Poemas
DE SABORES
Cuando lo dulce sabe a amargoy lo amargo acentúa su saborlos trinos se vuelven silenciosy rebota el corazónen el eco de vocesde palabras que no existenes el momento justopara pensar quea la rueda de la vidale falta un cascabelque lo ideal es actuarcon el vigor de un puntelo alegrementeimitar a una penselde sabor insípidopero siempre iluminadalos rayos atraviesan nubarronesconservándola atildada.Para que no nos apabulleel hastío, el cansancio, ni el dolorlo acertado sería
escoger estas opciones.Imagen: Gentileza Julián T.AGUA DE RÍO
Quién sabe cuánta vida hayen las aguas turbulentas,si aumentan día a díalas especies tan variadas,o devora la hondonadaen el río pendenciero.Nadie se atreve a decir,que de un censo es imposiblededucir, cuál cantidadse entremezclan invisibles,a los ojos del naciente,ocultándose imponentes,del ocaso en el rastreo,de pescadores fortuitosdel hacer a su albedrío.Reflexionando un momentosobre estas criaturas,triste quedó el firmamentoy el sol se hundió en silencio,dándole paso a la luna,que enamorada del río,se extendió sobre su cuna.Imagen: Gentileza Javier T.EL ÁRBOL
Fue echando raíces,al compás del tiempo,muy superficiales,tal vez sin darse cuenta.Un día el mecer del vientolo recostó sobre el ramajede su fuerte cuerpo,perdiendo sus cimientos.Angustiado y triste,quiso volver en pie,con sus ramas pesadas,no se pudo mover.Y en el filo de la luna nueva,se postró el alfil,se durmió en silencio
sin sus flores carmesí.Imagen: Gentileza R.E.Ch.SUEÑOS DE VIDA
Cual áfilo enebro,en su cuarto apabilado,lloró su pena nocturna,por sus sueños despojado.El crepúsculo lo despertó,con el trinar de golondrinas.Como un necton despabilado,se deslizó suavemente,y el delicado prepucio,rozó las sábanas tibiamente.El esmegma en su humedad,dio el alerta de vida,y lleno de felicidad,estrechando la caída,recobró el ímpetu.Vio sus fuerzas brotar,y como en canto de gaviota,tarareó su canción preferida,bajo la ducha tibia.El amor lo esperaba, ella,
sus sueños tenían vida.SALVA VIDAS
El niño pequeñoremaba solitocon sus pies descalzosjunto a su perrito.La luna mirabaa través de su flequilloy a pesar del hambreestaba tranquilo.Sus manos callosastemblaban de fríosoltaron los remosquedando dormido.De pronto un milagroya no había ríoen la orilla estabangracias al perrito.A lo lejos divisaronuna hoguera y un castillohacia allí se dirigierona través de un laberinto.y por el camino hallarondátiles, plátanos e higos.Imagen de TheOtherKev en PixabayPOR EL SENDERO DE LA VIDA
Quién sabe,
si debajo de esas hojas,
hay un ser viviente,
que nos está observando,
al pasar por el sendero;
o quizá desde la altura,
en una espesa rama,
se camufla un camaleón pequeño;
o tal vez del interior de la selva,
nos vigila un colorido jilguero,
desde el ramaje de alheñas,
que sin dudar nos inunda,
con el aroma de sus frutos negros,
en los que luce su plumaje amarillo,
un hermoso benteveo,
que ha preferido este hábitat,
en vez de un lugar abierto.
Aquí también se te extraña,
amigo de los encuentros,
lejos de la gran ciudad,
lejos de los esteros,
pero sin perder de vista,
mis más ansiados anhelos,
de un merecido y pronto reencuentro.ESPECTRAL
ATARDECER PATAGÓNICOSus ojos mustiosse iluminaron un instante,el sonido no fue diferenteen un despertar temprano.Apresuró su marcha,revisó su casilla;hacía días que estaba vacía.¿Pero quién le escribiría?tampoco hoy había misiva.Agachó la cabezaurgiendo templanza,y arrastrando pantuflasvolvió a su cama.Llueve, murmuró por dentro,un ratito más …y se acurrucó en ovillo fetal.Su sueño se hizo lento…lo estuvo soñando.Ella quería abrazarlo,decirle ¡Cuánto lo amaba!.Él se perdía la dichade lo que ella confesaba.
¿Algún día lo sabrá?
De pronto una llamada
la sacó de la cama,
era él que la llamaba,
para observar juntos
aquel fulgurante atardecer patagónico
en color naranja.Fotografía: gentileza de Nahuel V. S.VOCES
Las voces se han callado,
decidieron aislarse
quién sabe hasta cuándo;
tampoco se sabe adónde.
Puede ser que el canto,
se atragantó en el llanto
de una nube rosa o quizás azul.
Fueron bellas voces
que vivieron por mucho tiempo,
detrás de un cerro
cubierto de vegetación.
Pudo haber sido un incendio,
ocurrido hace unos años
y se durmieron
sobre la tierra, sin viento
para avivar las cenizas.
O quizás las gargantas se cansaron
y en silencio se quedaron.
O tal vez el humo
atravesó el firmamento
y hoy pasean en las nubes
de algún tibio aliento.Imagen: Javier T.
ENTRE NUBES
CAUTIVOS ENTRE NUBESPara calmar su ansiedad por regresarsus ojos lo buscabancorazones en las nubes dibujabanla música templaba su piel al azarsin tenerlo cerca acariciaba su espaldalentas las horas veía pasar.La ansiedad se convirtió en alegríanació un susurro de un te amo postergadosobre su hombro aspiró su perfumey admiró calma su hombríaembriagando sus sentidossu mirada dulce, su ternura ardientey juntos compartieron los latidos
de pasión y calor, cautivos.PÉTALOS
En último acorde de un te quierodormitó sobre una nube de topacio.Doblegada en el tiemponavegó esfumándose en el espacio.Qué difícil la vida
cuando el sentimiento fluye en cantoy el tiempo en el viento se lo arrebata.Perdura un manto de esperanza
en alas de pétalos escarlata.Fotografía gentileza de Rub. E. Ch.