• General

    DE SERENATA

     
    En vuelos madrugadores
    o a media mañana,
    sin cumplir un horario fijo, 
    luego de recorrer 
    cualquier ventana,
    la tuya o la mía,
    vierte al aire
    en notas sincopadas
    como un clangor
    taladrando los oídos,
    interfiriendo en muchos casos
    el feliz descanso
    del hombre agotado
    que duerme desvanecido.
    Es que nadie enseñó al ave
    y por ende no distingue
    la luz natural
    si es del sol o de la luna,
    tampoco si es de vela
    lámpara de tulipán
    o con forma de tuna.
    Y canta
    al amanecer
    o a media mañana 
    feliz está al cantar
    en vuelo a cualquier ventanal,
    a fin de serenatear
    porque él sabe que al final
    su visita nos alegrará.
     
    Malania
     
    Imagen: C. B.
     
     
     
  • General

    AGUA Y BURBUJAS

     

    Hoy, no, mejor ayer,
    me regalaste un paseo.
    Mientras navegabas
    en una suave nube,
    en pompones 
    de lana de cordero.
    Yo te recorría entero,
    posada entre flores
    rosas,  violetas,
    amarillas y turquesas.
    Tibio, perfumado
    en el monte de tus vellos
    mis dedos jugaban.
    La lluvia de tu cuerpo
    destiló en mis adentros
    con la savia de la vida
    humedeció mi cuerpo.
    Después hubo silencio.
    Gozar era el deseo.

     

    Malania

     

    Imagen de la red…….

     
     
  • Poesía

    ¿MÁGICO?

    Como gotas de estrellas y luna llena
    con perfume a rocío la brisa plena
    mi amanecer se iluminó
    con la alegría de tus palabras
    esas que una noche arrebató
    el viento en luna nueva
    escondiéndolas en sus bolsillos
    arrancándome suspiros
    color nostalgia de Nochebuena.
    Malania
    Imagen: J. A. T.
                                                           
  • General

    FIESTA SILENCIOSA Y NO

     
     

    La noche se tambalea
    entre palabras cantarinas
    que crujen bajo la alfombra
    de hojas otoñales paladinas.
    A los colores se los ha comido el sol
    con sus hilos de luz y calor.
    De pronto me invade la necesidad
    de cobijarme en tus brazos.
    Es como la lluvia mansa
    nadie puede impedirlo
    ni el amanecer ni el ocaso,
    el viento de antaño
    ni el camino de espinas,
    tampoco el falso eco de tu vida.
    Eres único
    en esta fiesta silenciosa
    de ríos encendidos
    imposible de olvidar
    con bordes de retamas
    en penumbras extraviadas
    de humedades en cumbres
    bajo mis blancas sábanas.

    Malania

    Imágenes: propia y de la red.

     
     
     
     
     
                                     
     

  • General,  Poemas

    DUCHA CALIENTE

    Sonrió ante el espejo
    aspiró el aire como si se asfixiara
    y una melancolía agriada envolvió su rostro.
    Vestida de humedad y niebla
    producto de una ducha caliente
    sus cabellos enzarzados, pensó:
    “faltan tus dedos para peinarlos
    Varias docenas de años
    van cayendo sobre la espalda
    como rocas desnudas y frías
    carentes de solaz
    sin posibilidad de cambio alguno.
    Malania

    Imagen: propia

                                                                      
  • Poemas

    SUS PIES BLANCOS

    No deseaba revelar su propia historia,
    una trama de cicatrices y quemaduras interiores
    sobrecargado de mensajes que ella le enviaba.
    Él sabía lo que eso significaba
    pero no sentía culpa ni arrepentimiento
    tampoco quería la calma.
    No escuchaba, no veía ni tampoco hablaba.
    Anochecía, con la sensación de la arena blanca
    bajo sus pies blancos y una muralla blanca
    bajo el sol blanco, en señal de pureza.  
    La luminosidad que lo envolvía
    afilaba la lejana figura femenina
    al verla partir por las vías del tren.
    Aspiró una bocanada de aire
    como para dar alivio a su corazón.
    Tal vez no se atrevía a revelar
    su deseo de partir con ella.
    Mientras el fuego centelleaba
    él palidecía con el viento.
    A veces es mejor no saber nada …
    a pesar de haber sabido que
    desde antes sabía que lo sabía.
    Las olas temerosas de su ir y venir
    retrocedieron hacia el mar tranquilo
    cuando el sol
    se apoderó de la inmensidad del húmedo  lecho
    regalándole calor
    y esperanza de volver a verla.

    Malania.

    Imagen: propia.

                                                                          
  • General

    RÍO ROMA

    BONITA CANCIÓN, AUNQUE TRISTE.
    EN LA VIDA HAY SITUACIONES CAUSA-EFECTO QUE NO SE ELIGEN, SOLO APARECEN.
    PERO DE LO QUE SÍ ESTOY SEGURA, ES QUE SIEMPRE HAY UN PORQUÉ.

  • Relatos

    UN SAPO DIFERENTE

    Llovía.
    El ambiente se presentaba denso y pegajoso.
    Tuve que abrir la puerta  y la ventana que están bajo el alero.
    El aire pesado por la humedad y el calor apenas dejaba correr una suave brisa traída por un tímido viento.
    Un sapo del tamaño de mi puño me sorprendió.
    No pidió permiso para entrar.
    Quizás vino detrás de algún mosquito.
    Debajo de la mesa, con los ojos bien abiertos, me miraba.
    Por supuesto di un salto olvidándome de mi hernia en la ingle.
    Sentí miedo de él y él sintió miedo de mí.
    En un giro de ángulo llano, quiso disparar.
    Pero mi secretaria logró alcanzarlo con una palita.
    Se resistía el sapo, no quería salir, quería vivir dentro de la casa.
    Me dio lástima, pero ya era tarde para volver atrás.
    El sapo fue llevado a la vereda para que continúe su vida en otra parte.
    Pero hoy, recibí otra sorpresa.
    Ya no llueve y el sapo volvió a entrar al comedor de casa.
    ¿Será que alguien del otro mundo se ha convertido
    y viene para protegerme y hacerme compañía?
    Si pudiera lo dejaría vivir como quiere, en casa, en el patio, o donde prefiera.
    Pero mis mascotas perrunas no lo dejarán.
    Son cazadoras, buenas guardianas y muy celosas.
    Le hablé al sapo explicándole la situación: si no te vas, terminarás muerto patas arriba.
    ¿Me habrá entendido? ¿Me hará caso?

    Malania

    Imagen de la red.

  • Poemas

    TOBILLO HERIDO

    Las nubes competían
    con matices diferentes.
    Los últimos rayos del sol
    contorneaban sus siluetas.
    La lluvia invitaba al descanso
    y mi cuerpo se desmoronó.
    No hubo ladridos de perros
    ni acordes de violín del vecino
    que pudieran despertarme.
    Y en ese sueño tempranero y profundo
    soñé contigo, con tu lastimado tobillo.
    Me pedías atención con tu mirada fija
    y con inestables muecas.
    Un estridente timbre sonaba en sinfonía
    con golpeteos de nudillos en la puerta.
    Me levanté sobresaltada
    pero no encontré a nadie en la puerta.
    Tampoco estabas sentado en el sillón
    ahí donde te vi, con tu tobillo herido.
    Tu ausencia enmudecía el aire
    llenando el espacio con melancolía.
    ¿Te habrá llevado la lluvia?

    Malania

    Imagen propia.

  • Relatos

    EL PIANO DE ELVIRA

    Doña Elvira fue una de mis profesoras más queridas. Jamás la había escuchado gritar en clase o dejar en penitencia a ninguno de sus alumnos. Tocaba el piano como los dioses, era impecable, no desentonaba nunca. Siempre con su cuaderno de pentagramas y notas, esas que me hacían traspirar para aprender sus nombres y la ubicación de cada una. Aún recuerdo la negra, blanca, corchea, fusa y otras tantas más.
    Me encanta el piano. Me pasaría horas escuchándolo tocar. Cuando era niña quise estudiar piano pero los ingresos de mis padres no daban para pagar la cuota y me quedé sin hacer eso. Otras necesidades para mí y mis hermanos eran prioridad.  La situación era comprensible.
    Los días de lluvia eran los más lindos porque muchos de mis compañeros faltaban. Si justo ese día nos tocaba tener clase de Música, la profesora Elvira nos enseñaba a tocar el piano, la ubicación de las diferentes notas en el teclado y hasta el estribillo de alguna canción. Quizás fuimos cinco o seis alumnas que habíamos tenido asistencia perfecta y en el acto de fin de año nos entregaban siempre un presente. Los varones nos llamaban de “chupa media” porque decían que a nosotras, las profesoras y maestras nos preferían más que a ellos. Es que nosotras –Viviana, Dora S., Nilda, Dora M., Beatriz B y Elsa-  teníamos buen comportamiento y hacíamos caso a lo que nos pedían que hiciéramos, en cambio a ellos siempre les faltaba algo para terminar las tareas.
    Como yo era muy flaca, tal así que algunos de mis compañeros me decían que tenía “patas de tero”, la veía a Doña Elvira como una mujer gorda pero de buena figura. Mucha cadera para una cintura fina. Pero siempre la apreciamos por su caminar nada apurado y saludando a quien se la cruzaba.
    Hoy día cuando escucho el sonido del piano, ese piano de cola, con mueble antiguo pero bien cuidado, recuerdo a doña Elvira.

    Malania

    Imagen: de la red