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ENTRE GAMONES

 
Ha pasado una jornada oscura, agravada por la neblina, con flujo luminoso intermitente. Adusto, al atardecer, el calor y la humedad propiciaron su remiso ánimo. No quiso compartir la alcoba esa noche. Buscó un lugar fresco sobre la hierba, sirvió zumo de agraz y miel para aliviar su congestión y se acomodó entre gamones. Allí reposó hasta pasada la media noche. Cuando despertó, la oscuridad cubría la choza. Sigilosamente buscó su cama. ¡Vaya casualidad!, estaba vacía. Ella se había marchado. 

Imagen de la red.

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