los procesos incoados contra la orden roja, no les permitían condenarla por herética, con sentencia definitiva.
    Pasaron horas, días y meses. No había pruebas en su contra. Nadie se animaba a ser testigo en la causa.
    El caso tuvo un exhaustivo colofón con las palabras del abogado defensor. 
    Caso cerrado.
                                                                                                       Malania
    Imagen de la red
     
     

     

    Imagen propia.

  • Prosa Poética

    REFLEJOS EN EL AGUA

    Furtivo
    con pensamientos deshilvanados
    deambulaba
    sumido en sus cavilaciones.
    Una parte de su vida
    había partido con ella.
    Se acomodó en silencio
    y allí, pensó y pensó.
    Pero no alcanzaba
    a ver las consecuencias.
    Detrás suyo alguien
    fotografiaba el paisaje al revés
    reflejado en el agua.

    Malania

    Imagen: M. R. Manu
  • General

    DULCE DE MAMÓN


    El dulce de mamón es un postre típico del noreste de Argentina, muy delicioso. El mamón es conocido en otros lugares como papaya, fruta bomba o lechosa. Se trata de una fruta grande de color amarillo o naranja, muy digestiva y nutritiva.
    El dulce se prepara preferentemente con fruta verde o pintona. Pero también puede prepararse con fruta madura, aunque el resultado no será en trozos sino quedará como mermelada para untar.
    Este dulce a muchos le empalaga y por eso le agregan jugo de limón o pomelo cuando está casi listo para contrarrestar el dulce. -Mi madre agregaba jugo de naranja o mandarina para darle mejor sabor-.
    Este delicioso postre es fácil de preparar pero al mismo tiempo lleva muchas horas de cocción, así que hay que tener paciencia para que quede muy bien, pero la demora vale la pena. 
    Ingredientes

    2 kg Mamón verde o pintón

    1 kg Azúcar

    1 cucharada grande de esencia de vainilla

    1 ramita de canela

    3 o 4 Clavos de olor

    3 o 4 Trocitos de cáscara de limón.

    Optativo: jugo de dos o tres naranjas o mandarinas

    Elaboración

     1.- Lavar la fruta y pelarla, luego cortarlas en tiras que tengan más o menos 5 cm de largo, y para el espesor, cortar por los surcos de la misma fruta o si no los tiene, de 2 cm de ancho, para que todas se cocinen igual. También se lo puede cortar en cubos, todo depende de gusto.

    2.- Colocar en un recipiente, cubrir con el azúcar y dejarlo hasta el día siguiente. No hace falta agregar agua porque la fruta suelta su propio líquido. Si el líquido se evapora, se puede ir agregando agua hervida o jugo de naranja natural.

    3.-Añadir una cucharada de esencia de vainilla, unas cascaritas de limón, 1 ramita de canela y 3 o 4 clavos de olor. (No es necesario poner todo esto si no lo tienes) Llevar a fuego lento por aproximadamente 2 horas o hasta que se forme el almíbar, no mover mucho porque se pueden romper las lonjas (NO revolver, salvo que quieras convertirlo en mermelada). Al cabo de las 2 horas agregar un poco más de azúcar si el almíbar no ha tomado suficiente color y dejar que hierva una hora más.

    4.- Envasar cuando está caliente en frascos de vidrio, taparlos y darles vuelta boca abajo para que se forme el vacío. Una vez que esté frío, llevarlos a la heladera y al cabo de un rato, cuando se han enfriado, dar vuelta los frascos.

    De dos kilos de mamón pueden salir hasta tres frascos grandes de dulce o seis chicos.

    Malania

    Imágenes de la red

  • Cuentos

    DÍA DISTINTO.

    “Día frío, especial para quedarme en casa y disfrutar de mucha tranquilidad y mi soledad”, pensó Rita esbozando una sonrisa. Era sábado. Se levantó de la cama más tarde de lo que acostumbraba y como era habitual, se desperezó bajo la ducha tibia y reconfortante. “Hoy no estás para compartirla” se dijo en el momento justo en que sus manos espumosas dejaban al descuido el jabón rosa que le traía recuerdos. El ritual posterior no fue diferente al de todos los días: secador  y cepillo para el cabello, crema y loción para el cuerpo, delineador y labial para no verse con una simple cara lavada, todo como si hubiera adivinado lo que la esperaba. Preparó unos mates, colocó la yerba, un poquito de azúcar, y apenas media cucharadita de manzanilla. Lo sacudió como para mezclar todo y echó un chorrito de agua fría sin mojar toda la yerba, luego el agua a punto, listo como para cebar la infusión. Esperó unos minutos y colocó la bombilla. Los primeros sorbos que suelen venir acompañados de polvo de la misma yerba mate, los escupió a la pileta. Recordó las cascaritas de naranja, por lo que desenroscó la tapa del frasco y tomó varias que ya estaban secas (Las cascaritas ella misma las preparaba cuidadosamente, tomando solo la parte anaranjada sin la corteza blanca amarga, dejándolas secar al aire libre y al sol).  Estaba feliz por el día que la esperaba. Ni siquiera iba a cocinar porque había comida en la heladera y solo faltaba calentarla antes del almuerzo.
       Bastó que se sentara ante la computadora (servidor) para que sonara el teléfono.
    -¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Cómo será tu día hoy? ¿Estarás muy ocupada? –la voz  al otro lado del hilo no le dio tiempo de elegir respuesta.
    -¡Hola! Bien! Nada especial para hoy. ¿Por qué? –recordó que tenía que salir a las cuatro de la tarde a visitar a un alumno para explicarle un tema de matemática, y se lo dijo.
    -Entonces voy a visitarte –dijo con tono decisivo.
    -Está bien –respondió la dueña de casa con el pensamiento puesto en que su día no sería el mismo de como lo había planeado.
       Tomó unos mates, encargó empanadas para reforzar el almuerzo, revisó su correo electrónico, escribió un par de comentarios en algunas de las Comunidades a la que es asidua visitante, y sonó nuevamente el teléfono.
    -Ya estoy cerca, ¿puedes salir a mi encuentro?
    -Ahí voy –respondió Rita.
    Era casi mediodía  cuando se encontraron. -Entre sus domicilios había más de hora y media de viaje-. El almuerzo transcurrió con amena charla. Sobre todo la de la visita que no se callaba ni para masticar los alimentos. Contó historias y más historias. Rita que acostumbraba a estar en silencio hasta cuando escuchaba la radio o sintonizaba un canal de televisión, -el volumen no supera los 20 decibeles-, estaba segura que Marta sobrepasaba al doble de ese volumen, hablaba a los gritos. En bien de sus oídos quería decirle basta, pero su corazón y su alma la invitaban a tener paciencia ya que la grata visita (dentro de todo, grata) no sería para mucho tiempo. La hora se aproximaba, Rita avisó que pasaría al cuarto a cambiarse de ropa, porque el ambiente no estaba para andar desabrigada. Se calzó las botas, tomó un abrigo grueso y se sentó a esperar a que Marta terminara la casi última charla como visitante. Rita se aseguró de que todo esté cerrado, hasta las llaves de luz y calefacción.
       Caminaron juntas, Marta del brazo de Rita por temor a tropezar con una baldosa suelta, que en este barrio y muchos otros, abundaban. Llegó el tren a horario y ambas ascendieron. Rita bajó tres estaciones antes de la que iba su amiga para hacer combinación. Pero la historia no terminó ahí, y el día realmente se presentaba distinto.
    Ya en casa de su alumno, se dispuso a explicar los temas demandados. Había pasado una hora cuando comenzó a sentir que su  olfato no le fallaba y desde la cocina un reconocido olor se expandía por todo el dos ambientes. El aroma particular y penetrante como molesto, salvo cuando se está dispuesto a comer al amigo del colesterol, comenzó a nadar hasta impregnar los cabellos limpios y prolijamente peinados, el abrigo colgado de un perchero y los poros de su piel perfumada. Rita solo pensaba en llegar al final de la clase. El olor a quién sabe qué cosa frita con aceite de mil usos,  le había quitado hasta las ganas de ir pasar por la parroquia y asistir a la misa vespertina. Se sintió tan mal que lo único que quería era hacer lo que hizo: llegó a su casa, se desvistió, colocó su ropa en el lavarropas (lavadora) y respiró profundo bajo la ducha tibia.
  • General

    DE GORRIONES

     
     
     
    Enigmático
    así pequeño como es
    como si lo enviaras tú
    me despierta todos los días
    canta a la misma hora
    la misma canción indescifrable
    espera ser fotografiado
    luego vuela y desaparece.
    Quizá hoy se ha ido a dormir
    en una de esas nubes blancas
    que festonean el cielo
    tal vez viajó a otra ventana
    para acariciar el oído y despertar
    a quien todavía duerme
    ensimismado y del mundo ajeno
    o se ha ido en busca del sol
    que recién está naciendo.
                                          
    Malania
     
    Imágenes propias

  • Prosa Poética

    SOL Y LETRAS

    En mis momentos de ocio aprovechaba para leer y releer sus poemas, sus poesías, cerraba los ojos me llenaba de su aroma.
    Solo aspirando la fragancia de sus letras me sentía feliz, mientras esperaba el momento justo para fotografiar un nuevo amanecer, distinto cada día.
    El sol se peinó en el mar y lo tiñó con su color brillante, mezcla de aire sereno y el eco de la risa de los peces en movimiento, apareándose al compás de las olas.
    Era hora de emprender la caminata. En uno de los surcos, señal del paso de alguna bicicleta madrugadora, un hilo rojo inventando su ausencia.
    Malania
    Imagen propia
                                                                                                                     
  • Prosa Poética

    TODO CONFLUYE

    Convergen,
    la deliciosa copa de helado con crema y frutilla,
    con la mirada melancólica de un niño hambriento.
    El hombre cultiva la tierra y planta árboles,
    pero basta una cerilla encendida
    para envolver el monte en tristeza
    y lloran las aves después de un incendio.
    Corroe el tiempo,
    el indeleble recuerdo
    de un amor que aun somnoliento vibra,
    para sobrevivir en el mismo aliento.
    Se relaja el artista
    y difumina el tinte cromático del manantial
    que el aguacero ha fortalecido
    en una mina de rocas adormecidas.
    Malania
    Imagen: M. J. T.